150, los diputados con que Feijóo intentaría gobernar en solitario
En Génova creen que a Vox no le convendría la repetición de elecciones en caso de negarse a apoyar un Gobierno popular sin Abascal de vicepresidente.
“Con a partir de 150 diputados el PP podría gobernar solo, como hizo Aznar con 156 diputados en 1996”, afirma un diputado próximo a Génova a solo seis días del 23J. Entonces fueron CIU -en el famoso acuerdo del Majestic con Pujol- y PNV, dos partidos nacionalistas, quienes pactaron con Aznar la investidura. Ahora dependerá de los votos que obtenga Vox y de si necesita algún apoyo más para lograrlo, probabilidad con la que ya trabaja el equipo de Feijóo.
El PP es consciente de la alarma que crearía en Europa que España tuviera un gobierno con la extrema derecha dentro y echan mano de la historia para avalar un Ejecutivo en solitario. “Suarez también gobernó en 1979 con 166 escaños” recuerdan los populares, buscando datos estos días para justificar el intento, aunque Abascal ya ha advertido que no facilitará ningún gobierno al PP sin ocupar sillones, tal y como ha hecho en la formación de ayuntamientos y comunidades, donde ha cobrado caros sus votos. El único sitio donde Vox no ha entrado en el Gobierno ha sido en Baleares, al llegar a un acuerdo para formar parte de los Consells de Mallorca y Menorca, con un abultado presupuesto y poder. El pago a base de sillones no está en duda.
Los puentes con los nacionalistas catalanes están más que rotos tras el 155, y con los vascos no es suficiente. La creencia de que votantes socialistas se decanten a última hora por el PP para frenar un gobierno con los ultras es uno de los escenarios con el que sueñan los populares. “Feijóo va a intentar que el PSOE se abstenga. Otra opción que podría intentar también es que lo haga el PNV, Teruel Existe, Coalición Canaria… pero eso no va a ningún lado. No veo a Sánchez por la labor, la verdad”, asegura un socialista del entorno de Moncloa.
Hay quienes en Génova creen que a Vox no le convendría la repetición de elecciones en caso de negarse a apoyar un Gobierno popular sin Abascal de vicepresidente, pero lo cierto es que esa misma jugada ya le salió mal a Sánchez cuando la falta de un acuerdo de investidura con Podemos en 2019 le llevó a convocar nuevas elecciones. Perdió tres escaños y Vox dobló los obtenidos unos meses antes. Feijóo sabe que la repetición de elecciones es una ruleta rusa, por eso se ha forzado a Maria Guardiola en Extremadura a admitir a Vox en su Gobierno a pesar de dar su palabra de que jamás estaría.
La desaparición de Ciudadanos tras su errática política de apoyos, es el ejemplo que sale a relucir en círculos populares para comparar con Vox. “No tiene nada que ver. Vox es un partido cuyos votantes eran del PP y tienen muy claro lo que proponen, en cambio Ciudadanos jugó a presentar a Albert Rivera como el nuevo Adolfo Suarez cuando en realidad no había similitudes. Los votantes interpretaron que era un partido a su medida hasta que se reveló el espejismo” dice un socialista muy presente en aquellos momentos.
La posibilidad de que se repita el pasado y Sánchez se vea obligado a dimitir por los malos resultados del 23 J, como ya sucedió el 1 de octubre de 2016 cuando la Ejecutiva se conjuró para lograr desalojarle de Ferraz y del Congreso, es otra de las posibilidades con las que cuenta Feijóo, y que le permitiría, como ya sucedió entonces gobernar con la abstención socialista. En este caso el PSOE debería haber aprendido la lección, porque lo único que logró fue convertir a Sánchez en un héroe de dimensiones épicas capaz de ganar unas primarias con todo el aparato, la vieja guardia en contra y a pesar de la presión mediática. Una situación que será difícil que se reproduzca porque es su equipo quien controla ahora el partido.
Ahora mismo en Génova rezan para que Feijóo no meta la pata estás últimas jornadas ni salte ninguna noticia que revierta la tendencia de las encuestas y puedan alcanzar la cifra mágica para intentar gobernar en solitario. “Con Vox se pueden acordar pactos de Estado, estamos abiertos a pactar. Menos en políticas de cambio climático y derechos de las mujeres, todo lo demás es negociable”, apuntan fuentes populares. Así podrán justificar que lo intentaron antes de abrir las puertas de Moncloa a Abascal y los suyos.