La campaña de Yolanda Díaz: se vuelca con Colau y hace equilibrios para no enfadar a Podemos
La vicepresidenta ha intentado contentar a todas las fuerzas políticas que espera aglutinar bajo el paraguas de Sumar.
La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, cierra este viernes en Barcelona junto a Ada Colau su campaña más difícil. La dirigente, embarcada ya en la carrera presidencial con su plataforma 'Sumar', ha tenido que hacer verdaderos equilibrios para dar apoyo en este 28-M a los intereses electorales de sus socios (Compromís, Más País, Barcelona en Comú y el resto de partidos que forman el denominado 'pacto del Turia'), pero sin pisarle el callo a Unidas Podemos, grupo parlamentario al que pertenece en el Congreso de los Diputados y con el que todavía negocia para ir juntos a las generales.
16 días en total de mítines, viajes y fotografías que se han analizado hasta el mínimo detalle buscando la posibilidad de que la ministra rompiera esa imagen de unidad que la ministra trabaja a fondo para salvar su proyecto. En total, Díaz ha acudido a 18 eventos en hasta 11 comunidades autónomas para respaldar a candidaturas de diferente signo.
Pero no ha sido fácil para la gallega mantener dicho equilibrio y, en varias ocasiones, irremediablemente ha quedado roto para enfado de Podemos, pese a que, como indica su equipo, el 95% de los actos han sido con Unidas Podemos. El 15 de mayo, por ejemplo, Díaz se dejó ver muy animada durante casi media hora - con brindis incluido - con las candidatas de Más Madrid, Rita Maestre y Mónica García, en la festividad de San Isidro. Una estampa muy diferente a la que tuvo un rato después con los aspirantes de Podemos-IU, Alejandra Jacinto y Roberto Sotomayor, cuyo encuentro apenas superó el minuto. Eso sí, en dicho paseo por la mítica pradera, Díaz no se mojó de palabra y sólo pidió a los votantes movilizarse "en favor de las fuerzas progresistas" para acabar con los gobiernos de Martínez-Almeida y Ayuso en Madrid.
Pero su posición más delicada ha llegado en los últimos días de campaña. Este pasado miércoles, la dirigente salió al rescate de Podemos en Alicante para pedir que se votara al candidato morado a la presidencia de la Generalitat, Héctor Illueca. Lo hizo en territorio de Compromís, formación con la que mantiene una alianza estable y con cuyo candidato, Joan Baldoví, guarda una estrechísima relación de amistad.
Su movimiento se basa en puro cálculo electoral. Las últimas encuestas publicadas, entre ellas la de El País, sitúan a Podemos en torno al 5% de estimación de voto en la Comunidad Valenciana, lo que hace que su presencia en las cortes penda de un hilo. Quedar por debajo de ese horizonte supondría su ausencia en el parlamento y, muy probablemente, la posibilidad de que PP y Vox puedan conformar gobierno en la región.
Por este motivo, y pese a que Compromís es aliado de la plataforma que promueve Yolanda Díaz para las generales, la ministra decidió apostar públicamente por el candidato de Unidas Podemos. . "Si no alcanzamos el objetivo van a salir ellos -en referencia a la derecha- y los valencianos lo que quieren son salarios dignos, feminismo, alegría y otra manera de hacer las cosas", resaltaba Díaz en un llamamiento a la concentración del voto.
En todo caso, Díaz compensó este apoyo a Podemos reivindicando al día siguiente el voto para Joan Ribó en un acto que también contó con la presencia de la candidata de Podemos, Pilar Lima. En dicho evento, organizado por una plataforma ciudadana contraria a la ampliación del Puerto de València, Díaz pidió "alto y claro" el voto para Compromís "para garantizar que las fuerzas progresistas siguen gobernando en Valencia". Una vez más, la gallega aplicó el cálculo electoral: en la capital, la candidatura de Podemos no llega ni al 3% de respaldo - según la encuesta de El País - y sus votos podrían restar opciones a Ribó para revalidar su cargo.
Pero las matemáticas de Díaz no convencieron a Podemos. Pilar Lima abandonó el acto visiblemente molesta y sin hablar con la prensa por no haber contado con el apoyo de la ministra. "Ella puede dar apoyo a quien considere y nosotras desde nuestras plataformas, desde nuestros partidos y desde el asociacionismo, seguiremos trabajando", dijo la número 2 de su lista, Lara Manyes, ante este desaire.
En Podemos molesta, además, que Díaz no haya aplicado el mismo juego para la Comunidad de Madrid. Conscientes de que su entrada tanto en el consistorio como en la Asamblea de Madrid se decidirá por un puñado de votos, los 'morados' esperaban un mayor espaldarazo de la ministra tanto a Roberto Sotomayor como a Alejandra Jacinto. Aunque eso supusiera ir en contra de los intereses de Más Madrid, otro aliado indiscutible de Sumar.
Donde Díaz no ha tenido remilgos en 'mojarse' ha sido en Barcelona, libre de cualquier conflicto de intereses. La vicepresidenta se ha volcado en la campaña de Ada Colau, le ha regalado amistosos gestos en públicos e incluso se puso la camiseta con el lema irónica "La culpa de todo la tiene Ada Colau" que promueve la candidatura de los comunes. "Barcelona tiene que nacer muchas veces y para eso necesitamos que Ada continúe siendo alcaldesa", reclamaba la vicepresidenta en uno de esos mítines.
Frente a las numerosas fotos con Colau, destaca la ausencia absoluta de imágenes con la secretaria general de Podemos, Ione Belarra. Las dos ministras no han cruzado sus agendas para hacer algún mitin juntas. Tampoco con la titular de Igualdad, Irene Montero. Desde el entorno de la vicepresidenta recuerdan que la agenda la decidían los distintos territorios y no Sumar ni Díaz.
Aunque la consigna en Podemos ha sido evitar durante la campaña cualquier tipo de confrontación con Sumar, lo que ha ayudado a rebajar la inflamación surgida tras el fracaso de sus reuniones para forjar una alianza electoral, los 'morados' han aprovechado el escándalo de los supuestos votos comprados en Melilla para mantener vivo el enfrentamiento.
"Es muy grave y a mí me preocupa que algunos partidos progresistas hayan pensado que estos son socios aceptables", dijo este miércoles Belarra en referencia al apoyo que Coalición por Melilla - partido investigado por este presunto fraude electoral - ofreció a Sumar para las generales. Un dardo que supone la antesala de la batalla final que a la izquierda le espera tras las municipales y autonómicas y de la que dependerá el futuro de Yolanda Díaz.