Illa acude a su debate de investidura mientras se intenta localizar a Puigdemont
El líder de JxCat ha anunciado su regreso y sus seguidores le han organizado una bienvenida cerca del Parlament. Los Mossos blindan la Cámara para evitar que acceda.
Paradójicamente, Salvador Illa no será el protagonista de su propio debate de investidura. El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha aprovechado la celebración de esta sesión especial en el Parlament para anunciar su regreso a España tras casi siete años fugado de la Justicia.
Este miércoles, en la víspera del debate, Puigdemont aseguraba a través de un vídeo publicado en redes sociales que había "emprendido el viaje de retorno del exilio" para asistir a ese pleno como diputado de pleno derecho tras las elecciones del pasado 12 de mayo. "Que yo pueda asistir al Parlament tendría que ser normal. Que por hacerlo me arriesgue a una detención que sería arbitraria e ilegal es la evidencia de la anomalía democrática que tenemos el deber de denunciar y de combatir, no porque seamos independentistas, sino porque somos demócratas", explicaba en el vídeo.
En paralelo, y para dar más pomposidad y protagonismo a su retorno, JxCat ha convocado un acto en el paseo Lluís Companys, cerca del Parlament, para recibirle a partir de las 09.00h, una hora antes de que arranque el debate de investidura. Una "celebración" a la que también se han unido ANC, Òmnium Cultural, el Consell de la República y, sorprendentemente, ERC.
Todas las formaciones dan por hecho que, en caso de que Puigdemont sea finalmente detenido, el debate de investidura será suspendido. El presidente del Parlament, Josep Rull, ya ha adelantado que en ese escenario no puede "aceptar que el pleno se desarrolle con normalidad" y ha asegurado que impedirá a toda costa que el líder de JxCat sea detenido dentro de la Cámara. "Si fuese así, miraría de situar al presidente Puigdemont en un lugar el máximo de seguro dentro del Parlament, que sería mi despacho. Lo tengo muy claro", señalaba en una entrevista en Vilaweb.
Dada la orden de detención nacional que pesa sobre él por el 1-O, los Mossos podrían detener a Puigdemont en cualquier momento una vez que cruce la frontera con España. La gran pregunta es si logrará burlar la vigilancia, llegar hasta esa concentración y pronunciar su primer discurso en territorio catalán desde que abandonara la región en octubre de 2017.
En el caso de que así fuera, Puigdemont podría avanzar hasta el Parque de la Ciutadella, arropado por los suyos. Ahí se encontraría con un primer filtro de los Mossos, que podrían dejarlo pasar para proceder a su detención ya dentro del recinto, antes de que pudiera entrar finalmente al Parlament.
En el hipotético caso de que Puigdemont no apareciera o se celebrara con él sentado en su escaño, el debate se desarrollará al completo durante sólo este jueves. La sesión comenzará con el discurso sin límite de tiempo del candidato, Salvador Illa. Tras un receso, intervendrán los líderes parlamentarios de los diferentes grupos e Illa podrá responderles. Al final de la tarde, se procederá a una votación pública y por llamamiento, en la que al candidato le bastarán los votos de PSC (42), ERC (20) y Comuns (6) para alcanzar la mayoría absoluta y ser investido en primera ronda. En caso de sorpresa, podría celebrarse una segunda votación 48 horas después en la que Illa sólo necesitaría más "síes" que "noes".
Illa, el protagonista en la sombra
Aunque el que acaparará gran parte del protagonismo es Puigdemont, el que debería ser el principal protagonista del debate de investidura y aguarda a su momento es Salvador Illa.
Desde que el primer secretario del PSC lograra una importante mayoría en los comicios del pasado 12 de mayo, los últimos tres meses han sido un camino hacia la Presidencia de la Generalitat de Cataluña que ha contado con innumerables baches en el camino.
El mensaje que salió de la sede de los socialistas catalanes durante el escrutinio era el reflejo perfecto, pero que sigue teniendo todo el sentido del mundo ahora. “Somos especialistas en hacer cosas difíciles”, aseguraron durante los primeros datos oficiales.
Difícil sería un adjetivo generoso para definir unas negociaciones casi imposibles entre el PSC y ERC. El partido republicano se opuso rotundamente a cualquier acuerdo con los socialistas que no conllevaran las cesiones que reclamaban. Ello se vio reflejado en el mecanismo que el presidente del Parlament, Josep Rull, activó el pasado mes de junio para que corriese el reloj electoral.
La falta de acuerdo entre ambas formaciones políticas ponía de manifiesto que una hipotética investidura de Salvador Illa no sería gratis y que si quería ocupar el Palau de la Generalitat debía cometer ciertas cesiones.
La noticia saltó el pasado 30 de julio. Después de numerosas horas de negociación, había fumata blanca. Aunque todavía quedaba que la militancia de ERC lo confirmara, había preacuerdo con los socialistas catalanes. El PSC se comprometía a que Cataluña se salga del régimen común y la Agencia Tributaria catalana sea la encargada de gestionar, liquidar y recaudar todos los impuestos a partir del próximo año.
El balón estaba en el tejado de la militancia de los republicanos. Las bases de ERC terminaron dando el 'sí' definitivo con el 53,5% de los votos favorables y la puerta del Palau de la Generalitat se abría por completo.
Pero en el día en el que Salvador Illa debe ser nombrado, si no se anula el debate de investidura ante una posible detención de Carles Puigdemont, el líder del PSC no llega acaparando todo el protagonismo.
Si las negociaciones con ERC no habían sido lo suficientemente tensas, si las críticas de algunos barones territoriales socialistas a las concesiones no habían complicado la decisión, lo último que faltaba en la coctelera era la vuelta del expresident catalán el mismo día en el que puede alcanzar su ansiado objetivo. El día con el que llevaba soñando desde el adelanto electoral, en el que alcanzaba la mayoría necesaria para ser elegido nuevo presidente de la Generalitat.