El independentismo agrava su crisis con su manifestación menos masiva por la Diada en muchos años
La Guardia Civil contabiliza unas 60.000 personas en Barcelona, cabeza de unos actos convocados por la ANC y que se han deslocalizado en cinco lugares. Es el peor dato de la era reciente sin contar el año del coronavirus.
El independentismo agrava su crisis en la 'peor' Diada de los últimos lustros y con la recién estrenada legislatura del socialista Salvador Illa. Con una escena que no se veía desde hace 14 años, los que hacía que no gobernaba una fuerza no independentista, las asociaciones separatistas se han echado a las calles de Cataluña entre temores, confirmados poco después con los datos de la Guardia Urbana.
Los primeros datos del cuerpo policial municipal de Barcelona dejan en apenas 60.000 los asistentes a la concentración en la Ciudad Condal, acto central de una jornada de reivindicación independentista repartida en hasta cinco grandes focos pero con una fuerza muy reducida. En otros feudos como Lleida o Tarragona la cuenta apenas suma varios miles más, a falta de la confirmación oficial de las autoridades.
La cifra es prácticamente la mitad de los participantes en la Diada de 2023 y supone un porcentaje minúsculo en comparación con las masivas protestas proindependencia que poblaron Barcelona y otras ciudades hasta 2018. En aquellos daños se llegó a registrar un 'pico' de hasta 1.800.000 manifestantes en 2014, siempre según la Guardia Urbana.
Este año ya se esperaba cierto pinchazo, en un momento crítico para el movimiento, como se evidenció en las recientes elecciones catalanas, que abrieron las puertas del gobierno a Salvador Illa y retiraron la mayoría al bloque independentista/separatista.
Cinco focos en un teatrillo contra el "expolio fiscal"
La principal reivindicación ha sido la convocada por la ANC, bajo el lema 'Volvemos a las calles, que recorrió los principales rincones de Barcelona, Tarragona, Lleida, Girona y Tortosa (Tarragona) durante la tarde de este miércoles. A esta cadena de movilizaciones y en aras de evidenciar cierta unidad, a la ANC se han sumado Òmnium, la Associació de Municipis per la Independència, el Consell de la República, Intersindical, Ciemen y los CDR Cataluña.
Las siete entidades, de la mano en una convocatoria simbólica en cinco ciudades para representar lo que definen como "las consecuencias del expolio fiscal" en cinco claves.
La manifestación de Barcelona reivindicaba la vivienda; la de Tarragona, las infraestructuras y Rodalies; la de Girona, la sanidad; la de Lleida, la agricultura, y la de Tortosa, el agua y el "desequilibrio territorial". En todas ellas, marchas no demasiado extensas bajo constantes proclamas por la independencia pero sin la sensación de poderío de tiempo atrás.
Al término del evento en Barcelona, la plana mayor de los convocantes ha tomado la palabra en unos discursos muy críticos con las formaciones proindependencia por haber sido "incapaces de ponerse de acuerdo" en el camino "para hacer efectivo el derecho a la autodeterminación".
"Les hemos facilitado mayorías parlamentarias, que unos y otros han malgastado en discusiones cainitas", han espetado los activistas, que han tratado de espolear a las (pequeñas) masas con arengas como "salimos a las calles porque ni estamos pacificados ni nos han pacificado" y una petición, "Demostremos que el independentismo es fuerte, transversal, inteligente, que aquí no se rinde nadie".