Retrato de una inacción política en la crisis de los 'pellets': "Llegaron sin material, ni bolsas, solo 'capachos'"
Alcaldes de Concellos en el epicentro del vertido de 'pellets' de microplásticos rememoran los primeros compases en los que se sintieron desamparados por parte de la Xunta de Galicia.
En la última semana, lo que debería de haberse traducido en una coordinación total entre distintas Administraciones para tratar de atajar cuanto antes un episodio de contaminación ambiental, ha acabado tornándose en una suerte de guerra política por ganar la batalla del relato. La llegada del vertido de pellets de microplásticos ha despertado el enfrentamiento entre la Xunta de Galicia y Gobierno central. La primera descarga la responsabilidad en el segundo, esgrimiendo un argumentario que tiene como clave la cronología de este incidente y el despliegue de medios de uno y otro Ejecutivo.
El Gobierno autonómico del popular Alfonso Rueda sostiene que era responsabilidad de Madrid tomar cartas en el asunto cuando el pasado 8 de diciembre se produjo la pérdida de seis contenedores del carguero Tocanao, frente a Portugal. El Centro de Control del Mar de Portugal recibió a las 5.18 horas de aquella madrugada la alerta y la transmitió simultáneamente a Salvamento Marítimo español y luso. Sin embargo, la clave está en lo que se comunicó. No era una alerta por temor a contaminación ambiental, sino que se alertaba de riesgo por colisión de otras embarcaciones con los contenedores perdidos. De hecho, se aseguraba que la carga no era peligrosa.
¿Qué ocurrió desde entonces? Para llegar al siguiente gran titular hay que esperar cinco días, hasta el 13 de diciembre, o lo que es lo mismo, el día en que los sacos cargados de minúsculas bolas de plástico llegaron a Corrubedo, en la localidad coruñesa de Ribeira. Un vecino de dicha capital de la comarca de O Barbanza alertaba de la presencia de los microplásticos en dos arenales. Aquel día, Rodrigo Fresco sacó 60 sacos. Ayer confesaba a El HuffPost: "Di por hecho que estaba todo movilizado para actuar, no pensé que hasta el día 5 de enero estuviese el plan [contra contaminación marina] sin activar".
Este hostelero gallego no es el único sorprendido ante lo ocurrido en las últimas semanas. Tres alcaldes de los Concellos que se se convirtieron en el epicentro de un vertido que se ha extendido a Asturias, Cantabria y -a falta de confirmación de los análisis- a Euskadi, coinciden en retratar lo que apuntan que ha sido una inacción de la Xunta desde los primeros compases del problema. Una cuestión que el Gobierno gallego rechaza, pero que no concuerda con el relato de los regidores a este medio.
La alcaldesa de Muros, a Rueda: "Yo te necesitaba hace cuatro días"
"El cuento es que a Muros llegó el día 3 [de enero], y la Xunta tenía conocimiento, pero a nosotros nos avisa Salvamento el día 13 [de diciembre] para que vayamos a retirar un saco de pellets y hacía 20 días que había llegado a Ribeira", explica la alcaldesa de Muros, María Lago (BNG), otra de las primeras localidades afectadas, pero a la que baña la ría de Muros-Noia. "Si tuviésemos un sistema de vigilancia efectivo, en ese primer momento se debería haber activado el Plan Camgal en fase de vigilancia y estar pendientes", valora la regidora, que acusa una falta de información por parte de la Xunta sobre cómo actuar ante este vertido y cómo coordinarse.
"En cuanto nos llegó, a nosotros lo que nos dijeron fue: 'Id a quitarlos'. Y nosotros no teníamos ninguna preparación para esto", subraya. La alcaldesa muradana también considera la situación está encaminada, remarcando eso sí que "hasta que se quite la última bolita esto no acaba", pero que el Gobierno de Rueda llegó tarde: "Cuando vi que activaban el nivel 2 de alerta -la entrevista tuvo lugar una hora después de que ocurriese-, me dije 'yo te necesitaba hace cuatro días', cuando comenzó esto y tendríamos que haber coordinado una respuesta ya en vez de andar ahora a las carreras".
Y, ante la cuestión de cómo se sintieron en el Concello de Muros durante aquellos días respecto a la Xunta, Lago es rotunda: "Abandonados totalmente. Sí que tuvimos apoyo de otros concellos como el de Ribeira o desde la Fegamp [Federación Galega de Municipios y Provincias]". Para hacerse una idea, esta alcaldesa tuvo que recurrir a medios de limpieza y recogida privados, sufragados por la aseguradora de la naviera. Cuando recibieron aquel aviso para ir a por el saco, los servicios municipales ya se encontraron pellets dispersos por la arena. Tras comunicar a Gardacostas que sí habían retirado un saco, pero no tenían medios, la respuesta recibida por el Concello fue que no podían enviar nada directamente, tenía que aprobarlo la Xunta.
El día 4 de enero, Lago contacta con la Consellería de Medio Ambiente y le trasladan que debe hablar con Mar para activar el plan de contaminación marina. Contacta con la Consellería do Mar sin lograr hablar con un responsable y desde allí "me dejan entrever que no se va activar el plan", pero les emplaza a que le avisen y se comuniquen con ella en cuanto sepan algo. En la otra cara de la moneda, el día 5, sí puede comenzar a coordinarse con la aseguradora de la naviera, de la que apunta que "ofrecieron toda la colaboración". Les piden ayuda para conocer los puntos más afectados y elaborar un necesario informe de situación.
Sin embargo, la escena más dura tuvo lugar al día siguiente, en la playa de Area Maior. Aquel día de Reyes, Lago acompañó a la líder de la oposición gallega, la nacionalista Ana Pontón, a conocer de primera mano la situación. "El día 6 se da la casualidad de que estoy en una rueda de prensa del BNG y llegan empleados de Tragsa que no se habían puesto en ningún momento en contacto con el Concello. Llegan sin ningún tipo de material, solo capachos [cubos grandes], no tenían ni bolsas", recuerda la alcaldesa. "Les pregunto qué van a hacer y me dicen que solo tienen orden de recoger lo que ya se haya recogido. Les digo que lo recogido ya está separado y lo único que hicieron fue dar un paseo por la playa retirando a otro lugar lo que voluntarios habían recogido [los pellets se almacenan en una nave municipal]", recuerda.
Tanto ella como el alcalde de Ribeira denuncian que cuando llegaron las cámaras de la TVG -la televisión pública gallega-, los operarios se pusieron a limpiar, pero que a los 10 minutos, cuando finalizó la grabación, dejaron de hacerlo, cuestión que el ribeirense denunció en sus redes sociales. Ese día, Lago sí recibió la llamada del conselleiro do Mar, a las 3 de la tarde y emplazándola a conversar dentro de media hora.
Preguntada sobre si percibe mensajes dirigidos a rebajar la gravedad del vertido y las críticas a compararlo con lo sucedido con el desastre del Prestige en plena precampaña de las elecciones autonómicas, Lago subraya que son "dos problemas diferentes", pero que es obvio el potencial daño al medio marino: "No es una marea negra, no huele a fuel. La gente no se asusta al coger esas bolitas con la mano al tratarse de plástico para uso alimentario. Creo que se le está quitando hierro al asunto, pero yo pregunto ¿tú te comerías el plástico directamente? ¿No, verdad? Pues esto puede meterse en la cadena trófica, en lo que comemos".
El alcalde de Ribeira: "Duele ver que vino la conselleira y no tuvo ni la decencia de avisar al Gobierno local"
Lo ocurrido en Muros no es un caso aislado, desde Ribeira -gracias a la experiencia muradana- también tuvieron que ponerse en contacto con la aseguradora de la naviera para sumar medios al despliegue de sus efectivos municipales. Desde el que se convirtió en el municipio de la 'zona cero' del vertido llevan semanas vertiendo críticas ante la que consideran una falta de apoyo por parte de la Xunta.
¿Cuánta falta de apoyo? El regidor es claro, en sus declaraciones a El HuffPost. Desde que el día 13 de diciembre diesen traslado de lo que había ocurrido solo han recibido una comunicación, la que recibieron todos los municipios afectados mediante una carta en un correo electrónico el 4 de enero con firma del conselleiro do Mar, Alfonso Villares. A fecha de ayer, la comunicación seguía siendo inexistente, pero lo cierto es que una integrante del Gobierno de Rueda sí estuvo en Ribeira -municipio en el que los últimos comicios del 28M rompieron una sucesión de décadas de gobiernos del Partido Popular-. Concretamente, la visita fue de su 'número 2' y conselleira de Medio Ambiente, Ángeles Vázquez.
"Como alcalde me duele ver que aquí vino ayer la conselleira y no tuvo ni la decencia de avisar al Gobierno municipal para coordinar todos los esfuerzos para atajar esta grave crisis ambiental que afecta a todo el litoral de Galicia", explicaba el martes el regidor ribeirense, Luís Pérez Barral (BNG), desde el parque natural de Corrubedo, en la playa de O Vilar, un espacio protegido dentro de la Red Natura 2000 al que cada año llegan multitud de aves acuáticas y migratorias, muchas de ellas, en riesgo de desaparición. "Es una catástrofe medioambiental muy importante, muy grave. Necesitamos que las administraciones públicas se pongan a trabajar y coordinen todos los esfuerzos", señaló.
Pérez Barral solo necesita una palabra para calificar la gestión de la Xunta, "nefasta", criticando que "no están destinando los recursos personales y materiales para proceder a la limpieza de una forma rápida". Sobre esta cuestión, recuerda que la falta de coordinación puede suponer un problema en casos como el ribeirense: "Tenemos que darnos cuenta de que las playas que están más expuestas al Atlántico un día pueden tener más material y las mareas pueden acabar retirándolo [de nuevo]".
El alcalde de Carnota: "Con un diámetro de tres milímetros, esto es como matar moscas a cañonazos"
Las primeras imágenes de voluntarios que no dudaron en desplazarse para retirar los pellets y los sacos de las playas se sucedieron en Ribeira y Muros, pero también en otro municipio de la ría de Muros-Noia, Carnota, conocida por sus vastas y extensas playas. El alcalde carnotano, el socialista Juan Manuel Saborido, reconocía a El HuffPost a comienzos de esta semana que la situación era de total "incertidumbre". Hasta ese momento ya habían recogido cinco sacos en 35 kilómetros de costa.
El regidor explica, sin rebajar un ápice la gravedad, que en el caso de su concello la llegada de los pellets no fue tan grande como en otros casos, pero que desde el primer momento hubo que actuar y que fue vital la acción ciudadana que en playas como la de Lariño, la zona más castigada, se tradujo en una quedada de unas 150 personas que acudieron a recoger los microplásticos.
"Con un diámetro de tres milímetros, esto es como matar moscas a cañonazos", opina sobre la dificultad de recoger estas bolas: "Imagina, es como recoger granos de arroz en la playa y no me imagino lo que supondrá en las calas, pueden acabar incrustadas". Sobre su posible toxicidad, Saborido es claro: "Agua bendita no es". Y muestra su temor ante que "supuestamente, los peces y aves puedan acabar comiéndoselos".
Sobre la gestión de la Xunta con el microvertido, Saborido pone el foco en el viernes 4 de enero, cuando los municipios afectados recibieron la carta del conselleiro do Mar, Alfonso Villares, una misiva de la que "se entendía que la competencia [de los trabajos de retirada] son del Concello".
El alcalde de este municipio señala que "en la carta se habla de coordinación [entre Xunta y Concellos], pero es raro que llegue por un simple correo electrónico [enviado pasadas las seis y media de la tarde]" y critica que tardase en llegar la declaración del nivel 2 de alerta. También que no se les convocase: "El tema estaba clarísimo, tendrían que habernos juntado a todos los alcaldes afectados en una mesa de diálogo y sentarnos a hablar, que nos diesen explicaciones".