Europa: Norte y Sur

Europa: Norte y Sur

Mientras en el sur crece un movimiento de izquierda antiausteridad y proeuropeo en contra de la corrupción y de las deficiencias de las élites políticas y que se la tiene jurada a la doctrina económica que dicta Bruselas, en el norte el poder está en manos de la derecha, alimentada por fuertes sentimientos antinmigración y anti-Unión Europea.

People's Party (Partido Popular) supporters wait for the results during the Spanish general election outside the party's headquarters in Madrid, Spain, on Sunday, Dec. 20, 2015. Spaniards are voting in the tightest election since the country's r...Bloomberg via Getty Images

Han pasado 11 meses. Han pasado 11 meses entre las elecciones que le dieron a Syriza el poder en Grecia y las elecciones de diciembre en España que han acabado con el último de los regímenes bipartidistas de Europa.

En enero, la cuestión era si el auge de un partido de izquierdas y antiausteridad en Grecia, el país más afectado por la crisis del euro, generaría una especie de efecto dominó que desafiara la doctrina política y económica de Europa y el consenso de austeridad liderado por Alemania. Muchos temían (mientras otros esperaban) que Alexis Tsipras llevara a cabo una especie de rebelión contra la hegemonía de Berlín. Y muchos se preguntaban si los ataques, condenados al fracaso, por parte de Grecia contra la austeridad acabarían con la resistencia a la medicina del doctor Schäuble, el ministro alemán de Finanzas.

La política europea demostró ser mucho más complicada.

En Grecia, el Gobierno de Syriza libró una batalla solitaria y mal organizada -carente de claridad estratégica y de habilidad política- contra Berlín, Fráncfort y Bruselas. Perdió y se rindió. La izquierda ganó las elecciones en septiembre, pero con una retórica antiausteridad apenas audible y con la esperanza de que se le perdonara parte de la deuda a cambio de cumplir totalmente con las condiciones del nuevo acuerdo con sus acreedores.

"A medida que la montaña rusa de las negociaciones de Grecia parecía caer en picado, daba la sensación de que Syriza había detonado una especie de contrarrevolución".

En el resto de Europa, la crisis de los refugiados y los ataques terroristas han ensombrecido la crisis económica. En el norte -Finlandia, Dinamarca y Polonia- las elecciones han favorecido justo a lo opuesto de la izquierda radical griega: han crecido los partidos nacionalistas, euroescépticos, xenófobos y de derecha. El Frente Nacional ha ganado terreno en las elecciones regionales de Francia. A medida que la montaña rusa de las negociaciones de Grecia parecía caer en picado, daba la sensación de que Syriza había detonado una especie de contrarrevolución.

Una vez más, la política europea demostró ser mucho más complicada.

En Portugal, la coalición proausteridad de centro-derecha ganó las elecciones en octubre, pero no logró conseguir la mayoría parlamentaria. El partido pro-Syriza Bloco de Esquerda [Bloque de Izquierda] se las arregló para resistir la decepción y doblar el número de votos y llegó a conseguir un 10%. Portugal acabó con un Gobierno del Partido Socialista, respaldado por otros dos partidos de izquierda, que prometían acabar con la austeridad.

"Ahora la cuestión es si Europa va a poder resistir la oleada de disconformidad por parte de la derecha y del norte".

En España, parece que tenemos más de lo mismo. El Partido Popular ha ganado las elecciones, pero se ha quedado lejos de conseguir la mayoría parlamentaria. Dos nuevas formaciones políticas, el partido de izquierdas y antiausteridad (pero pro-Europa) Podemos y el partido liberal Ciudadanos, recibieron más del 30% de los votos. España se posiciona ligeramente más a la izquierda y, por primera vez desde la muerte de Franco, está a punto de tener un gobierno de coalición.

¿Qué conclusión deberíamos sacar del extraño ciclo electoral de 11 meses de este año? ¿Se trata de unas cuantas elecciones locales determinadas por condiciones locales o hay una tendencia común o un patrón en todas ellas? Creo que todas tienen algo en común: yo lo llamo "la erosión del sistema político europeo". Los recién llegados, tanto en el norte como en el sur, perturban el sistema de partidos establecido. Pero, mientras el sur de Europa da lugar a un movimiento de izquierda antiausteridad y proeuropeo que está en contra de la corrupción y de las deficiencias de las élites políticas y que se la tiene jurada a la doctrina económica que dicta Bruselas, en el norte el poder está en manos de la derecha, que se ve alimentada por fuertes sentimientos antinmigración y que desafía no solo a las políticas económicas de la Unión Europea, sino a la Unión en sí misma.

La política ha dado un giro: el pasado mes de enero, la cuestión era si las políticas de austeridad resistirían el desacuerdo por parte de la izquierda y del sur. Ahora, la cuestión es si Europa resistirá la oleada de disconformidad por parte de la derecha y del norte. Con estas nuevas reglas de juego, lo que se consideraba peligroso para el proyecto europeo en enero puede que ahora se considere un aliado en la lucha por la supervivencia del proyecto.

Este post fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Lara Eleno Romero

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