Ciudadanos, ante su extremaunción: el 'ser o no ser' del partido que un día soñó con la Moncloa

Ciudadanos, ante su extremaunción: el 'ser o no ser' del partido que un día soñó con la Moncloa

Algunos de sus dirigentes asumen que están "en el peor escenario posible" ante el 28M. "El proyecto está game over", dicen otros que han abandonado el partido en estas últimas semanas.

Begoña Villacís, candidata de Ciudadanos a la alcaldía de MadridEuropa Press via Getty Images

En la religión católica, la extremaunción es el sacramento que consiste en la unción con óleo sagrado hecha por el sacerdote a los fieles que se hallan en peligro inminente de morir. En el panorama político español actual, Ciudadanos es un enfermo debilitado que espera agónicamente su final. Este 28 de mayo, su particular extremaunción podría llegar con la celebración de las elecciones municipales y autonómicas. Hace cuatro años, la formación que entonces lideraba Albert Rivera se convirtió en el gran fenómeno de los comicios al ser tercera fuerza, convertirse en 'llave' de gobierno en regiones como Madrid, Castilla y León, Murcia y ser determinante para la alcaldía de la capital. Un éxito descomunal para un partido en pena propulsión que llegó a soñar con la Moncloa y que, a día de hoy, camina entre cenizas.

Desde la caída a los infiernos de Rivera en las generales de noviembre de 2019 (el partido pasó de 57 a 10 escaños en el Congreso), su poder territorial ha quedado mermado hasta, prácticamente, la insignificancia. Un descenso sin frenos que ha llevado a la formación a presentar este año 800 listas municipales, la mitad de las que hubo en 2019, y sin apenas nombres conocidos en ellas.

  Albert RiveraEduardo Parra / Europa Press

Un retroceso de representación que arrancó hace dos años, en marzo de 2021, cuando Ciudadanos presentó una moción de censura fallida contra el presidente de Murcia Fernando López Miras después de que tres disputados se convirtieran en tránsfugas y no siguieran las indicaciones del partido de dejar caer el gobierno del que formaban parte.

Esto provocó la reacción de Isabel Díaz Ayuso, que no se fio de Ignacio Aguado y convocó elecciones ante el miedo de que se produjera la misma jugada en la Comunidad de Madrid. La dirigente del PP acabó ganando, rozó la mayoría absoluta y Ciudadanos se quedó fuera de la Asamblea con Edmundo Bal como candidato.

El año pasado se celebraron elecciones en Castilla y León y Andalucía con también desastrosas consecuencias. En la primera, Igea se mantuvo como único representante de la formación en el parlamento autonómico y en Andalucía se quedó completamente fuera tras haber ocupado, en la anterior legislatura, hasta 21 escaños y haber asumido la vicepresidencia.

La pérdida de poder autonómico se ha visto reflejado hasta en el Senado, donde ha pasado de tener un grupo parlamentario propio al ver cómo varios de sus senadores se daban de baja del partido o directamente perdían sus escaños por designación autonómica. Actualmente, sólo mantiene un senador, Miguel Sánchez López, que se ha visto obligado a pactar con el partido de Revilla y Teruel Existe para poder conformar un grupo propio.

A nivel local, Ciudadanos ha logrado conservar hasta el final de la legislatura los gobiernos de coalición en Madrid, Zaragoza, Málaga o Santander. Pero las encuestas son tremendamente dramáticas para la formación. Según el último CIS y los diferentes sondeos, Ciudadanos desaparecía de prácticamente todos los parlamentos autonómicos (hay una mínima posibilidad de sacar un escaño en Aragón) y tampoco sería relevante en ninguna de las quince principales ciudades. Sólo en Madrid, con Begoña Villacís como candidata, el partido 'naranja' aspira a tener representación e, incluso, ser decisivo para cuatro años más de Martínez-Almeida como alcalde. 

  Patricia Guasp.EFE

Y mientras el barco hace aguas, diputados, exdiputados y dirigentes naranjas han dado un portazo al partido. Hasta la fecha, más de doscientos cargos han dicho adiós a las siglas y han decidido unirse al PP o han abandonado la política. Poco o nada queda ya del Ciudadanos ‘riverista’ que soñó con alcanzar el gobierno nacional tras los grandes resultados en las generales de abril de 2019. Los primeros en marcharse fueron el fundador Francesc de Carreras, el diputado en el Congreso Toni Roldán y el eurodiputado Javier Nart, críticos con la decisión de Albert Rivera de vetar cualquier pacto con el PSOE de Pedro Sánchez. De los 37 cargos que componían el Comité Ejecutivo Nacional de Ciudadanos en 2017, sólo se mantienen dentro del partido y en activo una decena.

La regeneración llevada a cabo en enero de este año, a través de unas primarias que enfrentó a la lista 'oficialista' encabezada por Patricia Guasp contra la alternativa representada en Edmundo Bal, tampoco ha generado una reacción positiva. Más bien lo contrario: escenificó una división interna entre las dos almas de partido y una hemorragia incapaces de cicatrizar. En el CIS de enero, Ciudadanos tenía una estimación de voto del 2,9% y, cuatro meses después, seis décimas menos (2,3%). 

Los malos augurios han sumergido en el pesimismo a la mayoría de candidatos y simpatizantes del partido. "Sabemos que estamos camino del matadero. Hoy en día, votar a Ciudadanos es un acto de fe. No va a valer para nada, pero hay que ser fiel a uno mismo hasta el final", señala a El HuffPost un votante 'naranja' que apostará por Villacís para la alcaldía de Madrid (no confirma que haga lo mismo con Aruca Gómez, la candidata para la Asamblea). 

Dentro del partido, algunos resisten el envite como pueden. "Estamos en el peor escenario posible y somos conscientes de que nos jugamos todo en estas elecciones", señala una importante dirigente de la formación. Según esta fuente, los ánimos en el partido están muy bajos pese a que se quiere dar batalla durante toda la campaña. "Es difícil pedir el voto cuando sabes que la gente ni siquiera te tiene en cuenta", añade. 

  El cartel electoral de Anna Grau, en las calles de BarcelonaEuropa Press via Getty Images

Los 'ex' de Ciudadanos también lamentan la deriva de la formación y su situación actual. Sergio García, exsecretario de Organización de Ciudadanos en Asturias, decidió el pasado mes de abril darse de baja del partido tras nueve años de intensa labor política. "Muchos compañeros y yo fuimos avisando desde hacía muchos meses a los órganos del partido que no se iba por el camino adecuado", señala el aún diputado regional en una conversación telefónica con El HuffPost. En su opinión, la 'pena capital' de Ciudadanos es haber sido "muleta del sanchismo" para la aprobación de los diferentes estados de alarma durante la pandemia o de leyes como el "sólo sí es sí" o la de bienestar animal. "Es una directriz que emana de la dirección nacional desde la marcha de Albert Rivera", añade. 

Para García, el primer error que cometió Arrimadas tras tomar el relevo de su predecesor fue" rodearse de dirigentes que no tenían nada claro la estrategia a seguir". "Por eso los españoles nos han situado fuera de las instituciones. No supimos corregir esa deriva pese a que algunos compañeros y yo decíamos que teníamos que dar la voz a los afiliados. Eso no ocurrió hasta enero, con el Congreso Extraordinario, aunque ni eso ha servido para marcar una nueva hoja de ruta o para cambiar las estructuras", se lamenta.

Por eso, para el exsecretario de Organización, el proyecto de Ciudadanos tal y como se conoce "está game over". "Cuando el electorado te enseña la puerta de salida puedes irte honradamente como hizo Rivera o aferrarse a un proyecto que es un muerto viviente", sentencia. 

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Licenciado en periodismo por la Universidad Carlos III. Actualmente, es jefe de política en El Huffington Post, tras nueve años como coordinador en ABC, cuatro como director digital en el grupo COPE y seis meses en Mediaset. Puedes contactar con él en javier.escartin@huffpost.es