La semana judicial del PSOE: la declaración de Aldama y Begoña Gómez marca el final del curso político

La semana judicial del PSOE: la declaración de Aldama y Begoña Gómez marca el final del curso político

Víctor de Aldama y Koldo García responden en el Supremo tras las negaciones de Ábalos. La mujer de Pedro Sánchez vuelve a declarar ante el juez Peinado por los nuevos delitos que le imputó. 

El expresidente del Zamora CF y principal empresario implicado en la trama Koldo, Víctor Aldama, comparece en el Parlamento de Mallorca.Isaac Buj

Koldo García, exasesor del exministro de Transportes José Luis Ábalos, y el empresario Víctor de Aldama, comparecen esta semana ante el Tribunal Supremo, tras la declaración del también exdirigente socialista en la que negó todas las acusaciones del presunto conseguidor de la trama.

El magistrado del Tribunal Supremo Leopoldo Puente ha citado hoy a Víctor de Aldama y el martes a Koldo García. Aunque, a diferencia de Ábalos, ellos no están aforados, el juez decidió también investigarlos respecto a los hechos relacionados de forma "directa e inescindible" con el exministro y adquirió la competencia frente a la Audiencia Nacional.

Existe una gran expectación mediática por ambas comparecencias, ampliada tras la declaración de pasado jueves del exministro, en la que negó todas las acusaciones vertidas contra él por De Aldama y descargó parte de la gestión que se le atribuía en su exasesor.

Según fuentes jurídicas, el exministro negó haber cobrado comisiones ilegales en efectivo o en especie, como la casa de Cádiz o el alquiler del piso a la mujer con la que mantenía una relación personal, y también rechazó haber dado instrucciones para adjudicaciones públicas a favor de Aldama.

Igualmente se desmarcó de sus últimas acusaciones de contratos preadjudicados a constructoras, y de la supuesta operación por la que, según De Aldama, él obtendría un piso en el Paseo de la Castellana, en Madrid, como garantía del compromiso de varias constructoras de pagar comisiones.

Su versión choca con el relato de De Aldama, quien acudirá al Supremo conociendo las respuestas de Ábalos -algo que el segundo trató de evitar sin éxito- y tras haber confesado en la Audiencia Nacional que cobró unos 5,5 millones en comisiones, pero también que pagó miles de euros en efectivo a Koldo y al exministro como contraprestación por distintas cuestiones.

De Aldama, presunto conseguidor de la trama investigada, ha prometido colaborar con la Justicia a cambio de su salida de prisión, hace unas semanas. En esa estrategia, ha vertido duras acusaciones de comisiones contra Ábalos y otros altos cargos del Gobierno y del Partido Socialista.

Se espera que en su declaración contradiga las explicaciones del exministro y está por ver si aporta nueva documentación con la que busque apuntalar sus acusaciones, revelar nueva información o apuntar nuevamente al Ejecutivo de Pedro Sánchez.

Sus declaraciones están, por el momento, siendo cotejadas por los investigadores; en la Audiencia Nacional, el juez Ismael Moreno ordenó a la Guardia Civil verificarlas, y en la causa del Supremo, la Fiscalía Anticorrupción debe valorarlas y determinar si la documentación que aporta es suficiente para apoyar su relato.

Porque De Aldama sigue siendo uno de los principales investigados en esta trama de presunto cobro de comisiones en contratos públicos de mascarillas en 2020 que, según la Fiscalía fue en realidad un "negocio" entre él y otro empresario, que se habrían embolsado millones de euros.

Un día después del empresario, llegará el turno de Koldo García, el más estrecho asesor del exministro cuyo nombre bautizó el caso, y a quien los investigadores atribuyen un rol determinante como supuesto intermediario en la adjudicación a la empresa Soluciones de Gestión de los contratos de mascarillas investigados a cambio de comisiones.

Tras ser detenido en febrero, García prefirió guardar silencio en la Audiencia Nacional, si bien fuentes cercanas al exasesor apuntan a EFE que su intención ahora es declarar en el Supremo y aclarar extremos como que él no tenía ningún poder de decisión sobre los contratos ni podía autorizar nada en la administración.

Tercera cita de Begoña Gómez con el juez Peinado

La mujer del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, acude por tercera vez este año a los juzgados madrileños de Plaza de Castilla para declarar como investigada por los nuevos delitos que le imputó el juez Juan Carlos Peinado sobre la contratación de un software para la cátedra que codirigió.

La investigación a Begoña Gómez, iniciada en abril tras una denuncia del autodenominado sindicato Manos Limpias, coge impulso la semana antes de los festejos de Navidad con tres declaraciones: la suya y la del exconsejero madrileño Juan José Güemes, citados como investigados el miércoles, y la de una asesora de Moncloa, como testigo, el viernes.

Comparecencias que girarán en torno a la faceta profesional de Begoña Gómez en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y la cátedra que codirigió, y a su contratación como directora del África Center, organismo que pertenece al Instituto de Empresa (IE), del que es directivo Güemes.

Desde que se abrió la causa, Begoña Gómez ha ido dos veces al juzgado: en la primera se suspendió su comparecencia porque no se le notificó la querella que presentó contra ella la asociación ultracatólica Hazte Oír; y en la segunda, la investigada se acogió a su derecho a no declarar.

Este miércoles acudirá de nuevo para declarar por los presuntos delitos de intrusismo y apropiación indebida en relación al proceso de contratación de un software para el máster de la cátedra que codirigió en la Complutense.

El juez le imputó hace unos meses estos nuevos delitos -que se unen a los de presunto tráfico de influencias y corrupción en los negocios- tras admitir una segunda querella de Hazte Oír, que le atribuía haber inscrito a su favor el software para la cátedra Transformación Social Competitiva y haber redactado unos pliegos para la contratación.

En su defensa, su abogado aseguró en un escrito que Gómez firmó aquellos pliegos porque la Complutense se lo requirió y rechazó cualquier irregularidad.

Y es en este punto donde se enmarca también la declaración el viernes como testigo de una asesora de Moncloa, Cristina Álvarez, cuyo nombre apareció en una cadena de correos aportados por el abogado de Gómez al juzgado.

Se trata de comunicaciones enviadas desde Gerencia de la Escuela de Gobierno de la Universidad a un conjunto de personas, entre ellas Álvarez, sobre la licitación del expediente de contratación y el pliego de prescripciones técnicas relacionados con la Plataforma de Gestión y Mediación de Impacto para la Pequeña y Mediana Empresa que -decía uno- "debe firmarlo" Begoña Gómez.

En el sumario también obra otro correo enviado por Álvarez, directora de Programas de Presidencia, desde una cuenta personal a la directora de Comunicación de la empresa Reale.

"Me dice Begoña que te traslade que le encantaría que sigáis como patronos de la cátedra, aunque sea con una cantidad inferior. Dispuestos a colaborar con vosotros en lo que necesitéis", escribe.

El exconsejero Güemes: de testigo a imputado

Este miércoles, además de Begoña Gómez, está citado como investigado Juan José Güemes, consejero en la época de Esperanza Aguirre al frente del Gobierno de la Comunidad de Madrid y actual directivo del Instituto de Empresa (IE).

Güemes ya declaró el pasado 18 de noviembre ante el juez Peinado como testigo, si bien, apenas unos minutos después de empezar, el magistrado interrumpió su comparecencia para informarle de que cambiaba su condición procesal: de testigo a imputado.

Lo hizo al apreciar contradicciones en sus explicaciones sobre la contratación de Begoña Gómez como responsable del instituto África Center, del IE; y después de que él negara haberla contratado por ser mujer del presidente del Gobierno.

La Fiscalía discrepó de lleno con el juez en esa imputación, al considerar que no estuvo motivada y que no precisó cuál era el delito en el que se le atribuía una presunta participación, y la recurrió.

En su recurso, argumentó además que Güemes era el tercer testigo que se convertía en investigado después de declarar: ocurrió también con el empresario Juan Carlos Barrabés y el rector de la Universidad Complutense, Joaquín Goyache. 

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