Feijóo, de la tranquilidad a tener dos quebraderos de cabeza en apenas unos días
El líder del PP pasa del confort de las polémicas del Gobierno a lidiar con una crisis con Vox en Castilla y León y tener que preparar un nuevo 'cara a cara' con Sánchez.
Vivía tan tranquilo Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP, pensando que tenía la situación política controlada. El Gobierno, que confiaba en iniciar el 2023 habiendo dejado los 'marrones' atrás y pudiendo sacar pecho de medidas sociales y resultados económicos, vivía enfangado al arranque del año en polémicas y más polémicas.
La rebaja de condenas por la ley del 'sólo sí es sí', la malversación amenazando con provocar el mismo efecto en muchos corruptos, y hasta la sedición convirtiéndose en un quebradero de cabeza para Moncloa cuando el juez Pablo Llarena, del Tribunal Supremo, exoneró a Carles Puigdemont del delito de desórdenes públicos, la figura que creó el Ejecutivo para sustituir la sedición.
Era el escenario perfecto para arrancar el curso electoral de cara a los comicios autonómicos y municipales del próximo 28 de mayo. El sábado 14, en Zaragoza, los 'populares' presentaban a sus cabezas de lista para las autonómicas. Un acto que debía servir para refrendar el buen ánimo, para ahondar en la crisis que tenía el Ejecutivo de Pedro Sánchez.
Pero la vida política es así de caprichosa y, como dice el refrán, quien bien te quiere, te hará llorar. El socio de gobierno del PP en Castilla y León, el partido de ultraderecha Vox, lejos de ayudar le generaba un lío monumental a los de Feijóo.
Juan García-Gallardo, el vicepresidente sin atribuciones de Castilla y León, comparecía en rueda de prensa para soltar la bomba: el protocolo de atención a embarazadas cambiará de tal modo que se obligará a los médicos a ofrecer a las mujeres que quieran abortar escuchar el latido del feto.
La polémica estaba servida. Las reacciones no se hicieron esperar desde la izquierda y el silencio en el PP era atronador. Al día siguiente, una versión distinta desde la Consejería de Sanidad.
El fin de semana tranquilo de Feijóo se tornó en jaqueca. El sábado, ya en Zaragoza, Fernández Mañueco se veía obligado a matizar, casi corregir, a su vicepresidente, asegurando que se garantizarían los derechos de las mujeres.
El Gobierno central vio el cielo abierto. En la tarde del domingo, un comunicado de Moncloa informaba del envío de un requerimiento a la Junta instándole a no aprobar medidas que contravinieran los derechos de las mujeres.
El PP se vio obligado a actuar y a reclamar a Fernández Mañueco que pusiera pies en pared y dejase claro que no se iba a actuar en el sentido en el que se había expresado su vicepresidente.
Así lo hizo y el PP, desde Génova, dio por zanjado el asunto. No así el Gobierno, que ha enviado este martes un nuevo requerimiento como paso previo a acudir al Constitucional en caso de que el Gobierno de Castilla y León actúe en contra de la ley del Aborto.
El fantasma de las elecciones futuras se le presenta a Feijóo en forma de escándalos en sus coaliciones de gobierno con Vox tras las elecciones municipales y autonómicas, que todos los sondeos indican que se extenderán por toda la geografía al no contar el PP con fuerza suficiente para lograr mayorías absolutas.
Lo de Castilla y León puede repetirse allí donde los 'populares' tienen opciones: Comunidad Valenciana, Baleares, Madrid,....
Para colmo, a principios de esta semana se le aparece al líder del PP su segundo gran dolor de cabeza desde que llegó a la presidencia del partido: los 'cara a cara' con Sánchez.
Aunque aprobó en su último duelo en el Senado, el único foro donde puede confrontar con el jefe del Ejecutivo al no ser diputado; sabe el gallego que no es su fuerte. En las ocasiones en las que se han enfrentado, Feijóo ha cometido fallos y no se le ha visto cómodo contra su rival.
Lo saben en Moncloa y lo sabe Sánchez, quien comparecerá en la Cámara alta a petición propia para reeditar el debate económico —más largo que una pregunta parlamentaria—, del que tan bien parado salió contra el dirigente del PP en octubre.