Santiago Abascal se come a Pablo Casado
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¿Para qué me voy a quedar con la copia de Casado, si soy muy de derechas, teniendo a Abascal? Y si soy un poquito más centrado ¿por qué no me quedo con Albert Rivera, tan limpito y sin corrupción? Hay que orear las casas y Santiago Abascal, ese producto de Esperanza Aguirre y José María Aznar que lleva pistola, está casado con una influencer y que los de Rajoy no quisieron poner en valor, es un peligro potencial para Pablo Casado, presidente del PP, también amado por los mismos padrinos, Aznar y Aguirre.
Politólogos, sociólogos y expertos en marketing coinciden en que Pablo Casado, pillado entre Abascal y su Vox -la extrema derecha que ha salido del armario- y Albert Rivera, puede ver como los siete escaños que ha perdido en Andalucía y que han quedado tapados por el batacazo de los socialistas, son un preludio de lo que se avecina. En Europa, Marine Le Pen -que le felicitó rápidamente- Salvini o la derecha austriaca que gobierna con el FPÖ, fundado por un miembro de las SS, son una tendencia al alza.
Los expertos recuerdan que lo del domingo no es un accidente: hace cuatro años, Podemos obtuvo cinco eurodiputados cuando nadie lo vio venir y un año después obtuvo representación en todas las comunidades autónomas. Hoy forma parte de los cuatro grandes partidos grandes; muchos expertos reflexionan estos días que es incluso más difícil obtener los 12 escaños en Andalucía que lo que hizo Podemos. Por tanto, a nadie le extraña que en las próximas elecciones Abascal cabalgue a caballo a lo ancho y a lo largo de la península, mientras a Casado se le acaba la batería del modernísimo patinete.
"El problema del PP con Vox no es que le haya salido un competidor en la extrema derecha. El problema es que en el sistema de partidos español se puede estar reorganizando el espacio de la derecha y el PP se puede estar quedando atrapado en una pinza conformada por Ciudadanos y Vox, justo en el momento en que, de manera cínicamente inoportuna, el PP decide renovar su liderazgo con una persona que compite hacia la periferia y no hacia el centro del sistema", opina la socióloga y fundadora de Podemos, Carolina Bescansa.
Una teoría que coincide en una parte con la del presidente de GAD3, Narciso Michavila: "Hay cambio en el panorama político porque ahora más que de partidos hay que hablar de bloques".
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Es precisamente en la conformación de esos bloques donde Casado corre el peligro de acabar desdibujado. El joven presidente del PP, elegido hace solo cuatro meses y conocedor del auge de Vox gracias a encuestas internas y a los ecos directos que le llegaban de su propio caladero de votantes, trataba de escorar al partido hacia postulados más extremistas, aunque sin echar mano de la radicalidad de Vox. Sin embargo, en ese empeño de Casado por normalizar el discurso de Santiago Abascal –que Le Monde le afea en un editorial por justificar la xenofobia y el anti europeísmo-, el sucesor de Mariano Rajoy ha acabado difuminado y puede ser sustituido por el original, el que no tiene pelos en la lengua.
El mensaje más potente de Vox en estas elecciones ha sido "el españolismo –el hotel de Sevilla estaba repleto de banderas españolas y ni una andaluza- y sacar pecho de ser una derecha desacomplejada", apunta otro demóscopo. "Somos de ultraderecha y no lo ocultamos porque estamos orgullosos", alardean. Toda esa facción que votaba a un PP que le resultaba tibio, ha salido del armario con intención de pregonar sus tendencias a los cuatro vientos, apunta una reconocida politóloga.
En cuatro días, Abascal ha blanqueado su imagen con la ayuda de los medios de comunicación -Vox no es un partido fascista, se apresuran a aclarar todos los grupos mediáticos del centro a la extrema derecha-; se ha convertido en un producto de marketing fácil de vender entre nostálgicos del franquismo, dañados de la crisis, hartos del independentismo catalán e indocumentados sobre qué es Vox y quiénes son sus líderes, tanto el citado Santiago Abascal como su número uno por Andalucía, el juez prevaricador Francisco Serrano. "Ha venido para quedarse, tiene potencial de crecimiento. Vox va a estar más alto en las encuestas, hay ayuntamientos muy conservadores y provincias que ya les habrían dado un diputado en el Congreso", explica otra reconocida demóscopa.
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Quién sabe si entre las sorpresas que nos depara la política española en los últimos tiempos está la vuelta del hijo pródigo al seno del PP. ¿Por qué no volver a integrar a quienes se fueron en el 2013 por la tibieza de su partido de toda la vida? Y ya puestos, ¿sería Santiago Abascal un recambio aceptable para el pupilo de Aznar que hoy preside el PP?