Buscando votos hasta “debajo de las piedras”
“Mientras Feijóo fracasa, nosotros tenemos que fijar un marco seguro de negociación, sin filtraciones, para ir avanzando”, dicen en el PSOE. Génova insiste en la vía del PNV.
Muchos de los cargos del PP consultados por El HuffPost durante estas semanas de estío coincidían en lo mismo: “Anímicamente, seguimos en la noche electoral”. Ese domingo 23 de julio en el que Alberto Núñez Feijóo salía al balcón de Génova tras ganar las elecciones generales pero sin que le dieran los números para gobernar. Una realidad parlamentaria que dejó al partido en estado de shock, sin entender muy bien cómo era posible que todos sus cálculos hubieran fallado. Un estado que el domingo comenzó a cambiar cuando su líder, por primera vez, dejó entrever que su papel será el de liderar la oposición.
“Es mejor perder una investidura, y que no pierda España, que perder la dignidad de los españoles”, dijo Feijóo en el inicio del curso político, ante barones y altos cargos. Como avanzó este diario, la gran mayoría del PP respalda su decisión de presentarse a la investidura, aunque no tenga garantizados los apoyos necesarios. “Por responsabilidad”, no han parado de repetir. “Para explicar nuestro proyecto como fuerza ganadora que somos”. Si bien, internamente se le exigía más realismo cuando sus portavoces no dejaban de repetir públicamente que había opciones de gobernar cuando en privado, una vez apagados los micrófonos, el pesimismo era enorme.
Ahora, con la declaración de Feijóo en Galicia, ese realismo numérico se impone de cara a la ronda de contactos que el PP va a comenzar. “Si algo ha quedado claro en los últimos años, es que en política todo puede pasar. Pero hoy por hoy, la opción de que gobernemos después de la investidura es nula. Prácticamente nula”, según el resumen de un líder regional, compartido por casi todo el mundo en el partido. “Estamos a cuatro diputados de la mayoría absoluta”, sostienen en Génova. Pero nada parece que vaya a moverse en el tablero político en las próximas semanas.
Feijóo tiene un mes para intentarlo. A saber, el debate de investidura se celebrará los días 26 y 27 de septiembre, para que una hipotética repetición electoral no coincidiera con las fiestas de navidad. El gallego pretende hablar con todos salvo con Bildu. Aunque en este sentido también quiso tranquilizar, tanto en público como después en una comida con sus barones y cargos de confianza: “Hablar sí, dialogar también, pero chantajes no”. Se refería así a su decisión de incluir en esa negociación a Junts, que reclama la amnistía y un referéndum de determinación. “Es obvio que jamás aceptaríamos eso”, zanjan fuentes de la dirección.
Habrá que comprobar cómo se formaliza ese contacto, si es que se produce. Alejandro Fernández, el líder del PP de Cataluña, ha sido el más claro al rechazar esa interlocución. Pero lo cierto es que también incomoda en otros sectores de la formación aunque los barones no hayan protestado públicamente. “Nuestros votantes no entenderían una foto con Junts, las sonrisas, los apretones de manos… Puigdemont dio un golpe de Estado, puso a España en una situación límite y se sitúa fuera de la Constitución”, en palabras de un alto cargo de la estructura madrileña.
Sea como fuere, Génova se prepara para esas negociaciones, manteniendo una rendija cada vez más pequeña a la posibilidad de que fructifique. El primer convocado es Pedro Sánchez, el presidente en funciones. Y aunque habrá encuentro entre ambos, a la espera de que los gabinetes se pongan de acuerdo, el desenlace está más que claro: no hay margen para el entendimiento. Una gran coalición, con el gallego como presidente, es una quimera que se reconoce por ambas partes.
Descartada la vía socialista, la opción más deseada por el PP es la del PNV. En sus círculos políticos no paró de reenviarse el domingo la portada de El Correo en la que José Alberto Pradera, ex diputado general del PNV, declaraba: “El PNV debe abstenerse en la investidura de Feijóo porque Vox no está en la ecuación”. Es decir, que los de Santiago Abascal ya afirmaron públicamente que rechazarían entrar en el gabinete de Feijóo. Fuentes populares también sugieren que Íñigo Urkullu sería de la misma opinión.
“No” es en todo caso la respuesta oficial del PNV, verbalizada por sus portavoces oficiales. Se sentarán con Feijóo pero como gesto de cortesía, nada más. Pero hay que buscar votos “hasta debajo de las piedras”, como también reconocen en las filas socialistas. “Discreción” es la consigna en Moncloa, como también publicó este periódico. Pero en el PSOE siguen confiados en que el gesto de la amnistía -falta ver cómo se articula- será suficiente y Junts aparcará la autodeterminación. “Mientras Feijóo fracasa, nosotros tenemos que fijar un marco seguro de negociación, sin filtraciones, para ir avanzando”, en opinión de un diputado de la bancada de Sánchez.
En efecto, el presidente en funciones quiere aprovechar estas semanas para avanzar en su investidura, en paralelo a la ronda de contactos de Feijóo. ¿Y si los independentistas piden lo imposible? “Las repeticiones electorales las carga el diablo. Hay que hablar mucho, discretamente, y ver hasta donde podemos llegar sin pasarnos de la ralla y provocar un terremoto. Creo que todos los actores somos conscientes de que no podemos desaprovechar esta oportunidad. Antes de las elecciones, prácticamente nadie auguraba que Sánchez pudiera gobernar”, según las fuentes consultadas del lado socialista. Sumar comparte el análisis.