La guerra de Vox en 1 minuto
A Santiago Abascal le gusta tanto la dictadura que también la aplica en su propio partido. Me explico.
En las últimas elecciones Vox perdió 19 escaños y 700.000 votos. Se fue Macarena Olona, se fue Espinosa de los Monteros, se quedaron fuera del gobierno y Ortega Smith le quería quitar el puesto de presidente.
Sus compañeros estaban enfadados con él y Abascal empezó a temer que tras 10 años igual lo echaban de su propio partido. ¿Qué hizo? Pues adelantar la elección de la dirección de Vox de manera inesperada para que nadie pudiese presentar una dirección alternativa a la suya.
Y casualmente su candidatura ha sido la única que ha podido presentarse finalmente. Sorpresa. ¿La consecuencia? Que Abascal seguirá como presidente de Vox hasta el 2028 sin que ni siquiera puedan votar sus afiliados. Lo mejor es cuando no se vota, así no tienes riesgo de perder. Así que no os preocupéis que Abascal seguirá teniendo sustento.
Del chiringuito de Esperanza Aguirre en el que cobraba 82.000 euros por hacer nada al chiringuito de Vox donde ha desviado 7 millones a una “fundación” que él mismo preside. Pero repetirá muchas veces comunismo, ETA, Puigdemont y así igual pensará que nos olvidamos de los grandes problemas que tiene dentro de su propio partido. Seguiremos muy atentos a las Facha Wars mientras comemos palomitas.