Ya no quiero ser banquero. ¿Cómo me reinvento?
El prestigio de los bancos se ha perdido casi del todo. Y no parece que sea un fenómeno coyuntural: las actuales generaciones y las futuras no volverán a sentir la misma confianza de antaño con el personal de la oficina bancaria. El trabajador de banco que quiera reciclarse debe dejar atrás muchos de los hábitos y conocimientos adquiridos en un banco.
En realidad en el título deberíamos poner Ya no quiero ser bancario, que es el término correcto para el personal que trabaja en un banco a sueldo. Los banqueros son los directivos, que sí suelen querer trabajar en el banco y cobrar sus enormes emolumentos.
Hace no muchos años, tener un empleo en banca era motivo de satisfacción profesional y envidia de los conocidos. Un empleo bien remunerado, con un horario razonable y con la seguridad de estar colocado de por vida. Además, trabajar en un banco confería una aura de respeto destacable.
Esta definición del empleo en una entidad financiera, fuera un banco privado o una caja de ahorros, choca con la cruda realidad actual.
¿Cuál es la realidad del empleado raso de banca?
La remuneración de los empleados de banca sigue siendo generosa en relación al mercado privado con una calificación similar. Sin embargo, los trabajadores que se han visto en medio del fuego cruzado de las nacionalizaciones y fusiones han visto como debían aceptar rebajas de complementos varios para seguir en nómina, además de la ausencia de muchos de los bonus de los buenos tiempos, que se les pagaban por cumplir con los objetivos de ventas.
El horario en banco es mucho peor de lo que la gente suele creer. Lo de trabajar de 8 a 15:00 h es un privilegio de veteranos que no pretenden ascender y poco más. Uno que ha trabajado en banca os asegura que por las tardes se trabaja en la mayoría de entidades, no de cara al público. Estas horas extras no se pagan y, aunque voluntarias, se han de cumplir si se quiere hacer una carrera en condiciones en banca. Actualmente, además, de no trabajar lo que haga falta, uno se arriesga a formar parte de los miles de despidos que se producen. Pensemos que desde el inicio de la crisis, han cerrado unas 12.000 oficinas y han dejado el empleo activo 63.500 personas (una mengua del 23,5% del total de empleados), cifra que no para de crecer.
En cuanto al prestigio, hoy en día, tras los numerosos escándalos -desde la colocación masiva de productos tóxicos como las participaciones preferentes o las obligaciones subordinadas, a los desahucios de familias honradas que no han podido hacer frente a las cuotas hipotecarias-, se ha perdido casi del todo. Y no parece que sea un fenómeno coyuntural: las actuales generaciones y las futuras no volverán a relacionarse con los mismos vínculos de confianza de antaño con el personal de la oficina bancaria.
¿Qué puede hacer un bancario para reencauzar su carrera profesional?
Básicamente, el consejo que se le da a cualquier trabajador de un sector menguante: reciclarse. La receta es sencilla, pero complicado es llevarla a la práctica.
Si se quiere aprovechar el conocimiento financiero adquirido, el mundo de las finanzas online, por una parte, y del asesoramiento profesional independiente por otra, son dos sectores que podrán asumir parte de la fuerza laboral que deja la banca. Sin embargo, este reciclaje supone dejar atrás muchos de los hábitos y conocimientos adquiridos en un banco: el nuevo cliente exige formación, atención, independencia y preocupación sincera de su asesor financiero. Vender a cualquier precio, en este escenario, es el camino más rápido al fracaso.