El dilema de Pedro Sánchez
Si vota 'no', contraviniendo el mandato del Comité Federal y habiendo sido secretario general, queda invalidado, según el sector abstencionista, para poder presentarse en unas primarias. Si se abstiene, traicionará a los votantes y diputados que consideran antinatura facilitar el gobierno al PP. Si renuncia a su escaño para no tener que pronunciarse, se le acusará de cobarde. No hay salida limpia.
El whatsapp de Pedro Sánchez no para de pitar en estos momentos. Se ha corrido la voz de que hoy mismo podría presentar la renuncia al escaño. Hasta altas horas de la madrugada ha estado debatiendo con los suyos y con los diputados más cercanos que se mantienen fieles.
"Si se va ahora será un error para España porque necesitamos héroes con convicciones", dice enérgica Margarita Robles, que ha comunicado personalmente al equipo de Susana su 'no'. Tanto ella como los demás "héroes del no" llevan toda la mañana pendientes de una señal del exsecretario general, que ayer por la noche parecía muy convencido de que lo mejor era renunciar al escaño.
Si vota 'no', contraviniendo el mandato del Comité Federal y habiendo sido secretario general, queda invalidado, según el sector abstencionista, para poder presentarse en unas primarias. "Eso sería así en caso de que no se hubiera dado un golpe de Estado. Estamos en una situación de excepcionalidad, con una gestora que carece de autoridad para organizar un comité federal y mucho menos para entrar a formar parte de él y votar", aduce otro de los partidarios del 'no' a Rajoy el próximo sábado.
Si se abstiene, traicionará a los votantes, militantes y diputados que consideran antinatura facilitar el gobierno del partido más corrupto de la democracia. Si renuncia a su escaño para no tener que pronunciarse, se le acusará de cobarde, tal y como tiene previsto ya el equipo de Ferraz, según fuentes parlamentarias, y de pensar solo en su futuro político en lugar de en el del PSOE.
"No hay salida limpia. Llevamos tiempo valorando todas las opciones. Pedro ha consultado con mucha gente solvente y de confianza. Pero todas las posibilidades tienen sus pros y sus contras", admite una de las personas de confianza de Sánchez que, estos días grises, se ha mantenido a su lado.
"Pedro no puede abstenerse. Tiene que sacrificarse por el PSOE, como estamos haciendo todos los que hemos anunciado públicamente que vamos a votar 'no'. Es el momento de pensar en el PSOE y no en nosotros mismos. Hay que mantener unos principios y valores", añade, harta del acoso interno y externo, esta diputada, firme en su decisión de revalidar su compromiso con los votantes a los que en campaña se les prometió ser una alternativa a la política del 'decretazo', de las reformas antisociales y de los recortes.
"Si quiere presentarse otra vez, tiene que meditar mucho qué hace. Si el secretario general contraviene al máximo órgano entre partidos, es una decisión que le inhabilita para volver a presentarse porque no acata el mandato del último comité. Pero abstenerse, fallando a los militantes que han cerrado filas frente al 'no', se puede interpretar como una cobardía, que se doblega ante el poder y que está derrotado", analiza con tristeza otra de las personas del equipo de Sánchez que, aunque oficialmente está disuelto, continúa trabajando en la sombra.
No todos los excolaboradores del, hasta hace tres semanas, secretario general, son de la misma opinión. Los hay mucho más pragmáticos, que tienen otra visión de la jugada: "El sábado -día de la investidura de Rajoy- se juega su futuro político, si es que le queda alguno. Si se abstiene, traicionará a la militancia y a la más de una docena de diputados socialistas que votará 'no'; si vota 'no' con sus afines y de acuerdo con lo que predicó -"no es no"- durante los últimos meses, será el primer secretario general del PSOE que en esta democracia no acate una decisión del Comité Federal, cuando él ha ejercido contando con la obediencia de todos, al menos formalmente".
El 'no' y recuperar su carrera política en unas primarias sería muy complicado. "La única salida digna que le queda es dejar el escaño, explicárselo a la militancia y, al día siguiente, comenzar su campaña para las primarias y enfrentarse a Susana Díaz". Esta es la opinión de un jurista que colaboró con Sánchez durante los dos años de secretario general. Pero coincide con la de gente que ha estado muy cerca del dimitido secretario general. "Le diría que renuncie al escaño y que, al día siguiente, empiece la campaña de primarias. Un secretario general no puede votar en contra del órgano del partido y luego pretender dirigirlo de nuevo", recomienda uno de los miembros del extinto equipo de sabios que trató de negociar un gobierno en la pasada legislatura cuando Rajoy dio la espantada ante el rey.
Lo cierto es que Susana Díaz no está perdiendo el tiempo y sigue en campaña desde el comité del día 1, cuando defenestraron a Pedro Sánchez. Lejos de pensar que ella debería cerrar su carrera política con el dimitido -"ambos están quemados", defienden desde Madrid incluso miembros de la vieja guardia-, la presidenta de Andalucía no para de mover todos los hilos entre el mundo empresarial, económico y mediático. Y no precisamente para coser. "El ejército de Susana tiene una misión clara, cerciorarse de que Sánchez no vuelve a levantar cabeza. Por eso hay tal empeño en la abstención de todo el grupo parlamentario, cuando hasta hace menos de un mes defendían la abstención técnica. La dimisión no ha sido suficiente, hay que aniquilarle como candidato en unas primarias. Que no quede nadie que le haga sombra", explicaba uno de los diputados militantes del 'no' esta misma mañana.
Son, sin embargo, las razones que esgrimen el grupo de diputados socialistas rebeldes las que sublevan a quienes van a acatar las órdenes de la gestora. "Desde la dimisión de Pedro todo es una trampa. Ahora quieren hacernos creer que quien defiende la abstención es partidario de que gobierne Rajoy, como la carta de los ocho secretarios generales de ayer que pedían la abstención técnica. Como es una trampa lo del voto en conciencia de Odón Elorza, a ver si ahora me va a plantear que tiene superioridad moral sobre mi", dice un veterano que no consiente que le den lecciones a estas alturas y al que tampoco le gustan las formas en que se han desarrollado los hechos pero no ve otra opción.
Fácil no lo tiene.