Chill, sesión, colocón... El 'chemsex' incrementa un 602% con respecto a 2018

Chill, sesión, colocón... El 'chemsex' incrementa un 602% con respecto a 2018

Los expertos insisten en aplicar un plan de choque que evite estigmatizar a las personas que realizan esta práctica sexual.

2022 haya habido un incremento del 602% que en los años 2017 y 2018.Getty Images

Chill, sesión, colocón... Son muchos los nombres que recibe el Chemsex en España. Un problema de salud pública que ya supone un problema en las grandes ciudades españolas y europeas y que solo en Madrid ha provocado que entre enero de 2021 y julio de 2022 haya habido un incremento del 602% que en los años 2017 y 2018.

¿Pero qué es el Chemsex? Es la combinación de las palabras chems (‘chemicals’, es decir, drogas) y sex (sexo) haciendo alusión a un tipo de consumo sexualizado de sustancias vinculado a la cultura sexual gay, aunque en términos de salud pública se engloba dentro del grupo de hombres que tienen sexo con otros hombres y que suele desarrollarse en casas particulares, saunas, hoteles, clubes de sexo, locales privados o zonas de cruising, entre otros.

¿Cómo es el chemsex? Quienes lo usan, señalan a El HuffPost en privado, que consiste en mantener largas sesiones de sexo que pueden prolongarse durante horas o días en las que se hace habitual el policonsumo de drogas como el G, chorri, mefedrona, cocaína, popper, tina, speed o eme. "En mi caso se suele poner la droga en una mesa, cada uno trae algo. Se pone en platos, se ordena por tipo de sustancia y estamos en una casa de fiesta, normalmente en calzoncillos pasándolo bien y cuando surge pues follamos", explica un usuario que no quiere dar ni su nombre ni su ciudad. "Llevo relativamente poco haciéndolo. Hará unos dos años y empezó por mi compañero de piso, que ya lo hacía antes y probé. En mi ciudad es habitual que la gente lo haga cuando acaba la fiesta, como un after casero, pero sin que te cobren una millonada. La verdad es que yo controlo bastante, pero hay quien no y acaba 'volcando' y ya es un rollo. En general estamos todos pendientes de todos", explica.

"Solemos hacerlo una vez a la semana y somos un grupo relativamente cerrado, casi siempre los mismos y con poca variación. Cuando voy a casa de mi amigo tiene una habitación en la que hay bolas, te desnudas y metes tu cartera y todo, le pones tu nombre y la cierras, lo llamamos la taquilla. Así evitamos perder nada o que nos digan que hemos robado algo cuando vamos ya pasadoetes. De ahí pasamos al salón donde está el sofá abierto, unas colchonetas en el suelo y una mesa en la que dejamos lo que queramos consumir. El resto es estar de chill, tranquilos, con música, hablando, tomando o teniendo relaciones entre nosotros cuando nos apetece. Tampoco es estar todo el rato hasta que te corras, igual estamos cinco minutos y ya seguiremos", añade otro usuario, que suele practicar el chemsex los sábados cuando sale de trabajar ya de madrugada del céntrico restaurante de Madrid en el que trabaja. "Yo suelo tomar 'mefe' [mefedrona], tengo un amigo que dice que es la coca que funciona como un porro que se esnifa, y tiene razón. Deja el cuerpo relajado, excitado y despierto, como muy alerta de lo que pasa. Además, hace que me cueste estar erecto y hace más fácil que pasemos la noche tranquilos aunque a veces me acabo tomando unos 'azules' [viagra] si me he pasado un poco cuando me he pintado alguna [raya] que más . Ya cuando se pasa y te toca comer techo o pasar la resaca es otra cosa. Hay quien vuelve a tomar y evita pasarlo", añade. "¿Usas condón?", se pregunta a ambos desde este medio. La respuesta, es en ambos casos es que hay preservativos, pero no es habitual usarlo.

Cabe recordar que, según datos del Ministerio de Sanidad, en España, el 59,8% de los atendidos por chemsex tienen un diagnóstico de VIH positivo, el 75,5% ha sufrido algún tipo de infección de transmisión sexual, según los datos extraídos del Sistema Unificado para Registro de Adicciones (SUPRA). Las más prevalentes son la sífilis, con un 66,9%, y la gonorrea, con un 49,1%.

El uso de drogas y el sexo no es algo nuevo. La encuesta europea EMIS 2017 revelaba ya que el 14% de los hombres que tienen sexo con hombres ha usado algún tipo de drogas estimulantes para que el sexo sea más intenso o prolongado pero que, como cualquier droga, crea adicciones. Y el estigma en torno al chemsex ante lo descrito anteriormente por los dos testimonios provoca que muchos callen sobre sus prácticas sexuales agravando el problema.

Es por ello que el Ministerio de Sanidad se ha puesto manos a la obra para atajar el problema. "Desde el Ministerio de Sanidad se está trabajando en el Chemsex dentro del marco del Plan Estratégico para la Prevención y Control de la Infección por el VIH y las ITS en España 2021-2030. En concreto, se ha trabajado en dibujar la situación en España a partir de diferentes encuestas, en formación de profesionales o en la elaboración de un documento técnico para el abordaje del mismo. También se da apoyo a través de subvenciones a organizaciones y colectivos sociales que trabajan a un nivel más cercano con las personas afectadas que requieren asistencia", indica en conversación con este medio la ministra de Sanidad, Mónica García.

Para ello, explica, es necesario conseguir "una fotografía más precisa a nivel epidemiológico" y que tenga un enfoque con varios determinantes sociales de salud que permitan tener "un abordaje adaptado a las necesidades de las personas afectadas, que pueden ser diferentes entre sí y las consecuencias del chemsex pueden no ser iguales en función de la situación de la persona".

Una cuestión que, según explica la titular de Sanidad, varía por comunidades autónomas con fuerte incidencia en Madrid y Barcelona. "Detectamos algunas diferencias entre ellas en cuanto a la formación o los circuitos asistenciales. Debemos trabajar en conjunto para mejorar la cohesión en este sentido. Debemos potenciar el rol de los centros especializados en ITS que cuentan con capacitación técnica y acceso a innovación, pero también una serie de conocimientos sobre la casuística relacionada con el chemsex que pueden ofrecer una atención más centrada en los cuidados y sin prejuicios hacia las personas que requieran atención sanitaria. También que haya un trabajo conjunto con la red de atención a las adicciones que aborden las adicciones comportamentales para que haya un abordaje integral de las personas que requieran este tipo de atención", explica al respecto.

Además, insiste Mónica García, trabajan para "mejorar la formación de profesionales sanitarios sobre este fenómeno y seguir trabajando y colaborando con las organizaciones sociales que son las que mejor conocen la situación y las demandas y necesidades de las personas afectadas", favoreciendo la no creación del estigma.

Por ello, poco a poco, los partidos políticos comienzan a presentar estrategias para hacer frente a este fenómeno. Uno de ellos es precisamente el de la ministra de Sanidad, Más Madrid, que hace apenas dos semanas presentaba el Programa Albatros, una iniciativa multisectorial diseñada para abordar sin estigmatizar el chemsex que busca incidir en la salud mental, la salud sexual, lo social y las adicciones de quienes realizan estas prácticas alejándose de enfoques punitivos y que adopta en lo que coinciden todos los expertos: una postura de comprensión y apoyo, centrada en la salud y el bienestar de las personas siempre respetando su seguridad y comodidad.

"Este consumo de sustancias generalmente en grupo de hombres que tienen sexo con hombres, aunque se empiece estando en otros perfiles, pero viene fundamentalmente de ahí estaría infinitamente mejor atendido por las instituciones si no fuera parte del colectivo gay. No se está haciendo lo mismo que con el VIH de mirar a otro lado, pero las instituciones no están haciendo todo lo que deberían porque es mucho más prevalente de lo que parece", indica una de las creadoras de este proyecto y diputada de Más Madrid en la Asamblea de Madrid, Marta Carmona. 

"Nosotros proponemos un estudio epidemiológico para poder ver la dimensión del problema y los condicionantes sociales que llevan a él. En muchos casos, según se está pudiendo ver, viene determinado por determinantes geográficos, experiencias traumáticas, no haber podido desarrollar una sexualidad libre en condiciones...", explica asegurando que es fundamental formar a los profesionales de los centros de ayuda a la drogadicción. "Si una persona que practica chemsex y tiene un problema de drogodependencia va a un centro, su atención va a depender que el profesional sepa de qué va la vaina y la ilusión que le haya querido poner para conocer el tema", explica asegurando que son las ONG Del tercer sector las que se están encargando de los tratamientos. "No es igual atender a una persona por consumo habitual de cocaína que a una persona con un consumo por chemsex", simplifica.

"También hay que sensibilizar a la población. La sexualidad es amplia, diversa y las relaciones sexuales en grupo existen. Lo que no hay que normalizar es que aparezcan agresiones sexuales en ese contexto. Muchas veces la Policía o el sistema judicial no entiende que en esos contextos pueden producirse agresiones sexuales. Tampoco muchos afectados no entienden que se están produciendo agresiones sexuales en ese momento", añade al respecto.