TTIP: más que comercio, desarrollo y movilidad
La libre circulación de trabajadores entre nuestras regiones permitirá una mejor adaptación de la oferta de trabajo a la demanda de empleo y, especialmente, otorgar una formación más completa y amplia a nuestros profesionales, de forma que estén mejor preparados para trabajar en este mundo global e interdependiente.
Estados Unidos y la Unión Europea han realizado grandes avances en el primer año de negociaciones de un acuerdo que está llamado a marcar las relaciones comerciales del mundo, así como a garantizar el crecimiento y la creación de empleo en ambas regiones a niveles sostenidos. Pero el Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP en sus siglas en inglés) va más allá de lo meramente económico o comercial y de la marabunta de cifras que siempre se enuncia para recabar apoyos, como el aumento del PIB alrededor de un 0,5% o la creación de más de dos millones de empleos en la UE, en torno a 143.000 en España.
Pero, ¿por qué trasciende el TTIP las relaciones comerciales? Por un lado, establecerá una serie de patrones que permitirán reforzar los lazos no sólo entre la UE y EEUU, sino también con sus principales socios, como América Latina, sirviendo de patrón para el resto del mundo. Por otro lado, crea la oportunidad de avanzar en nuestras relaciones bilaterales en otros ámbitos, como por ejemplo la libre circulación de trabajadores, que potenciaría las cifras sobre crecimiento y empleo que ya de por sí el TTIP valora.
Dentro de estas negociaciones, la UE y EEUU ya están trabajando en un paquete de movilidad que permita hacer realidad esta libre circulación y que logrará acompañar y mejorar las relaciones comerciales y de inversiones. La libre circulación de trabajadores entre nuestras regiones permitirá una mejor adaptación de la oferta de trabajo a la demanda de empleo y, especialmente, otorgar una formación más completa y amplia a nuestros profesionales, de forma que estén mejor preparados para trabajar en este mundo global e interdependiente. En definitiva, un enriquecimiento mutuo por el intercambio de conocimientos y métodos de trabajo.
Los elementos principales de este paquete de movilidad podrían resumirse en tres: el compromiso para permitir la entrada y estancia temporal de profesionales cualificados, la facilitación de procedimientos para la prestación temporal de servicios y, la más importante en la que se está trabajando arduamente dentro de la Unión mediante el conocido Plan Bolonia, el reconocimiento mutuo de titulaciones.
Estas cuestiones pasan por el establecimiento de elementos comunes para las condiciones de entrada y residencia, así como de requisitos compartidos en cuestiones de formación, lo que puede hacer mejorar la preparación de los profesionales europeos y americanos. Por ejemplo, exigiendo también un mayor dominio de idiomas. Me gustaría destacar la importancia de incluir en este paquete de movilidad un visado o pasaporte especial para emprendedores, ya que debemos tener en cuenta primero las sinergias creativas y de emprendimiento que existen en ambas regiones y, segundo, que las pequeñas y medianas empresas que forman estos emprendedores son el motor del crecimiento y creación de empleo de Estados Unidos y de la Unión Europea.
Profundizando un poco más en la primera cuestión, los emprendedores de ambos lados del Atlántico se enfrentan a similares problemas, pero existen formas distintas de enfrentarse a ello. Abriendo nuestras fronteras para que puedan conocer las diferentes culturas de emprendimiento y enriquecerse con oportunidades que ofrecen una u otra región, desde financiación hasta intercambio de conocimientos, conseguiríamos hacer un mercado más dinámico que ofreciera más y mejores servicios tanto a emprendedores como a los ciudadanos en general.
Este es sólo un buen ejemplo de cómo se pueden aprovechar las dinámicas políticas que se derivan de las negociaciones de un Acuerdo que ha de ser lo más amplio, flexible, creativo y ambicioso posible para tener visos de permanencia en el tiempo, pues es la única forma de maximizar los beneficios y oportunidades de la creación de esta gran área comercial Transatlántica. Para conseguirlo, es necesario mantener altos niveles de transparencia y comunicación para que la opinión pública esté constantemente informada y pueda participar. La Comisión Europea lo hace informando con periodicidad y detalle al Parlamento Europeo y al Consejo, permitiendo consultas públicas sobre cuestiones como el instrumento de resolución de disputas inversor-Estado, conocido como ISDS en sus siglas en inglés, o publicando documentos sobre los avances de las negociaciones.
Asimismo, el mandato negociador con el que cuenta la Comisión Europea permite observar ese grado de ambición, además del espíritu de mantener los principios de la Unión intactos y el alto grado de protección de sus ciudadanos. Esta situación desmiente las afirmaciones de la izquierda europea en sus intentos de minar unas negociaciones que representan el desarrollo económico y social de la Unión Europea.
Las elecciones de mitad de mandato y la toma de posesión de la nueva Comisión Europea debe suponer un nuevo impulso para dinamizar aún más las negociaciones entre ambos lados del Atlántico y aprovechar para fortalecer nuestras relaciones en todos los ámbitos en pos del crecimiento económico sostenido y la creación de empleo, es decir, desarrollo.