El deshielo de la Antártida amenaza con llevar inundaciones a zonas costeras
Recientes estudios científicos vuelven a alertar de los nefastos efectos que puede tener este proceso, como la subida del nivel del mar hasta un metro en poco más de un siglo.
Dos nuevos estudios científicos han vuelto a poner la lupa en el proceso de deshielo que se vive en la Antártida, así como los posibles nefastos efectos de estimaciones que apuntan a que el nivel del mar subirá amenazando poblaciones costeras. Es el resultado del trabajo realizado por los investigadores del Instituto Alfred Wegener, en un análisis que determina que los niveles de hielo en esta zona son los más bajos en casi medio siglo, o del publicado en la revista Nature Communications, que predice que con este panorama actual el agua subirá, al menos, 100 centímetros en los próximos 130 años.
Hay menos hielo marino en la Antártida que en cualquier otro momento de los 40 años de observación por satélite: a principios de febrero de 2023, sólo 2,20 millones de kilómetros cuadrados. Enero de 2023 ya había establecido un nuevo récord de extensión media mensual (3,22 millones de kilómetros cuadrados), aunque la fase de deshielo en el hemisferio sur continúa hasta finales de febrero. El actual equipo de expedición a bordo del RV Polarstern del Instituto Alfred Wegener acaba de informar de condiciones prácticamente libres de hielo en su actual zona de investigación, el Mar de Bellingshausen.
"El 8 de febrero de 2023, con 2,20 millones de kilómetros cuadrados, la extensión del hielo marino antártico ya había caído por debajo del récord mínimo anterior de 2022 (2,27 millones de kilómetros cuadrados el 24 de febrero de 2022). Dado que el derretimiento del hielo marino en la Antártida probablemente continuará en la segunda mitad del mes, aún no podemos decir cuándo se alcanzará el mínimo histórico o cuánto más hielo marino se derretirá entre ahora y entonces", dice en un comunicado el profesor Christian Haas, Jefe de la Sección de Física del Hielo Marino en el Instituto Alfred Wegener.
"La rápida disminución del hielo marino en los últimos seis años es bastante notable, ya que la capa de hielo apenas cambió en los treinta y cinco años anteriores. Aún no está claro si lo que estamos viendo es el principio de un rápido final del hielo marino estival en el Antártico, o si es simplemente el comienzo de una nueva fase caracterizada por una cubierta de hielo marino baja pero aún estable en verano."
El deshielo ha avanzado desde diciembre de 2022, especialmente en los mares de Bellingshausen y Amundsen, en la Antártida occidental; el primero está prácticamente libre de hielo. Allí es también donde se encuentra actualmente el buque de investigación Polarstern, explorando las evidencias dejadas por glaciares e interglaciares pasados.
"Nunca había visto una situación tan extrema"
El jefe de la expedición y geofísico del AWI, el profesor Karsten Gohl, que se encuentra ahora en la región por séptima vez, tras haber venido por primera vez en 1994, afirma: "Nunca había visto aquí una situación tan extrema, libre de hielo. La plataforma continental, un área del tamaño de Alemania, está ahora completamente libre de hielo. Aunque estas condiciones son ventajosas para nuestro trabajo de campo con embarcaciones, no deja de ser preocupante la rapidez con que se ha producido este cambio".
A lo largo del año, el hielo marino antártico suele alcanzar su máxima extensión en septiembre u octubre y su mínima en febrero. En algunas regiones, el hielo marino se derrite por completo en verano. En invierno, el clima frío en toda la Antártida favorece la rápida formación de nuevo hielo marino. En su punto máximo, la cubierta de hielo marino del Antártico suele oscilar entre 18 y 20 millones de kilómetros cuadrados. En verano, se reduce a unos 3 millones de kilómetros cuadrados, mostrando una variabilidad anual mucho más natural que el hielo del Ártico.
Además, el hielo marino de la Antártida es mucho más fino que el del Ártico y sólo aparece estacionalmente, lo que explica por qué, durante mucho tiempo, se consideró imposible predecir su desarrollo más allá de una cuestión de días. En los últimos años, sin embargo, la ciencia ha descubierto varios mecanismos para predecir el desarrollo del hielo marino en escalas de tiempo estacionales. Conocer la presencia de hielo marino con semanas o meses de antelación es de gran interés para la navegación antártica.
Un récord preocupante
Los análisis de la extensión actual del hielo marino, realizados por el equipo del Portal del Hielo Marino, muestran que, durante todo el mes de enero de 2023, el hielo alcanzó la extensión más baja jamás registrada para esa época del año desde el inicio de los registros en 1979. El valor medio mensual fue de 3,22 millones de kilómetros cuadrados, unos 478.000 kilómetros cuadrados (un área aproximadamente del tamaño de Suecia) por debajo del mínimo anterior de 2017. En cuanto a su evolución a largo plazo, el hielo marino antártico muestra una tendencia a la baja del 2,6% por década. Este es el octavo año consecutivo en el que la extensión media del hielo marino en enero ha estado por debajo de la tendencia a largo plazo.
Este intenso deshielo podría deberse a las inusuales altas temperaturas del aire al oeste y al este de la Península Antártica, que fueron 1,5 °C por encima de la media a largo plazo. Además, el Modo Anular Austral (SAM) se encuentra en una fase fuertemente positiva, lo que influye en la circulación predominante del viento en la Antártida.
En una fase positiva del SAM (como la actual), se forma una anomalía de baja presión sobre la Antártida, mientras que una anomalía de alta presión se desarrolla sobre las latitudes medias. Esto intensifica los vientos del oeste y hace que se contraigan hacia el Antártico. Como consecuencia, el afloramiento de aguas profundas circumpolares en la plataforma continental se intensifica en la Antártida, favoreciendo el retroceso del hielo marino. Y lo que es más importante, también intensifica el deshielo de las plataformas de hielo, un aspecto esencial para el futuro aumento global del nivel del mar.