¿Qué pasa con Clinton?
¿Qué pasa con Hillary? ¿Por qué no hay manera de que emocione a sus votantes?. La cuestión traspasa ya a su propio equipo de campaña. Hillary no gusta a los jóvenes, no gusta a las mujeres y, pese a ello, ya es la candidata virtual de los demócratas. Pero no termina de convencer. En las encuestas aparece como una política que no dice la verdad, que depende demasiado de los poderes fácticos y que no es independiente.
Foto: EFE
Esta semana, las primarias han sido en Kentucky y Oregón. El aspirante demócrata Bernie Sanders ganaba las primarias en Oregón y, por un quítame esos 400 votos, no conseguía Kentucky. El martes por la tarde, Bernie Sanders daba un mitin multitudinario en California en donde miles de asistentes -en su gran mayoría jóvenes- esperaban ansiosos para escuchar al hombre de 74 años que ha consolidado el movimiento Sanders, la protesta anti-establishment transformada en un verdadero revulsivo social en la izquierda estadounidense.
Bernie Sanders no puede matemáticamente ganar la nominación demócrata. Hace meses - desde febrero- que ya no tiene posibilidades. Hillary Clinton, su contrincante está a menos de cien delegados para conseguir el número necesario para la nominación en la convención de Filadelfia a finales del mes de julio. Pero muchas voces, incluidas el propio partido demócrata y la Casa Blanca, así como medios de comunicación como la CNN y el WP se preguntan de forma sistemática: ¿qué es lo que no convence de Hillary? Y ¿cómo es posible que Sanders no abandone la campaña?
Hay teorías para todos los gustos, pero la más extendida es que Sanders quiere ser nombrado vicepresidente en el ticket a la Casa Blanca, algo que la campaña de Clinton descarta totalmente (al menos, de momento). Y mientras el tiempo pasa, los seguidores de Sanders se extreman hacia la izquierda en un país en el que históricamente se ha huido de los extremos. Sin embargo, en estos momentos, en esta campaña electoral, precisamente, el pasado no sirve ni como experiencia.
El establishment demócrata le pide a Sanders que abandone la campaña y que reconduzca a sus votantes hacia la campaña de Hillary para ganar las elecciones de noviembre de 2016. Pero Sanders no cede, y mientras él no ceda, la aspirante no tiene más remedio que gastar dinero y fuerzas en sus primarias en vez de concentrarse en Donald Trump. El aspirante republicano ha iniciado una campaña en Twitter animando a Sanders a seguir, convencido de que así divide el voto demócrata y de que muchos de los votantes del senador de Vermont serán votantes suyos en noviembre, tal y como predicen algunas encuestas.
Al tiempo que ya ha iniciado la campaña de descrédito contra Hillary Clinton en todas sus redes sociales, Donald Trump ha ganado en Oregón y sigue su camino para obtener los delegados que le faltan antes de la Convención de Cleveland de éste verano.
Algo pasa con Hillary
¿Qué pasa con Hillary? ¿Por qué no hay manera de que emocione a sus votantes?. La cuestión traspasa ya a su propio equipo de campaña. Hillary no gusta a los jóvenes, no gusta a las mujeres y, pese a ello, ya es la candidata virtual de los demócratas. Pero no termina de convencer. En las encuestas aparece como una política que no dice la verdad, que depende demasiado de los poderes fácticos como Wall Street y que no es independiente. Lo último que se ha publicado es que en el año 2015, el matrimonio Clinton ganó solo en conferencias mas de 6,7 millones de dólares, de los que 1,7 millones corresponden a ella. La mayor factura la pagó la empresa Ebay, 315.000 dólares, por su conferencia el pasado 15 de marzo del 2015, mientras que la más barata fue la que dio al Banco Imperial de Comercio Canadiense, por la que cobró 150.000 dólares. En 2014, los Clinton recaudaron gracias a sus conferencias dieciocho millones de dólares, lo que significa que desde que Hillary está en campaña, dedica menos tiempo a ésta profesión. Sea como fuera, no es suficiente, porque Sanders se pregunta en alto - y en público- todos los días: ¿cómo es posible que esta mujer cobre ese dinero por las conferencias? ¿La están comprando? ¿Exactamente qué es lo que cuenta en esas conferencias para que le paguen tanto dinero? Y estas preguntas alientan a los seguidores de Sanders contra Clinton.
Y ahí está el problema, toda vez que la ex secretaria de Estado es básicamente la candidata demócrata, Bernie Sanders está creando millones de frustados, porque él no será el candidato, y previsiblemente tampoco el compañero de ticket. Esta preocupación sobre qué hacer con millones de votantes cabreados con el partido demócrata y con Clinton está ya en todos los medios de comunicación, porque podrían ser votos decisivos en noviembre.
Trump, imparable
Y mientras, a Trump parece no afectarle nada. No ha presentado su declaración de la renta (el primer presidente desde 1976) y da igual. El magnate asegura en todos los mítines que lo hará, y la gente le cree como si nada. El New York Times salía el fin de semana con un especial explicando cómo es un maltratador de mujeres, con testimonios incluidos de algunas de sus exnovias.
Entre ellas, la ex modelo Rowanne Brawer, que horas después salía en los programas de televisión diciendo que se habían malinterpretado sus palabras por parte del rotativo. Hasta el Washington Post, diario que ha creado un equipo de veinte periodistas de investigación para repasar todos los capítulos de la vida del billonario, reconocía el error del NYT. Total, que aquellos que parece que tienen algo importante que decir sobre la personalidad, la fortuna, la manera de expresarse y las grotescas declaraciones del candidato sobre inmigración o los musulmanes terminan con problemas, incluidos, por primera vez, los periodistas del NYT.