La reunión secreta
Pedro Sánchez todavía está flotando. Ayer lunes tres destacados dirigentes de Podemos se reunieron con algunos de los negociadores extraoficiales del PSOE para comunicarles que no hay líneas rojas y que están más dispuestos que nunca a llegar a un acuerdo de Gobierno. El mensaje fue tan claro que la cúpula socialista aun está intentando digerirlo y discernir qué porcentaje hay de verdad y cuánto de postureo.
Pedro Sánchez todavía está flotando. El pasado lunes tres destacados dirigentes de Podemos se reunieron con algunos de los negociadores extraoficiales del PSOE para comunicarles que no hay líneas rojas y que están más dispuestos que nunca a llegar a un acuerdo de Gobierno. El mensaje fue tan claro que la cúpula socialista aún está intentando digerirlo y discernir qué porcentaje hay de verdad y cuánto de postureo.
"Aparentan una gran predisposición al acuerdo que no había hace una semana". Mientras que el secretario general es el más optimista y quiere confiar en que el giro es sincero, una parte de sus asesores prefiere mantener la cautela. Sin embargo, los colaboradores directos de Sánchez no pueden contener su alegría porque "va a haber Gobierno seguro".
El buen humor y la cara de satisfacción de Monica Oltra la tarde del martes en el Congreso eran otro síntoma del viraje que está dando la situación. "No creo que vaya a haber elecciones. El Gobierno será de izquierdas y plural, o no será. Hay que escuchar, dialogar y transigir. Por este orden. Nadie tenemos la verdad absoluta ni la superioridad moral", explica la vicepresidenta valenciana que ha jugado un papel fundamental en el acercamiento entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias y que cree que el momento macho alfa ha pasado.
"En la reunión del lunes ha cambiado el tono de verdad, se les ve mucho más dispuestos y han recalcado que vamos a empezar de cero. Y lo que hemos percibido es que lo que hasta ahora era un problema de poder, ya no es de qué medidas acordamos sino de la concepción de esas medidas", confirman fuentes de los negociadores extraoficiales.
La economía, que a priori puede parecer el principal obstáculo, tiene salidas. Todas las partes coinciden en que hay que encontrar una posición realista para negociar en Bruselas y que incluso los 15.000 millones al año de aumento del gasto público (60.000 en toda la legislatura según las notas que Iglesias exhibió) podrían verse "flexibilizados". La situación en que el PP deja a España ante Bruselas con un desfase que puede ser superior a los 20.000 millones de euros viene de perlas para que Podemos pueda justificar la cesión. Tampoco las diferencias en materia fiscal serán insalvables.
La reunión prevista para el jueves por la tarde servirá para la foto porque todos son conscientes de que una mesa de negociación a 18 (seis por cada partido) no es operativa. Una vez salgan las cámaras, se parcelarán las áreas. En ese terreno el PSOE y Ciudadanos ya tienen recorrido. Lo que más ha sorprendido es la presencia de Pablo Iglesias desde el principio en las negociaciones, salvo retirada táctica de última hora. En los acuerdos entre los equipos de Rivera y Sánchez, los dos líderes se reservaron para cerrar los flecos finales que fueron incapaces de ultimar sus respectivos equipos. Tener sentado desde el primer momento al secretario general de Podemos en la mesa puede obstruir más que aligerar. ¿Será que no se fía de los suyos?
La sensación de optimismo entre las cúpulas quedaba atenuada por un fleco suelto que quizá termine siendo más difícil de atar que los mismos acuerdos económicos y de regeneración democrática. Se trata de la conversación en paralelo entre Miquel Iceta y Xavier Doménech para llegar a una solución sobre el asunto catalán.
Entre los barones del PSOE persiste la sensación de que Iglesias coló un gol en toda regla a Sánchez dejando en manos de ambos dirigentes catalanes el tema. "Es transparente el error. No se puede consentir que la solución a la cuestión catalana salga de Cataluña, sino que tiene que encontrarse desde España. Veremos cómo se soluciona ese tema" remata uno de los ex altos cargos del PSOE, más que preocupado por la capacidad de navegar que tienen tanto Iceta como Doménech. Pero este es un problema para el día después del presunto acuerdo, para el último minuto. Por ahora.