Científicos descubren gusanos gigantes bajo la corteza terrestre
El descubrimiento se ha producido a más de 2.500 metros de profundidad en el océano Pacífico.
Un grupo de investigadores ha descubierto la presencia de un ecosistema de lo más llamativo debajo de la corteza terrestre. De acuerdo con lo publicado en la revista especializada, Nature, unos científicos descubrieron unos gusanos gigantes en el fondo de los océanos, a una profundidad de más de 2.500 metros en las costas de Centroamérica.
Esto, según los científicos, ha supuesto un antes y un después en lo que se refiere a la investigación de estos 'submundos', y han llegado a calificar estos ecosistemas como unos entornos mucho más grandes de lo que se podría imaginar.
Además, los investigadores creen que la biodiversidad de estos ecosistemas, ubicados bajo el océano Pacífico, donde se ubican dos placas tectónicas que se van alejando, crean fuentes hidrotermales por las que circula el agua calentada producto del magma y las sustancias químicas del lugar.
Estos ecosistemas, que se descubrieron en la década de los 70, cuentan con una biodiversidad única, y según se ha descubierto, los seres que viven en las profundidades marinas -principalmente gusanos tubulares gigantes y mejillones-, viven bajo una presión una 250 veces mayor a la de la superficie y en una total oscuridad.
Así, estos investigadores se decantaron por estudiar cómo viajan las larvas del gusano tubular, encargado de colonizar de forma rápida nuevos campos de respiraderos hidrotermales tras una erupción.
En lo que se refiere al trabajo en sí, los científicos utilizaron un vehículo submarino con los que trabajar a tanta profundidad, y gracias al cual pudieron operar a distancia y explorar una parte muy importante de las profundidades marinas, gracias a cámaras, brazos manipuladores y un enorme cincel con el que perforar y girar rocas.
En palabras de Bright, uno de los líderes de la investigación, "al intentar recolectarlos descubrimos que debajo había cavidades", que se encontraban todas ellas pobladas por microbios y larvas, así como gusanos enormes y animales como los poliquetos o gasterópodos (caracoles marinos).
En estos lugares, tan profundos y oscuros, había unas cuevas de unos 10 cm de alto en las que 'residían' gusanos de hasta 41 cm de largo, a unas temperaturas que "alcanzan los 25ºC", además de "oxígeno y sulfuro de hidrógeno tóxico en concentraciones moderadas", expuso Bright.
Además, señaló que "las larvas pueden dispersarse en las cavidades para potencialmente colonizar las fisuras de lava y el fondo del océano, o incluso asentarse allí y crecer como adultos, convirtiéndose así en fauna permanente en los respiraderos poco profundos del sótano", afirmaron.
Finalmente, destacaron que es probable que "los animales no se encuentren muy profundo, porque suponemos que las condiciones se vuelven más extremas a medida que se baja: temperaturas más altas, menos oxígeno, concentraciones más altas de sulfuro de hidrógeno y mayor acidez", algo por lo que sostienen que esta fauna es única "y debe ser protegida".