Las claves del secuestro de una edil socialista en Maracena (Granada)
La retención de Vanessa Romero a manos presuntamente del que era novio de la actual alcaldesa llega al TSJA y salpica hasta al número tres del PSOE andaluz. Una mezcla de mentiras, angustia, armas de juguete y trucos copiados de televisión.
El titular del juzgado de Instrucción 5 de Granada ha pedido investigar como posibles "inductores" del secuestro de la edil socialista de Maracena Vanesa Romero a la actual alcaldesa del municipio, Berta Linares, al número tres del PSOE en Andalucía y exalcalde, Noel López, y al edil de Urbanismo, Antonio García Leyva, que también es vicepresidente IV de Economía y Patrimonio de la Diputación Provincial.
Es lo que refleja la resolución judicial conocida ayer, emitida para anunciar el levantamiento del secreto de sumario de un caso escabroso como pocos. Los testimonios recogidos en las distintas declaraciones en los tres meses transcurridos desde que pasó todo, el 21 de febrero de este año. Documentos, testimonios y pruebas policiales que salen a la luz en la recta final de la campaña electoral de los comicios del 28M, que han llevado a partidos por IU a reclamar que la alcaldesa y el edil de Urbanismo dimitan.
Por ahora el único detenido es Pedro Gómez, expareja de la regidora, cuyo testimonio coincide con el de la secuestrada. El hombre va a ser sometido a un estudio médico, ordenado por el juez, para ver su "grado de imputabilidad", por si presenta algún problema de salud mental.
Estas son las claves de un caso de película.
Los hechos
Según consta en el auto judicial ahora hecho público, el 21 de febrero de 2023, a las 9:29 horas, la edil Vanesa Romero acudió al colegio, como de costumbre, a dejar a sus dos hijos. Allí "presuntamente la espera el investigado, que dice que ha venido a traer a los hijos de Berta (la alcaldesa) al colegio y que se ha quedado sin gasolina, que si lo puede llevar". Se conocen, del pueblo y por las relaciones de Romero y la regidora en la corporación municipal, así que no parece nada raro.
Sin embargo, a tenor de lo que él relata a los agentes y al juez, tenía un plan en mente. Salió de su casa esa mañana -tras haber tomado cocaína, afina- y antes de que llegara Romero, había "cogido todos los elementos" que iba "a utilizar: una mochila y su abrigo". Su coche lo había dejado aparcado en otro lugar, para completar la trampa supuestamente. Ve a la mujer con sus hijos, se acerca y "la para y le pide que la acerque a Maracena, sentándose en el asiento del copiloto".
"Una vez dentro del vehículo [de la edil Romero], tras un poco de charla trivial, coge el camino de Granada". Es más tarde, en una rotonda, cuando "presuntamente el investigado saca una pistola negra del bolsillo derecho de su abrigo llevando en todo momento unos guantes de color gris en las palmas y verde fosforito en el dorso de las manos". El arma no era tal, sino una pistola de juguete comprada por Amazon, recibida unos días antes, como indica también el auto.
Según el presunto secuestrador, la mujer le pregunta en ese momento: "¿Y eso, qué he hecho, por qué yo?". Y el acusado "le indica que se dé la vuelta en cuanto pueda, que van a entrar en el pinar y que van a hablar cosas". Siempre la sigue apuntando con el arma, que ella no sabe que es falsa. Se adentran en la "zona recreativa del embalse de Cubillas" y llegan "hasta una ampliación del arcén". Ahí es donde, presuntamente, Gómez le indica que se detenga para hablar.
Los motivos y la estrategia
El ahora detenido, con quien la alcaldesa rompió tras conocerse todos estos hechos y a quien rechazó públicamente en una rueda de prensa, habla con la edil. "Le recrimina la mala actitud que tiene con la alcaldesa", indica el relato oficial. Después, trata de meterla en el maletero con unas bridas en los pies y las manos. Al parecer, las tenía por su trabajo. Según la víctima, Gómez presuntamente las saca de una mochila "que lleva en los pies". Dos las coloca en ambas muñecas y las otras dos le pide que se las coloque en los tobillos, "utilizando otra brida más para unir las dos bridas de las muñecas con la de los tobillos". Una estrategia de inmovilización de película.
El investigado, supuestamente, quiere algo más y le entrega a la ya secuestrada su propio móvil, para que ella lo desbloquee y le mande "un mensaje de Whatsapp al arquitecto municipal de Maracena porque tenía que hablar con él". "Si bien, por los nervios, no pudo completarlo realizándolo el propio investigado diciendo "ven a esta ubicación para hablar" sin remitir ninguna ubicación, por lo que el arquitecto municipal contesta sobre qué ubicación es". A ese último mensaje ya no llegó a contestarle.
Cuando se le preguntó a Gómez, el supuesto secuestrador, por qué había hecho todo eso, él respondió que quería demostrar una relación entre ambos, edil y arquitecto, "para poder utilizar como moneda de cambio al respecto de lo que el arquitecto pudiera hacer" contra su expareja, la alcaldesa.
Después del envío del mensaje, el teléfono de la edil fue envuelto en papel de aluminio. "Vio en una película que envolviendo los teléfonos móviles en papel de aluminio estos perdían la señal, y así lo hizo para evitar que estos tuvieran cobertura y que efectivamente comprueba en su casa su eficacia", explicó. El celular lo dejó, ya tapado, en el hueco lateral de la puerta del copiloto. No se sabe si sólo buscaba dejar de emitir señal o quería revisar el teléfono, por si encontraba en el aparato algo comprometedor para los intereses de su entonces pareja.
Las cosas se vuelven más confusas entonces. El acusado le pide a la víctima, siempre según su relato, "que baje del coche para meterla en el maletero; ella forcejea y se pone nerviosa y el también esta nervioso, por lo que finalmente le dice que la va a sentar en el asiento de atrás y le quita el cinturón del vestido y con dicho cinturón une las bridas de los pies y las manos para inmovilizarla". Queda "montada tras el conductor, que se dirige hacia donde habían estado detenidos anteriormente diciendo que tenía que volver a hablar, mencionándole en todo momento al arquitecto municipal con frases como: 'cuántas veces vas a su despacho a hablar de temas', y también reprochándole" con frases como "medio ayuntamiento te odia".
Vanesa Romero, llegados a este punto, intenta "razonar con el investigado con todo lo que se le ocurre, diciendo que no iba a tener consecuencias por todo esto, que iba a abandonar su acta en el Ayuntamiento". No cede, el hombre "la amordaza con una especie de rollo de vendaje y poniendo el vehículo en marcha otra vez". Empiezan a moverse, no se ve un rumbo fijo, cuesta imaginarse la tensión del momento. Se desplazan en dirección a Granada mientras ella está amordazada. La mujer afirma luego que "observa cómo se incorporan a la autovía pasando la salida de Maracena" y que "se pone nerviosa porque no sabe a dónde van". Poco después, la víctima logra "arrancarse la mordaza y él pide por favor que vayan a Maracena, que va a hablar con el arquitecto, que hará lo que quiera".
Se desvían y paran en una calle sin salida, dicen. "Presuntamente el investigado le venda los ojos con cinta de carrocera y le tapa tanto los ojos como la boca". Prosiguen la marcha y él le indica a ella que agache la cabeza en todo momento. "Presuntamente se dirigen en dirección a Armilla [un municipio cercano] por la autovía hasta llegar a un garaje, alquilado" por Gómez. "Allí introduce el vehículo marcha atrás y una vez en el interior […] la baja del coche, rompe el cinturón que había usado para unir las bridas con un machete que llevaba en la mochila y le dice "venga que vamos a hablar" sentándose en el borde del maletero".
"Ella le pide que la deje marchar, pero presuntamente el acusado insiste para que se introduzca en el maletero algo a lo que se niega" la víctima. "Se produce un nuevo forcejeo hasta que él coge una especie de barra metálica y le dice que o se mete sola o le mete con un porrazo". El indica que tiene que hacer dos llamadas, la introduce en el maletero, cierra el portón, sube en el coche, pone el aire acondicionado y cuadra el vehículo dentro de la misma cochera".
La denunciante "propina patadas a los asientos", por desesperación. "Él le dice que ya había terminado la primera llamada, apaga el coche, lo cierra y abandona el local quedando encerrada la víctima, que posteriormente y tras dar diversos golpes consigue salir del vehículo y del local pidiendo ayuda sobre las 11.30 horas" de ese mismo 21 de febrero.
Un final caótico
La concejal secuestrada, en su declaración, aseguró que creía que el motivo de su detención ilegal había estado motivada por el "temor" del exalcalde y la alcaldesa de que alguna documentación pudiera salir a la luz. También aseguró que le habían puesto "una cámara con micrófono en su despacho y que en esas grabaciones habían podido comprobar la manera en que Vanessa hablaba de ellos". En el maletero, el día del secuestro, guardaba expedientes del Ayuntamiento. Son esos los papeles que hoy investiga la justicia.
Ya sabemos qué hizo la supuesta víctima en ese punto. Pero ¿y el hombre, el supuesto secuestrador? Según declaró él mismo a la Policía, decidió comprar un cuchillo en Maracena para cortar las bridas a Vanessa, porque con el machete, de doble filo, podría hacerle daño. Se dirige luego a la parada del metro. Preguntado "por qué no busca una ferretería en el propio Armilla o busca con su teléfono la más cercana manifiesta que porque no quería quitarle el papel de aluminio a los teléfonos y porque en Armilla no conoce ningún establecimiento", según recoge el auto.
Después va a encontrarse con la alcaldesa. Una vez en su pueblo, en Maracena, se dirige al Ayuntamiento. "Sin embargo, le comunican que (ella) no está allí". Entonces deambula por varios lugares, compra una lata de monster en un establecimiento y después, en una ferretería "un cuchillo y una cinta americana", según afirmó a la Policía, para trabajos futuros. Al salir, afirma, según recoge el auto, que se encuentra con la alcaldesa y que esta le dice que la Policía le busca.
Después, coge el metro para dirigirse nuevamente a Armilla. Se baja una parada antes, ya que, asegura, "había visto coches de policía y temía que estuvieran en la parada donde tomó el metro".
Observa que hay un coche de la Guardia Civil en la puerta y "se quita de en medio". Asegura que fue a una peluquería a cortarse el pelo "por ganar tiempo", que luego se metió en un portal junto a una floristería, después se metió en otro portal pensando qué iba a hacer con la mochila y con el abrigo. Entonces pensó "en entregarse y al escuchar las sirenas de policía muy cerca", salió y se metió en otro portal cercano y escondió las cosas allí". Tras esto, se tomó "una cerveza en un bar cercano a la parada de metro del ayuntamiento".
Regresó a Maracena y allí se dirigió "a la zona donde está el cuartel". Y "en el trayecto" es arrestado, finalmente.
En la causa sigue habiendo sólo un único investigado, este hombre que era novio de la alcaldesa de Maracena, que permanece en prisión provisional, comunicada y sin fianza, por un delito de detención ilegal. Tras el secuestro, la Policía Judicial exigió al Ayuntamiento de Maracena que custodiara sus expedientes en esa misma línea de investigación que vinculó el secuestro con una trama urbanística.
La alcaldesa de Maracena, Berta Linares, ha confiado en que la justicia actúe "con diligencia y transparencia" en la instrucción abierta y ha pedido que no se hagan "especulaciones" ni que la causa sea utilizada "con fines políticos". El exalcalde de la localidad, Noel López, actual número 3 del PSOE-A, también ha negado toda relación con lo ocurrido.