Hijos de YouTube
Sí, YouTube y los hijos de YouTube son la cosa más parecida al mundo televisivo que ha conseguido colarse en este espacio personal. Bueno, no sólo YouTube, hay otros que desde redes sociales: Facebook, y Twitter con o sin Periscope van convirtiéndose en plataformas de distribución de vídeo. Todos ellos tienen una misión: conquistar el mercado televisivo de la generación de adolescentes, también denominada hace ya tiempo los millenials.
Ayer, 23 de abril, YouTube cumplió 10 años.
Muchos adolescentes consideran que la TV es cosa de sus padres, les aburre, es previsible y repetitiva, innecesaria... Es decir, un rollo. No está en su entorno. De hecho, es que no lo está. Está en ese espacio ajeno, territorio enemigo, como es el salón de casa, ese lugar que se comparte con padres y resto de la familia. El suyo es el espacio del móvil, sobre todo. Ese espacio que es de su propiedad y que gestiona como un auténtico tesoro. Ese espacio que va con ellos, y cuya administración es su gran secreto. No todo el mundo entra, no todo el mundo tiene acceso a él. Este espacio es reservado a sus snapchats, a sus vine, y sólo de vez en cuando comparten en whattsapp algún mensaje imprescindible con sus familias. Lo harán, si es posible, integrando más emoticonos o que referencias escritas y quizás donde cuelguen gifs o un enlace a un vídeo gracioso de... ¿YouTube?.
Sí, YouTube y los hijos de YouTube son la cosa más parecida al mundo televisivo que ha conseguido colarse en este espacio personal. Bueno, no sólo YouTube, hay otros que desde redes sociales: Facebook, y Twitter con o sin Periscope van convirtiéndose en plataformas de distribución de vídeo. Todos ellos tienen una misión: conquistar el mercado televisivo de la generación de adolescentes, también denominada hace ya tiempo los millenials.
La semana pasada en MIPTV, el festival de TV que se da cita anualmente en Cannes, la alfombra roja estaba desplegada para recibir a la nueva legión de productoras: Maker, Machimina, Vice, Awesomeness... que despliegan sus contenidos a través de múltiples plataformas, no sólo YouTube, sino también Vimeo, Dailymotion, Twitch TV ... además de Facebook, Vine, Twitter, etc...
Presentaron sus estrellas, sus propuestas, y detallaban pistas sobre su nuevo código:
Producciones cortas. Los adolescentes tienen una capacidad de atención muy concentrada en el tiempo. No están para largos arcos dramáticos como los del cine y TV. LLegas y entregas.
El humor y la sorpresa como mejor arma. Triunfan las bromas, las sorpresas, lo extravagante, locuras, stunts..., lo digerible con facilidad.
Personalización máxima. Los protagonistas no son caracteres de ficción, tienen nombre propio, a los que conocer mejor, auténticos colegas con los que compartir secretos, trucos, risas y aventuras.
Autenticidad, frescura y espontaneidad. Nada reñido con la calidad de unas producciones cada vez más sofisticadas y mejor dotadas gracias al soporte de productoras con experiencia. Pero prohibido tocar la inmediatez, ese contacto directo con el usuario que saben imprescindible cómo única vía de acceso a ellos mismos. El truco es la cercanía.
Los hijos de Youtube tienen su propio código estético, tienen sus propias armas para conquistar estas nuevas audiencias accesibles desde sus nuevos espacios íntimos... y sólo temen una cosa, sólo temen un competidor: el narcisismo de los adolescentes. Su rival son los propios vídeos, fotos y mensajes de sus admiradores. Es ese único formato que a un adolescente le puede interesar más que un vídeo de Youtube.
Por cierto, desde aquí conquistarán el salón...