Javier Milei toma posesión como presidente de Argentina: "Hoy comienza una nueva era, no hay vuelta atrás"
El líder de La Libertad Avanza recoge el bastón de mando y toma el relevo a Alberto Fernández al frente del país. Victoria Villaruel hace lo propio con Cristina Fernández de Kichner y es, desde hoy, vicepresidenta de Argentina.
La mañana del 10 de diciembre de 2023 ya es historia en la República Argentina tras ser el día en el que Javier Milei, el ultraliberal y líder del partido La Libertad Avanza, haya sido nombrado a todos los efectos como presidente argentino sucediendo en el cargo a Alberto Fernández.
Con una expectación sin precedentes a nivel internacional, la cita estuvo marcada por la gran presencia de líderes y representantes de países de todo el mundo, que quisieron estar in situ en el momento del nombramiento de Javier Milei y Victoria Villaruel, como presidente y vicepresidenta de Argentina respectivamente, en el Congreso de la Nación.
La cita estuvo presidida por la vicepresidenta saliente del país, Cristina Fernández de Kirchner, que dio la bienvenida a todos los presentes al acto. Entre todos ellos se encontraban numerosas personalidades como el rey de España Felipe VI, Volodimir Zelenski, Viktor Orbán, primer ministro de Hungría; Jair Bolsonaro, expresidente brasileño o Gabriel Boric, presidente de Chile, donde también ha habido representación de Estados Unidos, Israel y China como principales países.
Por parte de España, además del jefe de Estado también acudieron a título personal miembros de VOX, como Santiago Abascal, Javier Ortega Smith, mientras que por parte del Partido Popular también se personaron Cayetana Álvarez de Toledo o la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre.
Pero no todo el mundo ha accedido a acudir al acto, como ha sido el caso de Lula Da Silva, presidente de Brasil, Gustavo Petro, presidente de Colombia, quien le llegó a comparar con Hitler o países como Venezuela, Cuba, Nicaragua e Irán, que no llevaran a ningún representante.
Juramento de la Constitución
El traspaso de mando estuvo protagonizado por el expresidente Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kichner, que fueron relevados por Javier Milei y Victoria Villaruel. y que estuvieron arropados por miles de simpatizantes que se agolparon en la Plaza del Congreso desde su llegada.
Al grito de "¡Libertad, libertad!", recibían al presidente electo, Javier Milei, las miles de personas que acudieron a la Plaza del Congreso para disfrutar del momento y de la llegada del presidente, que se presentó muy sonriente y saludando a todos los presentes.
Fue precisamente ahí donde minutos después Milei, tras recibir el bastón de mando, daría su primer discurso como presidente de la República. La decisión de pronunciar sus primeras palabras ante la multitud, impidió, por motivos de seguridad, que el resto de líderes y personalidades políticas, pudieran estar presentes en el momento.
Una vez dentro del Congreso, presidente y vicepresidenta procedieron a firmar en los libros de honor de la Cámara de senadores y Diputados de Argentina ante la mirada de Fernández de Kichner y las cámaras de televisión.
"Yo, Javier Gerardo Milei juro por Dios y la patria sobre estos santos evangelios, desempeñar con lealtad y patriotismo el cargo de presidente de la nación argentina... Sí, juro", fueron las palabras de un emocionado Milei, que en ese momento recibía la banda como presidente del país.
Milei promete una "nueva Argentina"
Como se podía esperar, Milei saludó a las miles de personas que se encontraban en la Plaza del Congreso argentino e inició su discurso con la excentricidad que le caracteriza, susurrando con un "Hola a todos", dio el pistoletazo de salida a las que iban a ser sus primeras palabras como presidente de Argentina.
De forma directa y atacando tanto a sus adversarios políticos como al modelo que ha imperado durante años en Argentina, Milei arremetió contra todo y todos y prometió la llegada de una "nueva era".
"Hoy comienza una nueva era en la Argentina. Hoy damos por terminada una larga y triste historia de decadencia y declive y comenzamos el camino de la reconstrucción de nuestro país", fueron sus primeras palabras.
"Los argentinos de manera contundente han expresado una voluntad de cambio que ya no tiene retorno. No hay vuelta atrás. Hoy enterramos décadas de fracaso y disputas sinsentido, que lo único que han logrado es destruir nuestro querido país y dejarnos en la ruina", continuó Milei, especialmente beligerante.
Milei insistió en la idea de la "nueva Argentina", marcada por una era "de paz y prosperidad", aunque aseguró que los retos que tiene por delante su gobierno son mayúsculos y que "tocarán ajustes porque no hay alternativa", algo que afectará de modo negativo "al empleo, los salarios reales, cantidad de pobres e indigentes", afirmó.
Pese a ello, también aseguró, entre vítores, que este será "el último mal trago para comenzar la reconstrucción de Argentina". Y haciendo gala al lema que le ha acompañado durante toda la campaña electora, prometió una nueva época "de libertad y progreso", afirmando que desde ahora se "acaba un modelo que considera que los ciudadanos estamos para servir a la política y no que la política está para servir a los ciudadanos".
Milei avisa de las duras decisiones que se tomarán: "No hay alternativa. No hay plata"
En la segunda parte de su discurso, Milei se centró en las medidas económicas que su gobierno tendrá que tomar a partir de mañana, y augura un futuro próximo poco optimista: "No hay alternativa posible al ajuste, no hay plata".
Al mismo tiempo, recordó que esta es la "peor herencia" que cualquier gobierno argentino haya recibido jamás. Y debido a esto, aseguró que la inflación podría llegar al 15.000% anual: "Esa es la herencia recibida. Vamos a luchar con uñas y dientes para evitarla. Esta cifra supone una inflación del 50% anual. El Gobierno saliente nos ha dejado implantada la hiperinflación y una pobreza potencial del 90%".
Finalmente, y tras un discurso de poco menos de media hora, el nuevo presidente argentino repitió hasta en tres ocasiones el lema que le ha llevado hasta la Casa Rosada y con su ya característico: "Viva la libertad, carajo", alentada por todos los presentes, dio por finalizada su primera aparición pública como máximo representante del gobierno argentino.