El libro blanco de la defensa española: Sánchez evita concretar el gasto militar
El presidente del Gobierno resta importancia en el Congreso al dinero que ha de invertirse para llegar al 2% del PIB en Defensa mientras Feijóo aprovecha el vacío para profundizar en la grieta abierta entre los socios de la coalición progresista.

Si el asunto va de etimología, del origen de las palabras, de la razón de su existencia, existen entonces diferencias entre el libro blanco europeo de defensa que presentó Ursula von der Leyen y la pretensión del libro blanco de defensa español que el presidente del Gobierno ha aproximado esta mañana en su comparecencia en el Congreso. Mientras el blanco europeo está henchido de tinta, la que se recrea en la necesidad de reforzar el poder armamentístico de la UE, el blanco español hace exclusiva referencia al color del papel, a los espacios que no se han rellenado. Pedro Sánchez ha reiterado su compromiso de alcanzar el 2% del PIB en Defensa, pero sin detallar cuánto invertirá el Gobierno en este plan de rearme de la Comisión Europea, tampoco el cómo. De hecho, "el cuánto invertir y cómo", ha dicho Sánchez, no es lo más importante, "es solo una parte del debate".
La intervención de Sánchez, como se preveía, no ha conllevado anuncios respecto al papel que tendrá España en el rearme propuesto por la Comisión Europea, un reforzamiento militar cifrado en, al menos, 800.000 millones de euros. El presidente del Ejecutivo se ha limitado a resumir la situación geopolítica europea, basada en la ruptura de la "transigencia con Rusia" y la "interdependencia con Estados Unidos". "Hay que superar el bloqueo de la melancolía y adaptarnos a esta nueva situación, por descorazonadora que sea", ha dicho Sánchez. ¿Cómo? Es todavía una incógnita. El Ejecutivo, ha avanzado el presidente, presentará antes del verano un plan para el desarrollo de la tecnología y la industria de la seguridad y la defensa española. Todo ello, ha asegurado, sin que suponga tocar el gasto social. "Les demostraremos que se puede hacer ambas cosas. Aumentaremos la inversión en seguridad y defensa, sin tocar un céntimo del gasto social o medioambiental", ha aventurado Sánchez.
Sánchez ha depositado sus esperanzas en que Europa establezca un instrumento financiero similar a los fondos Next Generation. Aunque ha reconocido que hay muchos países en Europa que se oponen a una solución "mutualizada", el Gobierno español "dará la batalla". De momento, todo "son especulaciones". Aquí radica el porqué del vacío discursivo. España, junto con Francia o Italia, han planteado dudas a Von der Leyen con relación a su capacidad para endeudarse como pide la Comisión Europea, a través de préstamos baratos. Lo que reclaman estos Estados es, por ejemplo, la emisión de eurobonos, algo a lo que se oponen los llamados países frugales. "No a los eurobonos", dijo el primer ministro holandés, Dick Shoof, tras el Consejo Europeo de la semana pasada. Este choque, cuentan en Politico, "supone un revés significativo para los esfuerzos de Ursula von der Leyen por impulsar la autonomía militar de Europa".
Von der Leyen, aunque aseguró estar abierta a explorar cualquier opción para que los países puedan financiar el aumento del gasto militar, no termina de aceptar la emisión de deuda compartida. La Comisión Europea, como la OTAN, ha admitido que es difícil que los países no tengan que recortar en otras partidas para hacer frente al ingente incremento solicitado. De ahí las largas de España o Italia, que pelean en Europa para lograr que les permitan incluir como gastos en defensa asuntos como la ciberseguridad o la lucha contra el terrorismo. Por eso Sánchez ha insistido hoy en el Congreso en que los riesgos que enfrenta el país son diferentes a los que afrontan los países del Este de Europa, en especial los fronterizos con Rusia.
Sánchez se ha dado de plazo hasta junio, mes en el que se producirá una decisiva cumbre de la OTAN. El problema es que, hasta entonces, ha de lidiar con la oposición del Partido Popular, ávido de ruptura en el Gobierno, e incluso con la de sus socios y los partidos políticos a la izquierda del PSOE. Esta mañana, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, se ha dedicado a echar en cara al presidente del Gobierno la falta de concreción. "Ha venido aquí para no contar nada", ha espetado Feijóo para a continuación profundizar en la grieta abierta en la coalición progresista. El presidente del PP ha avanzado la pregunta que será leitmotiv durante los próximos meses. "¿Qué va a elegir? Va a tener que elegir. O se somete a las Cortes o se somete a las urnas", ha interrogado Feijóo.
El presidente del Gobierno tiene ante sí el dilema de elevar el gasto militar sabiendo que, si esto pasara por el Congreso, tendría que contar con el apoyo de un Partido Popular que no piensa soltar el hueso. Aunque en Europa PSOE y PP vayan de la mano con Ursula von der Leyen, en España Feijóo no está seguro de que deba apoyar, llegado el caso, las propuestas de Sánchez. "¿Necesita España un Pacto de Estado que refuerce las capacidades de defensa? Sí. ¿Se puede hacer con socios que quieren salir de la OTAN? No. ¿Se puede hacer con un presidente que entrega fronteras? No. El escollo no es el PP. El escollo es usted [Pedro Sánchez]. No tiene propuesta. No tiene presupuesto. No tiene mayoría. No tiene nada", ha advertido el líder del PP desde la tribuna del Congreso. Sánchez ya no tiene ni la seguridad de que los de Feijóo vayan a apoyar una votación para subir el gasto en defensa. Y, si lo hiciera por su cuenta y riesgo, ¿qué papel asumiría Sumar, socios de la coalición?
Como el resto de formaciones, los de Yolanda Díaz aguardan todavía concreciones, si bien han avisado de que no permitirán que el gasto en defensa se haga en detrimento de la inversión social. Esta mañana, la portavoz de Sumar en el Congreso, Verónica Barbero, ha especificado la principal diferencia que les separa de lo expuesto por Sánchez. "Nosotras creemos que no se debe aceptar que más gasto equivale a más seguridad. Esta idea simplista es muy peligrosa", ha dicho Barbero para sugerir que "una seguridad exclusivamente militarizada erosiona las bases democráticas del proyecto europeo".
Si Sánchez no puede contar con el PP, tampoco contaría con el apoyo de sus socios si pretende asumir las peticiones de Von der Leyen. En la izquierda parlamentaria, acaso ERC ha sido el único partido que ha introducido matices a su posición. Su portavoz, Gabriel Rufián, si bien se ha declarado "profundamente antifascista y antimilitarista", ha argumentado que, por encima de sus "convicciones, debe haber una máxima: hacernos cargo del mundo tal y como es, de la realidad tal y como es, porque si no, la experiencia nos dice que se hace cargo otra gente, y sabemos siempre quién es esa gente".
El presidente del Ejecutivo, como avisó hace ya unos días, no concretará plazos ni cuantías hasta el próximo mes de junio, momento en el que se producirá la cumbre de la OTAN en La Haya. Allí, dijo, "es donde se va a sustanciar cuál va a ser el grado de cumplimiento de ese 2%". Sería extraño, sin embargo, que Mark Rutte, secretario general de la Alianza Atlántica, cambiara de manera radical el discurso que mantiene desde hace semanas. En diciembre del año pasado, el jefe de la OTAN pidió que "una pequeña fracción" de las inversiones "en pensiones, sanidad y sistemas de seguridad social” se dedique a defensa. "Puede ser duro y arriesgado a corto plazo, pero es absolutamente esencial a largo plazo", dijo.