Los retos del president Illa: coser la relación con el Gobierno y mejorar los servicios públicos
La financiación autonómica es la primera clave para poder comenzar a aplicar el programa de Gobierno.
Despejada la incógnita que quién sería el 133º president de la Generalitat, el socialista Salvador Illa, ya instala sus cosas en su despacho de la Plaza de Sant Jaume. Investido como president de la Generalitat tras un día convulso producido por la segunda huida de la justicia de Carles Puigdemont, toca formar un ejecutivo que pase página y del que Illa ya ha dado las primeras pinceladas de cuáles será su línea de acción.
“Yo vengo para construir, no para demoler. Aprovecharé todo lo que pueda de gobiernos anteriores”, indicaba en su pleno de investidura sobre las bases con las que ya cuenta para iniciar su mandato.
El método para llevar a cabo sus medidas parte de la colaboración entre instituciones públicas. El primer paso, evidentemente, pasa con normalizar las relaciones con Madrid, rotas desde hace 14 años gracias a los sucesivos gobiernos independentistas. Una fórmula de lealtad institucional con el Gobierno central que se alternará con un autogobierno efectivo gracias, entre otras cosas, al cupo catalán pactado con ERC.
Parece una tontería y una cuestión más concreta de cara a medios de comunicación y a la opinión pública. Pero antes, toca hacer pedagogía y explicar, en especial dentro del PSC, los cambios de opinión que el propio Illa reconoció en el discurso de investidura: el cupo catalán y la amnistía.
Además, Illa quiere lograr más: recaudar más fondos para poder gastarlos en mejorar los servicios públicos y recuperar, por ejemplo, una sexta hora en las escuelas o mejorar las ratios de la Sanidad, mermada durante años y tocada de muerte tras el shock de la pandemia de 2020.
Por ello, quiere, a través del autogobierno, terminar de construir todas las promesas de construcción de infraestructuras sanitarias y que, cuando las obras acaben, estén dotadas de personal sanitario, con gran énfasis en la atención primaria”.
Tampoco se dejará de poner en ojo en la vivienda. Illa se ha comprometido a costruir 50.000 viviendas de protección oficial tratando de paliar las subidas que se experimentan más a mes, con subidas contenidas gracias a la Ley de Vivienda, poco implementada y cuyos efectos están todavía por ver. "Mi compromiso es garantizar que la vivienda sea para vivir, y por eso me comprometo a regular los efectos del alquiler de corta duración, así como del conjunto de pisos turísticos”, anunciaba sobre ciudades tomadas por el turismo como Barcelona.
También habrá que luchar contra la sequía. Cataluña es una de las comunidades autónomas más perjudicadas por la escasez hídrica consecuencia del cambio climático, así como por la gota fría. En el aire propuestas contrarias a la lucha contra el cambio climático, que tensará las relaciones con los comunes como es la ampliación del aeropuerto de El Prat. Si quiere ponerlos en marcha debe mirar a Junts, que tiene los votos para poder hacer efectiva su promesa.
No obstante, el traspaso de Rodalies será otra cuestión que Illa aprovechará: “Hay que coser Cataluña con transporte público”, indicaba poniendo el foco en la infraestructura prometiendo también que será una prioridad corregir la pérdida de poder adquisitivo de los salarios y mejorar la productividad.
Por último, Illa buscará hacer frente a los mantras de la extrema derecha, que cuenta con dos formaciones en el Parlament: Vox y Aliança Catalana. lla se ha comprometido a mejorar la seguridad, “una política pública progresista”, con la ampliación de la plantilla de los Mossos d’Esquadra hasta los 22.000 efectivos en 2030. No solo en materia de seguridad, también se ha comprometido a destinar un 2% de los Presupuestos a la cultura y el acceso a menos de 30 minutos de los servicios públicos desde cualquier punto del territorio.