"Los ultras han hecho de Europa su diana en su plan de deterioro de la democracia y de economía para unos pocos"

"Los ultras han hecho de Europa su diana en su plan de deterioro de la democracia y de economía para unos pocos"

Entrevista con Lina Gálvez, eurodiputada sevillana y aspirante a repetir en el Parlamento Europeo como número 6 en la lista del PSOE. 

Lina Gálvez, el pasado 31 de enero, durante una sesión plenaria en el Comité de las Regiones, en Bruselas.John Thys / Unión Europea / Comité Europeo de las Regiones

Lina Gálvez Muñoz (Sevilla, 1969), la número seis en la lista del PSOE a las elecciones europeas del 9 de junio, habla como si no estuviera en campaña. No usa muletillas ni lugares comunes ni eslóganes. Se explica como la profesora que fue y sigue siendo, anteponiendo la pedagogía al picadito y con mucha marcha de estos días. Dice que nos jugamos demasiado como para ser planos. Que hay que pararse y pensar. Y que, sobre todo, hay que actuar, o sea, votar, la mejor herramienta de cambio que tienen los ciudadanos. 

Gálvez, como independiente, dejó su puesto de catedrática de Historia e Instituciones Económicas en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla para ser consejera de Investigación, Conocimiento y Universidad de la Junta de Andalucía (con Susana Díaz de presidenta). Ya en 2019, se estrenó como eurodiputada y también fue la coordinadora de la ponencia del 40º congreso del PSOE, en 2021. Ahora aspira a la reelección en la Cámara comunitaria, reivindicando la utilidad de la política desde el punto de vista de quien se enroló tras tener la vida orientada, por convicción. "Para avanzar, no para retroceder", repite.  

La primera pregunta es muy de carril, pero forzosa. Estamos en riesgo de que estas elecciones, como todas las europeas. No coinciden otros comicios, se augura una baja participación. ¿Qué nos jugamos? ¿Por qué es importante ir a votar el 9-J?

Puede ser una pregunta muy obvia, pero yo creo que es crucial y, con el paso de los días, más tengo incluso la sensación de que nos jugamos más aún de lo que creíamos. En un primer momento, ya sabíamos que podían ser unas elecciones trascendentales, tras esta última legislatura que ha sido muy complicada, con toda la covid, con la inversión de Ucrania, luego Gaza y todos los cambios a nivel internacional tan grandes que está habiendo. Pues más trascendentales aún las veo hoy. 

Yo lo singularizaría en dos cuestiones, especialmente. Primero, porque esta internacional de extrema derecha -que ya funcionaba hace años y no es que haya aparecido ahora, ni mucho menos-, ha aparecido trabajando de manera conjunta, con financiación, con estrategias parejas, con posicionamiento en medios, en universidades, en tribunales de derechos humanos y en los propios parlamentos. Esto ya, por ejemplo, las feministas y quienes llevamos tiempo trabajando en la defensa de los derechos de las mujeres como los sexuales y reproductivos [es una de las principales áreas de investigación académica y de trabajo político de Gálvez], ya lo sabemos bien. Está muy documentado que, al menos desde 2013, están funcionando de manera conjunta.

Luego, además, sabemos que tanto en los procesos de manipulación democrática que hubo en el Brexit como en la primera elección de Donald Trump en el 2016, hubo los mismos asesores. Sabemos que eso estaba ya funcionando. Igualmente, sabemos que no solamente vienen de las guerras culturales, aunque esa es la estrategia por la que entran, sino que también tienen una propuesta económica muy clara, que es la del destrozo del Estado del bienestar, de las políticas económicas expansivas, progresistas. Lo hemos visto con el triunfo de Milei en Argentina, que tal vez con su motosierra es la mejor metáfora de esta estrategia en la parte económica, que hasta ahora escondían un poquito más, pero ya no tanto.

Pero, a pesar de que ya en esos últimos años esa internacional venía trabajando junta en todos estos ámbitos, creo que han dado un paso más y han hecho de Europa su target, el objetivo, la diana de su plan de deterioro de la democracia y de una economía para unos pocos. Las elecciones europeas son un paso más en esa doble estrategia, tanto contra los derechos fundamentales, el respeto a los derechos humanos, el respeto a los derechos sexuales y la reproducción de las mujeres, como en la agenda económica que defiende los intereses de algunos, evidentemente bañada de populismo, que va en contra de la mayoría y del bienestar de la mayoría. 

Lo vimos en Madrid, en Vistalegre, en esa internacional de extrema derecha. Sus intenciones son muy claras, sobre todo respecto a Europa, que representa las dos cosas, con todos sus defectos y sus dificultades: es una isla de respeto del Estado de Derecho, de los derechos humanos, de la democracia y su funcionamiento y también de una economía social, de mercado, de un Estado de bienestar. Y, por tanto, representa ese doble objetivo a abatir. Por eso digo que estas elecciones son trascendentales, porque también la extrema derecha lo cree como el gran objetivo, porque si cae la Unión Europea, pues ya es que no hay otro modelo donde verse.

Lina Gálvez, durante una sesión plenaria en Estrasburgo, el 17 de octubre de 2022.Alain ROLLAND / SOCIALISTAS ESPAÑOLES EN EL PARLAMENTO EUROPEO / FLICKR

Aclarado el primer punto de esa trascendencia. ¿El segundo? 

Pues se añade una cuestión que a mí me parece casi más novedosa y más trascendental aún: es el papel de la derecha europea, el Partido Popular Europeo. Ya hubo un punto de inflexión desde la elección de (Giorgia) Meloni como primera ministra italiana, aunque en España tenemos bastante experiencia desde hace ya más de seis años, cuando (Juan Manuel) Moreno Bonilla llegó al poder con los votos de Vox, que fue el primero, aunque muchas veces se nos olvida. 

El gran cambio es que la derecha europea, digamos la democracia cristiana, el PPE, que ha sido un pilar fundamental de la construcción europea y de los equilibrios internos que ha habido que hacer, ahora está planteándose el pacto de la extrema derecha. Y la extrema derecha en sí misma está haciendo también movimientos, como este acercamiento que hemos visto entre Marine Pen (líder de la Agrupación Nacional francesa), la propia Meloni y, por supuesto, el PP español, que ahí tiene una pieza clave, porque está gobernando con Vox en muchísimos ayuntamientos y comunidades autónomas aquí en España. 

"El PPE parece estar dispuesto a aliarse con la extrema derecha que es antieuropea, antipolíticas sociales, contraria al respeto a los servicios públicos, al escudo social y sin ningún respeto ni por las minorías ni por las mujeres"

El PPE parece estar dispuesto a hacer esta alianza con la extrema derecha que es antieuropea, antipolíticas sociales y antipolíticas económicas con un mínimo de progresividad, contraria al respeto a los servicios públicos, al escudo social europeo, y por supuesto sin ningún respeto ni por las minorías, ni por los derechos de las mujeres, ni por los derechos humanos. Este acercamiento es clave para entender lo que nos jugamos en estas elecciones y el peligro tan grande que tenemos de no solamente no construir más Europa, sino de involucionar en muchísimos ámbitos, de la unidad europea, al bienestar y al respeto de los derechos fundamentales de los europeos.

El PPE habla de líneas rojas que esos ultras no deben cruzar si quieren pactar con ellos: defensa del Estado de derecho, apoyo a Ucrania, europeísmo... Pero usted dice que son antieuropeos. ¿Son sólo euroescépticos? ¿Quieren Europa pero otra Europa? ¿Dónde los coloca?

Yo a la extrema derecha la coloco donde la tengo que colocar: a la extrema derecha. No la coloco en ningún otro sitio y nadie que escuche lo que hacen o lo que dicen puede colocarla en otro sitio, salvo para blanquearla. Quien los blanquee es porque tiene muchos intereses o porque, como directamente reconoce el líder del PP, el señor (Alberto Núñez) Feijóo, es que no sabe realmente mucho. Dice no saber bien lo que plantean, pero bueno, eso no te exime. Si tú vas a pactar, debes saber con quién puedes pactar, con quién no puedes pactar, qué cordones hay. 

"Yo a la extrema derecha la coloco donde la tengo que colocar: a la extrema derecha. No la coloco en ningún otro sitio y nadie que escuche lo que hacen o lo que dicen puede colocarla en otro sitio, salvo para blanquearla"

Hay que buscar ejemplos, como todo el atropello que está haciendo Giorgia Meloni con las parejas homosexuales, quitándole también los ingresos mínimos a los más vulnerables, externalizando a Albania la inmigración... está haciendo todo un atropello. Eso no es democracia ni tiene nada que ver con los valores fundacionales de la Unión Europea. Tampoco lo es lo que ha hecho la extrema derecha en Polonia, dejando que las mujeres mueran simplemente porque los médicos ni siquiera se atreven a practicar aborto cuando está en riesgo la vida de la madre, porque los pueden encarcelar. Eso no va con ningún tipo de derechos fundamentales ni nada que se le parezca.

Insisto que van por esa línea también en el ámbito económico, que me parece muy importante, porque su modelo, que también es ultraliberal, es un ataque doble. Si algo diferencia al modelo europeo frente a otros modelos es precisamente la constitución de los Estados de Derecho, unos servicios públicos, unos servicios sociales que de alguna manera protegen a la sociedad ante los infortunios de la vida, no la individualización del riesgo que traen estas políticas liberales. Frente a eso, efectivamente, está construir otra Europa, más liberal, del sálvese quien pueda, una Europa del más fuerte. Y también, no olvidemos, una Europa, si se quiere, más confederal, donde los Estados miembros son los que deciden y toman las decisiones prioritarias y no se construye en común, lo cual es un error garrafal estos momentos en los que está cambiando tantísimo la geopolítica internacional. Ningún Estado miembro tiene el tamaño suficiente como para poder abordar con éxito las grandes transformaciones a las que nos enfrentamos o, por lo menos hacerlo con justicia social y con justicia territorial, que es la diferencia en que incidimos los socialistas. Las transiciones las vamos a pasar igualmente, pero hay que ver cómo. 

La Europa que salga de las urnas va a determinar muchísimo nuestras vidas, nuestro bienestar, nuestros derechos y nuestras oportunidades reales. Europa va a seguir existiendo, por supuesto, pero será otra cosa distinta de la que estamos intentando construir y de la que, sobre todo, hemos afianzado en los últimos tiempos, por ejemplo, con los fondos Next Generation, la idea de mancomunar la deuda y mancomunar los riesgos y que han supuesto tanto, tanto, tanto, tanto para la población europea. De otra manera, los distintos territorios no habrían tenido acceso a estas ayudas para recuperarse, para transformarse y para ser más resilientes frente a crisis futuras. Todo eso peligra. 

Lina Gálvez, Ana Redondo y Diana Morant, el pasad en enero en A Coruña, en la convención política del PSOE.M. Dylan / Europa Press via Getty Images

Última sobre ultraderecha. ¿Cómo se ha dado lugar a su ascenso? Como dice, no es un fenómeno nuevo pero parece que ahora nos hemos caído todos del guindo. 

Creo que ha habido transformaciones profundas que vienen de lejos y que no solamente se han producido en Europa; como decíamos antes, ellos colaboran de manera internacional, en ambos lados del Atlántico y también había, evidentemente, oligarcas rusos financiando -y, por lo tanto, haciéndolo muy bien- todas las luchas relativas a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Parece que no se ponen de acuerdo con otra cosa, pero con esto sí, con controlar el cuerpo de las mujeres y la vida de las mujeres, por tomar un botón. 

La principal responsabilidad que posiblemente tiene Europa en ese sentido viene de la anterior crisis, de la financiera de 2008 a 2012, y de una respuesta, sin duda equivocada. Desde desde el punto de vista económico, porque generó una crisis de la deuda. Y equivocada desde el punto de vista social, porque hubo impactos sociales y un sufrimiento social muy grande en muchas capas de la población que vieron que su futuro se desvanecía junto con su presente. Equivocada también en lo político, porque de esos barros, estos lodos. Es precisamente en esa insatisfacción en la que empiezan a crecer los populismos, los descontentos. El propio Brexit está muy vinculado con el austericidio y con la austeridad, pero también con el surgimiento de los populismos, de los extremismos, de una desafección del proyecto común y también una desafección de la política. Esos movimientos de extrema derecha que ya estaban funcionando y estaban muy bien financiados ya entonces y que cada vez han ido colaborando más, financiándose más y teniendo más cooperación entre ellos. Han sido muy hábiles en encontrar esas brechas, esos miedos de la población, esas carencias, muchas de ellas muy legítimas, por supuesto, y han sabido explotarlo muy bien.

"Han sido muy hábiles en encontrar esas brechas, esos miedos de la población, esas carencias, muchas de ellas muy legítimas, por supuesto, y han sabido explotarlo muy bien"

Además, se ha dado un acontecimiento que todavía no creo que hayamos evaluado suficientemente en su impacto, como han sido la covid y los confinamientos, que ha creado miedo entre la población y un sentimiento distinto. Ahí están los antivacunas, y también estamos viviendo transformaciones muy profundas con la crisis ecológica o con la digitalización y eso han sabido encauzarlo, ese negacionismo climático. Han cogid la incertidumbre y la han explotado desde un sentimiento populista.

Ellos han sabido, pero otros también tienen responsabilidad, ¿no?

Sí, les ha ayudado la herencia cultural del neoliberalismo, que como sabemos empieza ya en los 70 y los 80. Económicamente, ha sido un desastre. Social y políticamente, también. Sin embargo, culturalmente, a mí se me gusta decir desgraciadamente que ha sido muy exitoso, porque ha conseguido lo que decía Margaret Thatcher (primera ministra de Reino Unido), lo de "cambiar el alma y el corazón de las personas", hacia una mayor individualización.

Pensamos que con la covid se había roto esta tendencia de la individualización y que buscábamos soluciones más colectivas, pero parece que no, que hemos vuelto a esta idea de asumir que la solución a tus problemas es individual. Hay ahora más libros de autoayuda que de filosofía. Al final, el poder transformador de la política, que es dar esas respuestas de manera colectiva, los ciudadanos no lo ven y, por tanto, no apoyan esas propuestas que son más transformadoras.

Hay otro proceso profundo que también ha ayudado: la digitalización, las redes sociales, la propia descontextualización de la información y de la realidad, que al final analiza muy bien y con muchísima facilidad esos mensajes populistas que son incoherentes los unos con los otros, que son los que tiene la extrema derecha. Porque no tienen ninguna coherencia decir que somos amigos de Le Pen y que defendemos el campo español cuando le piden lo primero que ella dice es que, si llega al Gobierno de Francia, va a parar los camiones españoles y las exportaciones del campo español. O incoherencias como la de Moreno Bonilla aquí, de decir que somos los más verdes y luego estamos esquilmando Doñana, fomentando la agricultura de regadío. Van saliendo incoherencias por todos lados, lo que se suma a la descontextualización de las noticias, la información y las propias redes sociales. Ese instrumento que parecía que iba a ser como la plaza pública de la democracia, ha sido también un arma de doble filo y también ha facilitado este espacio de la ultraderecha, ha aumentado la polarización.

En España, obviamente, también hay unos intereses económicos que han invertido en la agenda pública, en medios de comunicación que descontextualizan y desinforman. Están consiguiendo imponer debates que no son los que realmente les importan en el día a día a la gente, pero lo han conseguido con esa multipresencia, también en los medios públicos donde llegan. Eso al final hace que la gente crea que lo importante es la amnistía y no que no tiene médico de cáncer.

"Mi empeño es decirles a los ciudadanos que votar les concierne tanto como en unas municipales, al alcalde de su pueblo; el 60% de la legislación viene de Europa"

Todo eso, los peligros sobre Bruselas o Estrasburgo y el trabajo que ahí desempeñan ustedes, tiene ahora que contarlo en campaña en Écija o Baena. ¿Cómo se le hace cercano a los ciudadanos?  

Yo voy y vengo a España todas las semanas e intento tener contacto y contar lo que hacemos en campaña y siempre. Mi empeño es decirles que votar en esta cita les concierne tanto como votar en unas municipales, al alcalde de su pueblo, no sólo por la legislación, que sabemos que prácticamente el 60% viene de allí, y no sólo por los fondos, sino que a nivel local Europa tiene mucho impacto. Ahí se ve el cambio de una rehabilitación energética, de la restauración de la naturaleza, de la restauración patrimonial, de las medidas en movilidad urbana... Muchísimas cosas que se ven de manera muy tangible. Les dices de dónde viene y lo aprecian. Siempre y cuando se hayan aprovechado bien, claro. Yo hoy vengo de San Juan de Aznalfarache, donde hay concedido dinero de Next Generation que logró anterior ayuntamiento socialista, casi seis millones para la rehabilitación de una de las barriadas más deprimidas, con edificios realmente paupérrimos y con muy malas conducciones. Lo único que tenía que hacer el nuevo ayuntamiento era poner una oficina técnica y no la ha puesto. Pedir tanto fondos y trabajar tanto para que luego no se ejecuten, como ha hecho Moreno Bonilla aquí, que tiene una ejecución bajísima, que hasta ha devuelto incluso fondos de guarderías públicas… Por mucho que hagamos allí, si luego hay un boicot o una mala ejecución o simplemente hay temas que no interesan, como la conciliación para todas las personas y no solo para quien pueda permitírsela, no se avanza. Con determinados gobiernos de determinado color pues es difícil llegar a la ciudadanía, sin lugar a dudas. Pero también hay que contárselo, que está desperdiciándose el dinero cuando en su tierra no sobra.

Lina Gálvez, el pasado 28 de mayo, de campaña en Écija (Sevilla).PSOE DE ANDALUCÍA / Flick

¿Qué es lo más trascendental que usted y sus colegas del Europarlamento han logrado en los últimos cinco años?

Lo más trascendental de esta legislatura ha sido poner en marcha toda la legislación para la transformación tanto verde como digital y hacerlo con criterios de justicia social y territorial. Hemos avanzado muchísimo en igualdad, pero sobre todo, si me tengo que quedar con algo, sin duda es con los Next Generation. Ha sido una salida a la crisis de la covid muy distinta de la anterior, no solamente porque se han hecho políticas económicas expansivas, de corte socialdemócrata, que han implicado un paso más en la construcción europea con esa deuda conjunta que antes no se había emitido nunca, sino porque han sido unos fondos orientados a la recuperación, que era muy importante, pero también a esa transformación y esa resiliencia. Se han hecho cosas con criterio, cada país lo ha aplicado de una manera o de otra, pero los planes venían con principios claros de sostenibilidad, modernización, digitalización, cohesion social y territorial. 

Usted ha sido vicepresidenta de la Comisión de Industria, Investigación y Energía en un tiempo clave, en el que se han revolucionado los recursos energéticos, las dependencias, los precios. ¿Qué es lo que más valora en ese campo?

En el caso de la transición energética, se han alineado dos objetivos estratégicos. Por una parte, está toda la descarbonización de la economía. Es la energía que desde su producción a su aplicación más gases de efecto invernadero genera y, por tanto, es el sector prioritario en el que actuar, no sólo directamente sino por su carácter transformador de sectores como las industrias, la movilidad o el transporte. Es clave y sobre ello se ha hecho un despliegue enorme, en todos los ámbitos, que ha afectad otanto al diseño del mercado eléctrico como al transporte marítimo, al terrestre, a la construcción de edificios o la movilidad urbana. Ha habido toda una serie de incentivos, una apuesta por la innovación para procesos productivos que sean más eficientes energéticamente. Es un esfuerzo enorme, enorme que ahora no podemos tirar por la borda y dar un paso atrás. No, lo que tenemos que hacer es seguir avanzando en esta descarbonización, con justicia social y territorial, fomentando la innovación y una reindustrialización verde. Es por donde tenemos que ir, y o parar, como dicen algunos. Se han hecho avances enormes en legislación, en fondos, en la direccionalidad de esos fondos, en su condicionalidad. No se puede perder. 

También hay otro proceso que se ha alineado a la vez, algo que tenemos que ver como virtuoso, en el sentido de que se complementan. Ahora la energía también se ha convertido en un ámbito clave de la seguridad económica y de nuestra autonomía estratégica. Eso lo vimos de forma clara a raíz de la invasión rusa de Ucrania, la dependencia que había -más en unas zonas de Europa que en otras- del gas ruso, de los combustibles fósiles. Había que apostar por energías renovables porque no es solamente una cuestión vinculada con la descarbonización, sino que también es clave para avanzar en autonomía estratégica y seguridad económica en un mundo en el que la geopolítica es cada vez más incierta. Hay que atender determinadas dependencias externas, sobre todo en algo que es como la sangre de los procesos productivos, con permiso de la financiación, como es la energía, que lo básico. Hay que apostar por ello. Esos dos procesos tienen que coincidir sí o sí, populismos aparte, en Europa, en la apuesta por una descarbonización y una apuesta clara por las renovables, que en España tenemos mucha ventajas competitivas y tenemos que aprovecharlas.

Su especialidad, desde la universidad, es la mujer, el feminismo. ¿Qué se ha hecho en ese ámbito desde su hemiciclo?

Hemos tenido por primera vez una comisaria de Igualdad, Helena Dalli, que ha promovido avances muy importantes como la Directiva de violencia de género, la renovación de la Directiva de Trata y la de transparencia salarial y se ha desbloqueado la de mujeres en los consejos de administración. También se ha avanzado en la estrategia de los cuidados, que todavía necesita obviamente de muchísimo más desarrollo, pero por lo menos parte de la idea de que debemos alcanzar la dignidad de las personas que reciben cuidados y también de las personas que cuidan, algo muy importante en cuanto a igualdad porque sabemos que todavía las mujeres seguimos siendo las principales cuidadoras. Hemos desarrollado iniciativas no legislativas, desde las que estamos pidiendo a la Comisión que legisle en cuestiones fundamentales como la feminización de la pobreza, la pobreza energética y la prostitución.

Hay que avanzar en los fondos, en una mayor condicionalidad y una mayor trazabilidad. Queda mucho por hacer y tal vez ahí es donde vamos a ver, más pronto que tarde, los posibles o potenciales efectos de un buen resultado, si lo tiene, que esperemos que no, de la ultraderecha. Y, sobre todo, hay que estar pendientes de lo que empiece a pactar la derecha, el PPE, en la igualdad, en los derechos de la mujer. Va a ser lo primero que se va a vender y, por tanto, es lo que primer vamos a tener que proteger y donde vamos a tener que redoblar el mensaje para las mujeres y los hombres que también crean en la igualdad y en el feminismo.

  Pedro Sánchez con Lina Gálvez, en un mitin en Sevilla en mayo de 2019, cuando ella aspiraba a entrar por primera vez como eurodiputada.Marcelo del Pozo / Getty Images

Dicen algunos de estos partidos antieuropa, como el Fidesz de Viktor Orban, que son ustedes unos burócratas, que se pasean por los pasillos con el maletín, que no logran nada... 

Que venga uno y me haga de sombra sólo una semanita, ya se le va a quitar esa idea de la cabeza. Como siempre, hay de todo. Si los que ellos mandan a Europa son personas que van de retiro dorado y a pasearse, eso está muy alejado de la realidad. Se trabaja muchísimo por mejorar la vida de las personas, hay que decirlo. Ahora incluso he visto que hay gente que se presenta y que dice que va a rifar el sueldo de europarlamentario, de manera populista. Que sepan que van a tener que declarar de dónde vienen sus ingresos, entonces a lo mejor nos vamos a llevar una sorpresa porque vamos a ver los ingresos reales que tienen estas personas. 

La labor de la política está muy denostada, eso interesa especialmente a la extrema derecha y a los populismos porque es la manera de meternos a todos en el mismo saco y, sobre todo, de decirle a la gente que la política no les puede transformar las vidas. ¡Y eso es mentira! La solución a la mayoría de los problemas, incluso los que tenemos cada uno de nosotros, es colectiva, no individual. Que tú te quedes en paro no es problema de que seas un vago, sino posiblemente de que no hay empleo o las condiciones de trabajo no son acordes con tus cualificaciones o preferencias. No es un problema tuyo, por tanto. Si eres pobre, no es porque tú te lo has buscado, sino porque hay unas desigualdades que hay que corregir. Todas esas soflamas antipolíticas e igualarnos a todos es algo que le interesa a los antidemócratas. Al contrario, le diría a la gente que se involucre en política de la manera de quiera y pueda. Es algo que nos concierne a todas y cada una de las personas. Yo he estado de profesora e investigadora toda mi vida y ahora estoy en política institucional porque creo que puedo aportar en esta gestión colectiva, por responsabilidad pública, pero eso no quiere decir que haya que estar toda la vida y que se haga política sólo desde lo institucional. 

Se puede hacer desde muchos ámbitos y lo más importante es votando, porque otras personas que buscan otros intereses saben muy bien a quiénes votan y por qué votan. Por eso pido a la gente que vote pensando en el interés común, que seguramente en la mayor parte de los casos también coincidirá con sus propios intereses. Pido el voto para el PSOE, claro, porque creo que hemos hecho una labor muy fuerte en esa línea, con el liderazgo del presidente Sánchez, el empleo de los fondos Next o el papel de nuestra candidata, Teresa Ribera, en la transición ecológica. Ahí está la hoja de servicios por la ciudadanía, por el bienestar y no por el interés de unos pocos. Carmen Crespo, la número dos en la lista del PP, dice que necesita trabajar con los lobbies. Nosotros no, pero sí con la ciudadanía y buscando los intereses de la mayoría de los ciudadanos. Votar es la salida. 

MOSTRAR BIOGRAFíA

Licenciada en Periodismo y especialista en Comunicación Institucional y Defensa por la Universidad de Sevilla. Excorresponsal en Jerusalén y exasesora de Prensa en la Secretaría de Estado de Defensa. Autora de 'El viaje andaluz de Robert Capa'. XXIII Premio de la Comunicación Asociación de la Prensa de Sevilla.