Así se está desangrando Podemos
La lucha entre Pablo Iglesias e Iñigo Errejón que se hizo pública anoche con el cese de Sergio Pascual, ya había estallado en las dos últimas Ejecutivas, aunque no había trascendido. El aparato, ese órgano interno que tanto poder otorga al que lo controla, está detrás de la ruptura. Sorprende toparse con las maneras de la vieja política en un partido que desde sus inicios tanto empeño ha puesto en denunciarlas.
La lucha entre Pablo Iglesias e Iñigo Errejón que se hizo pública anoche con el cese de Sergio Pascual, ya había estallado en las dos últimas Ejecutivas, aunque no había trascendido. El aparato, ese órgano interno que tanto poder otorga al que lo controla, está detrás de la ruptura.
Sorprende toparse con las maneras de la vieja política en un partido que desde sus inicios tanto empeño ha puesto en denunciarlas. De hecho, los secretarios generales territoriales han sido convocados a una reunión el viernes para que se retraten. Un encuentro en el que Pablo Echenique o Teresa Rodríguez, ahora próximos a Iglesias, podrían inclinar la balanza a su favor. El culmen será la celebración de un nuevo Vistalegre en el que se redefinan las fuerzas tras la batalla.
Cuando el pasado lunes, en la reunión de la Ejecutiva, Pablo Iglesias acusó a Iñigo Errejón de haber filtrado a El Mundoel artículo en el que se señalaba a Tania Sánchez y Miguel Vila como causantes de la fractura en Madrid, entre los presentes - Pablo Bustunduy, Carolina Bescansa, Nacho Álvarez, Rafa Mayoral, Irene Montero, Luis Alegre, Auxiliadora Honorato- algunos se quedaron sin aliento. "El enfrentamiento entre Pablo e Iñigo había estallado ya tras las dimisiones en Madrid. Fue una Ejecutiva muy dura y desagradable. Las cosas están peor que nunca, la gente tiene miedo. Las filtraciones han generado un clima de paranoia terrible, especialmente en Pablo, que siente que cualquiera puede estar atacándolo. Se acabaron las buenas formas y paños calientes". El relato de un miembro de Podemos conocedor de estas dos tensas reuniones, resume las luchas por el poder y la sensación de desgarro que recorre a una buena parte del partido que se fundó hace dos años con el objetivo de acabar con la casta y las desigualdades sociales, lo que incluía no caer en los mismos tics de los partidos de siempre.
Según fuentes cercanas a la cúpula, los nuevos poderes fácticos, capitaneados por Rafa Mayoral e Irene Montero, que han ido haciéndose con el mando en los últimos meses y cuya influencia sobre Iglesias es crucial, buscan minar la relación entre ambos líderes para acudir a un nuevo Vistalegre en el que refrendar oficialmente su estatus. "Claro que en un nuevo Vistalegre, Echenique o Teresa Rodríguez disputarán su cuota de poder, y si algo pone nervioso a Iglesias es tener que medirse en unas primarias, ya sea con ellos, con Iñigo o con Alberto Garzón, llegado el caso", reflexiona un diputado.
La crisis territorial abierta en Madrid ha sido la gota de un vaso que llevaba meses a punto de rebosar. Algunas voces internas ya habían avisado de que se estaba creando una organización territorial paralela para arrebatar el control que Iñigo Errejón ejercía sobre el aparato a través de su hombre de confianza, Sergio Pascual. Cometido que desempeñaba mientras Pablo Iglesias se abría paso en el Parlamento Europeo.
Cuando Irene Montero se hizo con la llave de acceso a Pablo Iglesias, al convertirse en su jefa de gabinete a finales del 2014, se empezó a poner en marcha el control paulatino de la organización. "Se montó una secretaría de organización informal dirigida por Juanma del Olmo, entonces responsable de relaciones internas de la secretaría general, apoyado por Fran Casamayor, aunque el cerebro es Rafa Mayoral. Las maneras son las propias del PCE en el que se han criado. La estrategia era incendiar los territorios, ir creando conflictos y divisiones, ganándose adeptos a cambio de puestos en la organización interna, actual o futura, ofrecidos explícitamente. La labor de estos dos fontaneros se vertebraba con campañas como Los Carteros del Cambio o la Ley 25, que se siguen usando para cultivar tejido en el territorio", explica un diputado sobre la estrategia desarrollada por el equipo de Montero. "Irene es muy ambiciosa, pero está siendo utilizada por un sector para lograr sus propios fines", tal y como apuntan fuentes próximas a la Ejecutiva.
Iglesias nunca ha sido ajeno al avance capitaneado por Montero. De hecho, él mismo acotó a Carolina Bescansa sus atribuciones para que dejará de opinar sobre cuestiones organizativas. Aparentemente fuera de juego Bescansa, aunque trabaja afanosamente para ella misma, y desaparecido en combate desde hace casi un año Luis Alegre, ya solo quedaba de los fundadores Iñigo Errejón a la altura del líder. Montero, rodeada de asesores veteranos como Fran Gil, ex PCE y CCOO, al que Iglesias fichó el verano pasado, o Rafa Mayoral, también curtido en las luchas fraticidas de la izquierda, posee la energía suficiente para convertirse en una figura determinante sin que el favor del líder condicione su papel. ¿Le gustaría ser secretaria de organización?, preguntamos a Montero. "Ya tengo bastante con lo mío", responde. ¿Y cómo ve a Juanma del Olmo para el cargo? "Juanma sería perfecto, pero no voy a dejar que me lo arrebaten así como así", contesta.
A la espera de que se elija un sustituto de Sergio Pascual, los rumores en los pasillos del Congreso sobre quién será el nuevo hombre o mujer de confianza que tome las riendas del territorio apuntan al entorno de la portavoz adjunta.
En el círculo de Errejón, que hoy ha estado desaparecido hasta para los suyos, reconocen que están consternados y que "Iñigo dimitiría antes que romper definitivamente con Pablo". "No se entiende nada de lo que ha ocurrido, las dimisiones solidarias en Madrid no se tenían que haber producido, fueron muy inoportunas. Pero Iñigo lo está pasando muy mal", reconoce un diputado cercano a Errejón, que apunta como una de las principales diferencias entre ambos la concepción sobre el partido. Mientras Errejón defiende un partido más transversal, identitario y más adecuado a las demandas ciudadanas, la visión de Iglesias coincide más con los valores clásicos de la izquierda en los que se reafirman y que vertebraron su discurso en la investidura fallida.
Mientras tanto, las confluencias observan con la debida distancia para no mancharse las típicas luchas fratricidas que históricamente han caracterizado a esa izquierda. Los socios de Podemos son conscientes de que se libra una batalla interna por el poder y creen que "Sergio Pascual ha sido el cabeza de turco, porque antes de llegar al Congreso ya había una escisión que puede haberse agravado estos meses". Lo cual no quita que les produzca intranquilidad el resultado de la contienda. Al desánimo de los diputados que no esperan una respuesta tan drástica se suma la paranoia por las filtraciones. Ha corrido la voz de que se han puesto en marcha todos los medios necesarios para encontrar al "filtrador" y el borrado masivo de correos y mensajes se ha puesto en marcha.
A ver si hay guionista que mejore esta trama.