¿Conoces a Joe Biden?
Tras un debate fallido, cada vez son más las figuras del Partido Demócrata que exigen su renuncia señalando su deterioro.
Hace unos días, el periodista Manuel Jabois criticaba en Hora 25 “mucha cobardía en el caso de Biden”. “Durante estos cuatro años las señales se tomaron como anécdotas de simpático chocheo”, recordaba para continuar: “Cuando el primero dijo que el emperador iba desnudo, ahora llega la mayor cobardía de todas: señalar su deterioro con crueldad. Primero todos callados, ahora todos con las piedras”.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, cumplirá el próximo mes de noviembre, coincidiendo con las elecciones presidenciales, 82 años. La edad sorprende, pero en el país norteamericano es más habitual encontrar líderes políticos de edad avanzada que jóvenes. Sin ir más lejos, para ser presidente de Estados Unidos uno debe tener, por lo menos, 35 años; 30 si el objetivo es convertirse en senador. De hecho, el actual Senado es el más envejecido de la historia. 64 de los 100 miembros de la Cámara tienen una edad igual o superior a la edad media de jubilación en el país.
A sus 81 años, Biden lleva tiempo mostrando signos de deterioro. A veces motor, en ocasiones cognitivo. No es algo nuevo. No ha empezado ahora. Cuando Biden anunció su intención de presentarse a la reelección todos conocían su edad, también sus deslices o tropiezos. Es más, las encuestas ya mostraban a una gran parte de la población preocupada por la edad y la condición del presidente. Analistas y periodistas estadounidenses cuentan que ya entonces los líderes del Partido Demócrata tenían dudas de que fuera la persona idónea para volver a competir contra Donald Trump. Pero callaron. Hasta que a finales del pasado mes de junio tuvo lugar el debate entre ambos contendientes en la CNN, sin duda la peor noche de Biden como presidente.
Frases inconexas, momentos de enmudecimiento, signos de cansancio... Millones de personas pudieron ver a un Joe Biden que parecía dar la sensación de no encontrarse. Fue entonces cuando el “simpático chocheo” del que hablaba Jabois se convirtió en “la mayor cobardía de todas: señalar su deterioro con crueldad”. Los líderes del Partido Demócrata y los medios de comunicación más afines afilaron los cuchillos.
Hace un año, en junio de 2023, The New York Times destacaba la coexistencia de dos Biden “en el mismo presidente octogenario”. Lo hacían como algo casi positivo. Biden era, para los periodistas del Times expertos en la Casa Blanca, “sagaz e inteligente en momentos cruciales como resultado de décadas de experiencia, capaz de estar a la altura de las circunstancias para hacer frente a un mundo peligroso, incluso en la quietud de la noche”. Pero también “un poco más lento, más blando, con más dificultades auditivas, más vacilante en su andar y un poco más proclive a fallas ocasionales de memoria que pueden resultar habituales para alguien que ha llegado a la novena década de su vida o que tiene algún progenitor con esa edad”.
Ya no. En apenas un año, The New York Times ha pasado de ver sagacidad e inteligencia gracias a la edad a considerarle “un hombre en decadencia” que “se está poniendo en ridículo”. Desde la celebración del debate presidencial, el principal periódico cercano a los demócratas no deja de publicar informaciones que piden de manera clara que Biden renuncie a la reelección. Hasta el famoso actor George Clooney, uno de los grandes recaudadores de fondos para el Partido Demócrata, ha escrito una columna en el diario pidiendo a Biden que se aparte.
Pero el presidente no lo ve así. Biden, defiende él mismo, solo tuvo “una mala noche” fruto de un “fuerte resfriado” durante el debate. Cree que los ataques son desmedidos. En su entorno han llegado a acusar al Times y a otros medios progresistas de hacerle la campaña a su opositor del Partido Republicano. En una carta enviada a los demócratas en el Congreso, Biden aseguraba que no se presentaría “si no creyera absolutamente” que es “la mejor persona para derrotar a Donald Trump en 2024”. A pesar del incremento de los ataques y los señalamientos a su deterioro, a pesar de las encuestas, Biden sigue creyendo en sus posibilidades. ¿Que hay quien le solicita que pase una prueba cognitiva? Dice que lo pasa cada día gobernando. Está convencido. Tanto que hace unos días, en la primera gran entrevista televisiva que ofreció desde el debate, contestó que solo se pensaría el apartarse “si el señor todopoderoso baja y me lo dice”. Entonces “puede que lo haga”, bromeó. Si alguien no entendía la ironía, fue conciso: “Permítame ser tan claro como pueda: me quedo en la contienda”.
Mientras, los líderes del Partido Demócrata siguen sin saber muy bien qué hacer. La realidad es que, por ahora, si Biden escuchara a quienes solicitan su renuncia, no hay un reemplazo claro. A algunos demócratas les preocupa que el presidente termine cediendo y una nueva candidatura, que podría liderar por ejemplo la vicepresidenta, Kamala Harris, tampoco suscitara el apoyo suficiente. Además no hay consenso. Por mucho que alguno haya solicitado ya su reemplazo, hay bastantes que aún le apoyan y otros tantos que optan por mantenerse en el escondrijo de los últimos años.
Lo que sí es cierto es que, ya sea por la obcecación del propio Biden o por las presiones cada vez mayores del Partido Demócrata, la campaña ya solo versa sobre la salud y las capacidades del actual mandatario. Si ya antes de presentarse las encuestas no dejaban en buen lugar a Biden, cada día que pasa es peor. Porque no se habla de otra cosa. Las élites demócratas esperan el siguiente desliz o tropiezo, que antes podían ser solo un meme de internet, para reclamar de forma definitiva su abandono. Trump, contento.
Es por eso por lo que Biden apenas da entrevistas o ruedas de prensa. Según Ezra Klein, columnista de opinión en el New York Times, “los asesores de Biden consideran las entrevistas, los foros públicos y las conferencias de prensa como extrañas obsesiones mediáticas”. “No confían en que Biden se desempeñe en esos entornos, pero tampoco creen que importe; se han convencido a sí mismos de que el trabajo del presidente es tomar buenas decisiones, y creen que Biden todavía es capaz de tomarlas”, escribe el periodista: “Para ellos, que pueda sobrevivir 60 minutos con Chris Wallace [presentador de la CNN] es como si pudiera hacer 20 flexiones: interesante, pero irrelevante”.
Este viernes, el equipo de Biden preparó una rueda de prensa tras la cumbre de la OTAN pensada para poner fin a los rumores. A pesar de confundir el nombre de Kamala Harris con el de Donald Trump y de previamente presentar al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, como Putin, el presidente estadounidense salió vivo. Aunque muchos demócratas han salido exigiendo su renuncia, periódicos como el Times ya no prestaron tanta atención a los deslices. "El presidente ofreció una actuación competente", escribió el periódico estadounidense. Eso sí, destacando que "no quedó claro si podría detener la pérdida de apoyo demócrata".
A Biden no le importa. Por ahora, sigue convencido. Frente a quienes quieren matarle políticamente, Biden se resiste a la jubilación forzada. Se ve capaz de continuar y, por ahora, seguirá en la contienda. Pero va a ser una batalla diaria.