Un barco educativo está atrapado en un gran remolino marino de Canarias
Estudiantes de Secundaria de Los Llanos de Aridane llevan desde el 5 de mayo pendientes de su bote, incapaz de avanzar por la fuerza de la corriente.
El pasado 5 de mayo se lanzó en el Puerto de Tazacorte (isla de La Palma), el bote educativo de la Plataforma Oceánica de Canarias (Plocan), un proyecto de los alumnos de 3º ESO del IES Eusebio Barreto de Los Llanos de Aridane. Su plan era que atravesase el océano Atlántico, en el marco del programa educativo internacional Educational Passages y del proyecto Interreg Atlantic iFADO. El mini bote, bautizado como Buche Salado II, es ya el segundo de este tipo puesto en el mar. Sin embargo, estos jóvenes emprendedores se han encontrado con un problema inesperado: un remolino marino que está impidiéndole por el momento alejarse de las aguas cercanas a la isla.
Según informa Diario de Avisos, el Buche Salado II ha navegado 250 millas náuticas, lo que aproximadamente supone 460 kilómetros, "siguiendo la dinámica del remolino marino anticiclónico ubicado al suroeste de La Palma", que genera "una potente corriente marina giratoria en sentido horario".
Es un contratiempo, pero también una lección de la que aprender, porque así los estudiantes pueden conocer de primera mano la relevancia de la interacción de los remolinos en el entorno marino. En este caso, hablamos de un fenómeno con una magnitud y fuerza "considerablemente mayor que la superficie de la isla", indica el citado medio. La travesía del barco puede seguirse en tiempo real, lo que ayuda a analizar su comportamiento.
Dentro de la misma iniciativa, este viernes 19 de mayo, los alumnos de otro IES, el Garoé de Valverde lanzarán también su bote educativo El Hierro-Mar, Salitre y Lava, esta vez desde las aguas de la Restinga, al sur de El Hierro. Está por ver si se encuentra con los mismos problemas que sus colegas de Los Llanos.
Una zona compleja
La información recuerda que la zona donde se botó el barco es especialmente compleja. La corriente de Canarias es conocida, entre otras cosas, por contener uno de los denominados "grandes corredores de remolinos oceánicos" del Hemisferio Norte. Se generan habitualmente al sur del archipiélago, por la combinación del enorme obstáculo que representan las islas Canarias para las corrientes marinas y los vientos alisios dominantes.
Estos remolinos, por más que impidan el avance de los barcos, hacen emerger de las profundidades "nutrientes imprescindibles para que proliferen las microalgas y el plancton" por lo que impulsan "oasis de vida importantes extensiones de agua que, sin su efecto, serian prácticamente desiertos de agua", indica Plocan. Estos remolinos oceánicos "tienen propiedades físicas (corrientes) y biogeoquímicas (temperatura, salinidad, oxigeno, pigmentos, etc.) distintas al agua circundante con velocidades promedio diarias de 1,5 metros por segundo en alguna de sus zonas".
Pueden llegar a profundidades de 500 metros y 1.500 kilómetros cúbicos de agua y podrían hacer que el velero girase a un ritmo promedio de una vuelta completa cada 3-5 días.
Toca estar pendientes para saber cómo acaba la aventura.