Lamine Yamal, el 304 y Rocafonda: la reivindicación de un barrio obrero

Lamine Yamal, el 304 y Rocafonda: la reivindicación de un barrio obrero

El jugador de la selección española es, para sus vecinas y vecinos, algo más que un futbolista: es un ejemplo para los niños y niñas de un barrio siempre estigmatizado.

Lamine Yamal posa haciendo el gesto del 304.Alexander Scheuber - UEFA/UEFA via Getty Images

El martes 27 de febrero la céntrica avenida Diagonal de Barcelona amanecía, a la altura de la plaza Pius XII, con una gran lona publicitaria de la marca Adidas. En el lienzo aparecía un joven Lamine Yamal creando un número con sus manos, el 304, un gesto que ha hecho famoso por sus celebraciones. Yamal anunciaba así su incorporación como deportista de la famosa firma de ropa, llevando al lujoso centro de la capital catalana los últimos dígitos del código postal de su humilde barrio en Mataró, Rocafonda, donde la mitad de su población está en riesgo de pobreza.

Como el dicho, antes de los años 50, todo lo que hoy es Rocafonda era campo. Fue a partir de esa década, y sobre todo en los 60, cuando el campo dejó paso al ladrillo. A Rocafonda llegó entonces migración interna de la época, sobre todo proveniente de Andalucía o Extremadura. Mientras en el resto de Mataró predominaron las construcciones bajas, en Rocafonda los bloques eran altos, con muchos pisos, por lo que se fue convirtiendo en una de las zonas más pobladas de la ciudad.

Tal y como recoge un estudio realizado por Alba Ostos para la Universitat de Barcelona, `Pràctiques quotidianes de cura i desigualtat urbana: el cas del barri de Rocafonda a Mataró’, este alto porcentaje de población y la expansión urbanística a un ritmo tan vertiginoso, trajo déficits de asfaltado o desabastecimiento de agua. Los 70, explica Ostos, fue una década de luchas vecinales. Se fundó entonces la Asociación Vecinal de Rocafonda, que encabezó protestas relacionadas, entre otras cosas, con el suministro de agua o la reivindicación de plazas escolares.

Con el paso de los años, muchas de las personas que habían llegado a Rocafonda se mudaron a otras zonas que se encontraban en mejores condiciones y con construcciones más recientes. Fue entonces, con la llegada de los 90, cuando se instaló en Rocafonda migración proveniente de otros países, sobre todo Marruecos, debido principalmente a que las viviendas, por sus condiciones, eran más asequibles que en otras zonas. Rocafonda, más allá de con migración interna o externa, siempre fue un barrio obrero y de pocos recursos y, como todos los demás, castigado y marginado.

  Las botas de Lamine Yamal, con el 304, en un partido con el Barça.David Ramos - UEFA/UEFA via Getty Images

María Ángeles es vecina de Rocafonda desde 1986, y de entonces a ahora solo ve una diferencia: "Antes había emigración de otras zonas de España y ahora de otros países, sobre todo Marruecos. Más allá de eso no hay diferencias, Rocafonda siempre ha sido un barrio obrero y trabajador y así sigue siendo". "No somos ningún estercolero", defiende en alusión a las palabras que Vox dedicaba a los barrios humildes. De hecho, cree que el rechazo que algunas personas del barrio sienten hacia la inmigración tiene que ver más "con el boca a boca que con lo que ven". "Aquí se vive bien, en mi bloque conviven varias nacionalidades y estamos bien", insiste.

Respecto a Yamal, María Ángeles asegura conocer a su familia desde que llegaron al pueblo. "Su padre jugaba con mi hija, y eran como todos nosotros, una familia con pocos recursos que tenía que luchar para salir adelante, como el resto", recuerda. Para ella, que el jugador haya decidido utilizar el 304 para celebrar sus goles es un gesto positivo. "Me parece muy bien que realice el barrio del que viene, sirve como ejemplo para los niños que juegan en el polideportivo donde jugaba él mismo", explica: "Les está diciendo 'mirad, yo jugaba ahí y ahora estoy aquí, así que si trabajáis, si lucháis, también podéis".

Rocío Escandell es, desde hace un año y medio, presidenta de la Asociación Vecinal de Rocafonda, su barrio, un lugar al que defiende y por el que lucha día a día. Escandell celebra que, gracias a Yamal, ahora el nombre de Rocafonda se escriba para hablar de cosas positivas. Hasta ahora, lamenta, el distrito “ha estado muy estigmatizado” por culpa de los discursos que tratan de relacionar la inmigración con la delincuencia. “Lo que somos es un barrio muy multicultural, somos gente obrera que no vive en la jet set, pero no somos gente mala”, explica a El HuffPost.

Escandell se queja de que, por culpa de algún suceso, se hablara de Rocafonda solo para destacar lo malo. “¿Que han sucedido cosas? Sí, como en muchos otros sitios, pero no es lo habitual y no solo los protagonistas han sido inmigrantes, también personas de aquí”, señala: “A veces, los problemas económicos provocan que muchas personas terminen tomando decisiones equivocadas”, detalla. Para ella, Rocafonda, pese a las estadísticas, es rico: “Nuestra riqueza es que somos un barrio muy multicultural, cerca de la montaña, la playa; es un barrio precioso”.

Uno de los aspectos positivos que destaca Escandell de la figura de Yamal es justamente que su ejemplo confronta de manera directa contra el abandono al que someten las cifras económicas: “Es muy buen ejemplo sobre todo para la gente joven, que ve cómo alguien como Lamine, que viene también de una familia con muy pocos recursos, ha llegado hasta ahí”.

Escandell conoce desde hace años al padre de Lamine Yamal, y señala que es quien siempre “ha inculcado a su hijo la reivindicación de sus raíces, que pueden ser marroquíes, pero también de Rocafonda”. “Su padre siempre quiso que Yamal sacara algo bueno de ser de aquí”, afirma. Esa insistencia en proclamar el hogar, el barrio, es lo que ha llevado a Yamal a celebrar sus goles con los dígitos de su código postal. Ahora hay hasta grafitis con las tres cifras.

Desde la explosión del fenómeno, son más los niños y niñas de Rocafonda que han encontrado en el fútbol la ilusión que el estigma no les dejaba sentir. "Da igual que sea eso fútbol u otra cosa, pero les ayuda a centrarse en algo y pensar que también ellos tienen oportunidades", defiende Escandell.

Lamine, apenas un chaval de 17 años, es, para la gente de Rocafonda, más que un futbolista de éxito. Es más que el deportista estrella de Adidas. Yamal es en sí mismo una gran lona que lanza un mensaje a todos los chavales de su barrio: “No te desanimes, no dejes que te marginen”, apunta Escandell.