El ser humano está cada vez más cerca de recuperar completamente la capa de ozono

El ser humano está cada vez más cerca de recuperar completamente la capa de ozono

El agujero de ozono en el Ártico podría cerrarse antes de 2045.

Combinación de imágenes de la NASA que muestran áreas de poco ozono de la capa terrestre sobre la Antártida, la primera de 2000 y la segunda de 2018. Los colores morado y azul indican las zonas más afectadas.Associated Press

El último informe del Grupo de Evaluación Científica del Protocolo de Montreal ha señalado que la capa de ozono podría alcanzar los niveles de 1980 en 2066, según confirmaron el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Estas organizaciones han destacado que la humanidad se encuentra en un escenario favorable en la lucha por la preservación de este recurso vital.

Aunque se estima que la recuperación total llegará en 2066, algunos avances podrían observarse mucho antes en ciertas regiones. De acuerdo con el informe, el agujero de ozono en el Ártico podría cerrarse entre 2040 y 2045, lo que representa un hito importante en la reversión del daño ocasionado.

El problema de los agujeros en la capa de ozono fue identificado por primera vez en 1980, lo que llevó a la firma del Protocolo de Montreal en 1987. Este tratado internacional fue diseñado para eliminar gradualmente el uso de sustancias responsables de dañar la capa, como los clorofluorocarbonos (CFC), y ha sido un modelo de cooperación global en la protección ambiental.

A pesar de que la cuestión de la capa de ozono ha quedado en segundo plano frente a otros desafíos medioambientales, los esfuerzos internacionales han demostrado ser efectivos. La capa de ozono, una barrera clave que nos protege de los dañinos rayos ultravioleta (UV) del Sol, sigue siendo esencial para la salud del planeta y su conservación es una prioridad para evitar futuros problemas globales.

En 2016, el Protocolo de Montreal fue reforzado con la Enmienda de Kigali, que abordó el uso de hidroclorofluorocarbonos (HCFC) e hidrofluorocarbonos (HFC), compuestos que, si bien no dañaban directamente la capa de ozono, contribuían significativamente al calentamiento global. Con la limitación de estos gases, se busca reducir también su impacto climático.

Si los países continúan cumpliendo con los compromisos del protocolo, la capa de ozono podría dejar de ser una preocupación en unas pocas décadas, ofreciendo una esperanza en el combate contra el deterioro ambiental.