¿Por qué llueve? La NASA aclara el fascinante ciclo del agua para los más peques
Comienza con el ciclo del agua, un proceso continuo que conecta el océano, la tierra y la atmósfera.
La lluvia, un fenómeno que todos hemos experimentado, tiene un origen sorprendentemente complejo y hermoso. Comienza con el ciclo del agua, un proceso continuo que conecta el océano, la tierra y la atmósfera. Este ciclo es esencial para la vida en la Tierra y juega un papel crucial en nuestros patrones climáticos.
El ciclo del agua comienza con la evaporación, donde las moléculas de agua se calientan por el sol y se convierten en vapor de agua. Este vapor de agua asciende a la atmósfera, un proceso que ocurre en todo el mundo, pero es especialmente prominente sobre los océanos, donde hay una gran cantidad de agua disponible para la evaporación.
A medida que el vapor de agua se eleva, se enfría y se condensa para formar nubes. Este es un proceso delicado que depende de muchos factores, incluyendo la temperatura y la presencia de partículas en el aire sobre las cuales el vapor de agua puede condensarse. Las nubes son, en esencia, agrupaciones de estas gotas de agua condensada.
Con el tiempo, las gotas de agua en las nubes pueden fusionarse y crecer, un proceso conocido como coalescencia. Eventualmente, estas gotas de agua se vuelven demasiado pesadas para permanecer suspendidas en la nube y caen a la Tierra como precipitación. Esta precipitación puede tomar muchas formas, incluyendo lluvia, nieve, granizo y aguanieve, dependiendo de las condiciones atmosféricas.
Una vez que el agua cae a la Tierra, puede seguir muchos caminos diferentes. Parte de ella se infiltra en el suelo y se convierte en agua subterránea. Otra parte fluye sobre la superficie de la Tierra en ríos y arroyos, eventualmente regresando al océano. Algunas incluso son absorbidas por las plantas y luego liberadas de nuevo a la atmósfera en un proceso llamado transpiración.
Es importante destacar que este ciclo del agua no es un proceso lineal, sino un ciclo continuo. El agua que hoy cae como lluvia podría haber estado en el océano hace una semana, en una nube hace unos días, o incluso en un glaciar hace miles de años. Este ciclo constante de evaporación, condensación y precipitación es lo que mantiene nuestro planeta habitable.
Además, este ciclo del agua no está distribuido uniformemente en todo el mundo1. Algunas áreas, como los trópicos, reciben mucha más precipitación que otras, como los desiertos. Estas diferencias en la precipitación tienen un gran impacto en los ecosistemas locales y en la vida humana.