Las 48 horas que sellaron la investidura de Sánchez y soliviantaron la política española
Del anuncio del pacto con Junts a la tormenta de reacciones de la oposición y parte de la sociedad.
48 horas para cambiar el signo (y el sino) de la política española. En ese reducido tramo horario, el que separa la noche del miércoles con la noche de este viernes, Pedro Sánchez, aparte de gastar la batería de su teléfono, ha asegurado su reelección como presidente del Gobierno... y de paso ha soliviantado a buena parte de la política y la sociedad española con sus acuerdos.
Acercándose peligrosamente a la fecha límite para tener que repetir elecciones —el 27 de noviembre—, el PSOE aceleró el ritmo de sus negociaciones en las últimas jornadas. Cerrados con mayor o menor pelea los votos de Sumar, ERC y EH Bildu, quedaba el gran escollo: Junts. De la elección de Puigdemont dependía el futuro político y con su decisión se precipitó todo
Miércoles por la noche: fumata blanca desde Bruselas
Llegaban las primeras filtraciones al filo de la medianoche: el acuerdo está cerrado y se presentará el jueves, una noticia que recorrió el país justo al acabar la relativamente tranquila protesta de esa noche ante Ferraz.
Todas las partes, y todos los medios, daban por hecho lo que habría de oficializarse en unas horas. Más de una semana después de la reunión entre el número 3 del PSOE (Santos Cerdán) y Carles Puigdemont, y de numerosos desencuentros a cuenta del alcance de la amnistía, se llegó a una solución.
Era el pistoletazo de salida a una investidura que ya empezaba a ubicarse alrededor del 15 de noviembre... a falta de conocer el contenido de dicho pacto.
Jueves por la mañana: PSOE y Junts presentan su pacto y desatan la tormenta
Por una vez en mucho tiempo no hubo sorpresas y durante la mañana del jueves ocurrió lo que se esperaba para la mañana del jueves: las dos formaciones ratificaban su pacto y, por separado, pasaban a explicarlo.
Entre lo que incluye y lo que se dice que incluye va un mundo. Dadas las "desconfianzas" entre ambas formaciones, aceptaron un "mediador" internacional para arbitrar en las negociaciones presentes y futuras. Aparte, mientras Junts quiere el referéndum y la cesión del 100% de los tributos pagados en Cataluña, el PSOE "rechaza" este camino, si bien ve posible "alcanzar acuerdos importantes sin renunciar a las respectivas posiciones".
Los de Sánchez sí se comprometen a "la ampliación de la participación directa de Cataluña" a nivel internacional, otra de las reclamaciones lanzadas desde Bruselas. Igualmente, aparece la manida cuestión del lawfare, con la posibilidad de crear "comisiones parlamentarias" ante "situaciones comprendidas en el concepto lawfare o judicialización de la política" y con posibles efectos legislativos. Unas líneas que harían saltar de inmediato al sector judicial.
Ante los medios abría fuego Cerdán, enviado a Bruselas en la tarea de negociar con el expresidente catalán. "Una nueva etapa histórica" en la que tocaba entenderse "para el bienestar de los ciudadanos", apuntaba el número 3, primero en confirmar que se trataba de un pacto de legislatura, no sólo para la investidura.
Al rato comparecía Puigdemont, con un primer aviso para recalcar esa "desconfianza" y huyendo de consideraciones de "etapa histórica": "Sin acuerdos y sin cumplimientos la legislatura no tiene ningún recorrido". Tras presentar las líneas maestras del acuerdo (desde los ojos de Junts), apuntó que vigilarán la existencia de una "negociación permanente que tenga resultados y se cumplan a lo largo de la legislatura". "Se debe avanzar. No puede ser que no pase nada", añadía muy centrado en dejarle sutiles mensajes a ERC.
Jueves a primera hora de la tarde: la derecha se lanza al ataque
Santiago Abascal fue el que más duro verbalizó la indignación por el pacto. El líder de Vox llamaba a una "resistencia civil pacífica pero firme" de largo recorrido. Tomar las calles en protesta como "única esperanza para los españoles" tras un "acuerdo entre traidores".
La gravedad de sus palabras se resume en una idea que apuntó y repitió en su comparecencia en la sede nacional del partido: "Esto sólo tiene un fin: o el dictador en el banquillo o los que nos oponemos a este golpe, en la cárcel".
También duro, aunque más moderado en el uso de las palabras, Alberto Núñez Feijóo apuntó que "España ha perdido, los independentistas están ganando y el PSOE ha desaparecido", acusando a Pedro Sánchez de vender no sólo el país sino su partido "por una ambición personal".
A Feijóo le había prologado Díaz Ayuso, primera voz de peso de la derecha en manifestarse públicamente. En una declaración institucional en un día festivo en Madrid capital (festividad de La Almudena), la presidenta regional habló de un "cheque en blanco" a los independentistas. Sin dar detalles, señaló que "nos han colado una dictadura por la puerta de atrás y estamos al comienzo de ella".
Jueves por la tarde: la judicatura se une contra el acuerdo
Una palabra, el lawfare, sirvió para unir como pocas veces, a las asociaciones de jueces de signo conservador y progresista. También a los fiscales y al mismo CGPJ. Todos salieron en tropel a criticar el pacto entre socialistas y post-convergentes por suponer un riesgo de "quebrar la democracia".
La cuestión de la judicialización de la política —una vieja proclama del independentismo— ocupaba especial mención en sus respectivos comunicados. Para las cuatro asociaciones de jueces, la posible intervención política con comisiones parlamentarias para analizar sentencias judiciales supondría una "evidente intromisión en la independencia judicial y quiebra de la separación de poderes".
El Poder Judicial fue más allá y, fruto de la mayoría conservadora, lanzó una nueva resolución en la que apuntaba incluso la posibilidad de actuar por "los cauces legalmente establecidos" ante las "inadmisibles referencias tanto semántica como sustantivamente" al lawfare, la palabra de moda que promete muchos titulares y análisis futuros.
Jueves por la noche: Ferraz como epicentro de una protesta masiva (reventada por ultras)
Si el miércoles las protestas ante la sede socialista parecían agotarse, el pacto con los de Puigdemont disparó otra vez las protestas ante las 'casas' del PSOE en toda España. Ferraz fue nuevamente el epicentro, con hasta 8.000 personas, el mayor dato de todas las concentraciones, manifestándose de forma muy crítica y pacífica hasta que un grupo de ultras reventó todo.
Tras varias horas de calma tensa, con continuos ataques verbales a Sánchez y Puigdemont bajo un dispositivo policial reforzado, la aparición de decenas de ultraderechistas cambió el guion. Varios lanzamientos y amenazas de los radicales hicieron el resto: pasadas las 22:00 comenzaron unas cargas que dejaron decenas de detenidos y varios heridos para poner punto y final a una noche muy larga que había arrancado alrededor de las 19:00.
A esa hora otra cabecera amplia, de unas 1.500 personas, se plantaba ante la sede del Parlamento Europeo en España, situada en La Castellana. Delante del edificio comunitario se oyeron consignas pidieron a Europa actuar ante la amnistía, mientras en ciudades como Barcelona, Valencia o Murcia se celebraban otras marchas con centenares de personas.
Viernes al mediodía: el PNV da su sí y sella la investidura... y CC se suma al caballo ganador
Hábiles en toda negociación, los nacionalistas vascos no querían quedarse sin su porción de tarta ni su foto. Ambas llegaron el viernes por la mañana y con Pedro Sánchez esta vez sí como protagonista en primera persona, junto al presidente del PNV, Andoni Ortuzar. Punto y final a la aritmética parlamentaria, con sus cinco escaños al presidente en funciones ya le salían las cuentas.
Entre lo acordado, la transferencia de todas las competencias pendientes recogidas en el Estatuto de Guernica, principalmente la de la Seguridad Social como gran eje de la negociación, pero también avances de cara al reconocimiento de la 'nación vasca'. Esta incluye "garantizar el autogobierno mediante su actualización y ampliación, y el relativo al reconocimiento nacional de Euskadi" aprovechando, cita el PNV, la Disposición Adicional Primera de la Constitución y la Disposición Adicional del Estatuto.
Quedaba un último espaldarazo, ya absolutamente irrelevante más allá de lo estético por la garantizada mayoría 'sanchista' y elevándola hasta los 179 escaños. Coalición Canaria anunciaba su 'sí', sumándose al barco de Sánchez apenas dos meses después de haber hecho lo propio en la intentona de Núñez Feijóo.
Los canarios insisten en rechazar la futura ley de amnistía pero, en aras de la 'estabilidad institucional', alegan, han optado por votar 'sí', previo acuerdo entre las partes. Desde CC confirman el compromiso de una revisión al alza de la financiación autonómica y un reforzamiento de las inversiones para la 'agenda canaria'. Una firma que garantiza que todo el Congreso, menos PP, Vox y UPN, votarán a favor del candidato socialista la próxima semana.
Viernes por la noche: Ferraz y más allá, otra vez
Cerrada la investidura, Pedro Sánchez se desplazó a Málaga por un acto del Partido Socialista Europeo junto al canciller alemán, Olaf Scholz. Allí le recibieron una nueva protesta ciudadana y fuerte cordón policial. Escena que se repetiría —sin Sánchez— poco más tarde en la sede madrileña de Ferraz y otras ciudades.
El tirón del viernes ha sido menor, con alrededor de la mitad de asistentes con respecto al día anterior, unas 4.000 personas bajo la lluvia de la noche madrileña. Entre ellas, un amplio número de radicales vinculados a la extrema derecha, según han indicado fuentes policiales.