Jáuregui, el 'viejo' que está dando paso a lo nuevo
Listas abiertas, primarias en las que voten todos los ciudadanos, prohibición de aportaciones privadas a los partidos, reforma de la Constitución, adiós al Senado... En las 300 páginas de la ponencia política que ha estado cocinando Ramón Jáuregui se incluyen muchos de los principios de regeneración más demandados socialmente, y contiene varias bombas.
No somos las grupies de Ramón Jáuregui, pero nos hemos sentado a escucharle este miércoles en el Ritz (Foro Nueva Economía), con la sensación de que sólo un hombre sensato, sin ambiciones políticas y que lleva un año trabajando con intelectuales y profesionales de diversos ámbitos para descubrir cómo puede el PSOE trabajar por este país, es capaz de entregar el testigo a los nuevos, a esa "treintena de jóvenes" que estamos deseando conocer.
Listas abiertas, primarias en las que voten todos los ciudadanos, prohibición de aportaciones privadas a los partidos, reforma de la Constitución, adiós al Senado... En las 300 páginas de la ponencia política que ha estado cocinando se incluyen muchos de los principios de regeneración más demandados socialmente. Lo que ha contado suena tan estimulante que hasta apetece leerla, antes incluso de que nos enteremos de quién llevará a cabo un programa que cualquiera suscribiría hoy en día. Porque los postulados que predican son seductores, pero es preciso poner cara a un líder en el que confiar. Las últimas experiencias de gobiernos que han incumplido sus compromisos parapetados tras la crisis han hecho mucho daño.
Tanto han perjudicado algunas de las medidas tomadas por Zapatero y Rajoy, que los ciudadanos más que debatir sobre izquierda y derecha, buscan proyectos nuevos con gente nueva que deje atrás lo viejo. Eso es lo que revelan los estudios cualitativos internos que algunos líderes del PSOE manejan. "En los grupos de investigación, los participantes no hablan de derechas o de izquierdas, sino de lo nuevo y lo viejo, del hartazgo con lo de hace 20 años porque se sienten atrapados por lo de antes, muestran su rechazo a un sistema que perciben incapaz de resolver sus problemas", explica uno de esos líderes socialistas. Quizá por eso, Jáuregui remarca que el socialismo ha estado detrás de las grandes conquistas de los últimos 35 años. Pero, más allá de reivindicar los éxitos pasados, lo esencial del documento que ha dirigido este político experto en Todología, -"una palabra bárbara, pero es lo que soy"- es que contiene varias bombas. La primera, la celebración de primarias en las que podrá votar al candidato cualquier español interesado en hacerlo. Una medida que rechazan frontalmente otros partidos. "Haced vosotros lo que queráis, pero no nos vamos a exponer a ese proceso", nos confiesa que han respondido desde otras formaciones.
Listas abiertas, otra reivindicación de la calle que va a asumir también ese PSOE que se dibuja. Los candidatos competirán entre sí, escucharemos sus ideas y será más fácil cancelar el contrato si no cumplen su parte. La lógica apunta a que los mismos que han defendido listas cerradas y designación de candidatos por decreto, no pueden abanderar la regeneración. El debate sobre las personas no debe dejarse para más adelante. Hay que ser consecuente. Urge savia nueva.
¿Son nuevos Madina, Chacón o Patxi López, criados en los preceptos del partido? Jáuregui evita pronunciarse, aunque reconoce que "los partidos no estamos abiertos a la meritocracia y los procedimientos de promoción no son los que se valoran en Recursos Humanos. La clase media del partido se ha empobrecido profesionalmente hablando, pero hay 30 ó 40 personas muy capaces de defender esta reforma". Le miras y piensas que su experiencia como vicelehendakari, delegado del Gobierno en Euskadi, europarlamentario, diputado y ministro que se ha dado un baño de cruda realidad, no puede desperdiciarse.
Una experiencia que le ha servido para reclamar "una reforma puntual de la Constitución", asunto que se incluye bien desarrollado entre las 300 páginas, porque entiende que la Carta Magna debe de recoger los grandes cambios de los últimos 35 años -además del federalismo y la Corona-, desde la globalización a las nuevas normas del derecho europeo o las novedades sociales impuestas por internet y las redes. Incluso es partidario de detallar en la Constitución derechos tan deteriorados hoy como el de la sanidad para el ciudadano. Y defiende que se cree una comisión solvente para la reforma constitucional, de forma que cuando acabe la siguiente legislatura, en 2019, no tengamos que afrontar lo que esta mañana ha enunciado como un problema: que los españoles menores de 60 años no hayan tenido nunca la oportunidad de votar la Carta Magna, y por tanto, no se vean representados en ella.
Pero si hay algo que le obsesiona en los últimos tiempos, más allá de la obvia crisis económica, es el nacionalismo catalán, asunto que le tiene literalmente asustado: "Yo sé lo que está pasando en Cataluña y cómo el independentismo marca la agenda, también la de CiU. La manera de encauzar el extremismo es el diálogo y la gran política. Ese diálogo es la respuesta".
La cuestión es de nuevo los nombres. Encontrar el líder capaz de hacer esa "Gran Política".