Batalla campal por Venezuela y la migración

Batalla campal por Venezuela y la migración

Sin tregua entre el Gobierno y el PP. “Hace mucho que a Feijóo se le cayó el halo de hombre de Estado”, dicen en Moncloa. “¡Pero si ni nos llaman!”, replican en Génova.

Edmundo González, este viernes junto a Mariano RajoyPartido Popular/EFE

Hasta hace no tanto, las dos cuestiones que esta semana han tensionado las relaciones entre el Gobierno y el PP eran orilladas del rifirrafe político. Y daba igual quien estuviera al frente de la Moncloa. La política internacional y la migración tenían un estatus distinto. El Gobierno informaba al principal partido de la oposición y este no hurgaba en la herida cuando se vivía una crisis importante. Era una norma no escrita, pero se cumplía.

Hoy, nada queda fuera del pulso partidista. Para empezar, la interlocución entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo está interrumpida incluso en política internacional. De la llegada de Edmundo González a España el jefe de la Oposición se enteró por los medios. “No nos llamaron”, desvelan desde su equipo. En paralelo, el PP no dudó en forzar una votación en el Congreso para reconocer a González presidente electo de Venezuela, pese a que Moncloa se resiste a ello, en línea con la UE y con la vista puesta en lo que ocurrió con Juan Guaidó.

En la práctica, la situación en Venezuela se ha convertido en el gran tema de discusión política doméstica. Con el añadido de que ni en el propio Gobierno se aclaran. Margarita Robles, siempre con voz propia, no dudó en calificar de “dictadura” al régimen de Nicolás Maduro, extremo que no admitió José Manuel Albares, el jefe de la diplomacia española. “Está claro que Maduro es un dictador, pero en diplomacia hay que saber qué palabras usar. ¿Has escuchado a alguien de la UE referirse en esos términos”, expusieron fuentes socialistas consultadas por El HuffPost. La consigna de Moncloa fue no asumir el término de la titular de Defensa.

  La ministra de Defensa, Margarita Robles, en una imagen reciente.Alejandro Martinez Velez

La brecha del Gobierno alimentó el pulso con el PP, que no dudó en utilizarlo, al tiempo que ya avisó que también en el Senado se reconocerá a González como el presidente de Venezuela. “Lamento profundamente que España no defienda la democracia en Venezuela por intereses políticos, ideológicos del Gobierno. Estamos dando un pésimo ejemplo a la comunidad internacional”, dijo Feijóo desde Atenas, tras verse con el primer ministro griego, Kyriákos Mitsotákis.

Fue desde allí donde el principal partido de la Oposición también chocó frontalmente sobre el segundo de los asuntos calificado de Estado, y que tradicionalmente quedaba fuera de la presión política: la migración. En este asunto, los contactos sí que se han producido, pero sin llegar a buen puerto. “Los canales de comunicación no están roto”, corroboran ambas partes, aunque no concretan una nueva reunión.

En esencia, el Ejecutivo central quiere reformar la ley de extranjería tal y como la planteó en la primera y fallida votación en el Congreso mientras el PP replica que lo que se ha de negociar es el papel acordado con el Gobierno canario esta misma semana, y que entre otras cosas pide que sea el Estado el que ponga la mayor parte de los recursos para acoger a los menores migrantes.

Ante el bloqueo, Fernando Clavijo, el presidente de Canarias, ha llegado a declararse “desesperado” y avisa de que, con el mar en calma, lo peor está por llegar. Así resumen la situación en su equipo: “Lo único que queremos es que se sienten a negociar. Solo hay dos puntos que diferencian el papel del Gobierno y el que firmamos con el PP. Hemos criticado a ambos, pero tenemos que seguir intentándolo y ahora es el Gobierno el que dice que no quiere saber nada”. Desde Ceuta también se reafirman en mandar un SOS: “Solo recibimos buenas palabras pero nadie nos ayuda”.

Apenas resuenan ya las voces en ambos partidos que reclaman volver al contexto anterior, en el que las cuestiones de Estado quedaban fuera de la bronca. “A Feijóo se le cayó hace mucho el halo de nombre de Estado”, zanjan en Moncloa. “Pero si ni tan siquiera nos llaman, es de una deslealtad absoluta”, contestan en Génova. Para un histórico del PP, exministro, la falta de estabilidad en la legislatura no ayuda a normalizar las relaciones. “Lo que estamos viviendo es malo para España y nadie parece dispuesto a pararlo. Vivimos en una campaña electoral eterna”. 

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Corresponsal político de El HuffPost.