Primer Principio de la Termodinámica
"La energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma". Hagamos una prueba, sustituyendo la palabra energía por dinero. Lo que tenemos es el Primer Principio de la Economía (PPE).
Mi lado político rechaza la existencia de grandes verdades universales. Pero mi lado científico reconoce al menos dos, que son los dos principios de la termodinámica (PPT). El primero de ellos dice que la cantidad total de energía de un sistema aislado nunca varía. O lo que es lo mismo: "La energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma".
Hagamos una prueba, sustituyendo la palabra energía por dinero. Lo que tenemos es el Primer Principio de la Economía (PPE), el cual no es más que una pequeña representación de la Ecología, como el dinero lo es de la energía. El dinero real, claro, no el virtual, el cual se puede crear en cantidad infinita. Es una virtud de la virtualidad.
Lo que este galimatías retórico viene a decir es que, al menos a una cierta escala, siempre que alguien gana, alguien pierde, y viceversa. Pasa con las moléculas, las personas, las comunidades y los imperios. El PPE no es una verdad absoluta como el PPT, ni un axioma, pero sí una buena base sobre la que asentar nuestra percepción de la realidad social. Aplicado al particular contexto actual, y vuelvo a mi lado científico, nos permite clasificar a la humanidad en dos partes: la que netamente está pagando la crisis, y la que la está cobrando, neta y tranquilamente. Cobradoras y pagadoras. Personas, comunidades, imperios.
Sustituyamos ahora dinero por recursos, bienes, o lo que sea. Sigue funcionando. Evidentemente, hay cosas que sí se crean o destruyen, pero no hace falta ser un místico para ver que existe una especie de saldo nulo global por el que, cuando te hacen el finiquito vital, te sale que al final has dado más o menos lo mismo que has recibido. Esta norma, cediendo todas las excepciones que pueda tener, nos lleva a formular el Primer Principio de la Ética: "Todo bien tiene un precio".
Mucha gente no estará de acuerdo con esto, claro. Y es que no es fácil de ver, porque el momento del pago por el bien es a menudo impredecible e imperceptible. Puede ser inmediato o ir con mucho retraso, o por adelantado, o incluso puede que paguen tus descendientes. A veces hasta te invitan. Pero ten por seguro que alguien, en algún momento, paga. Siempre. Esto lo sabe, por ejemplo, tu compañía telefónica, que nunca dice gratis, sino por 0 euros.
Cuando consigues, no entender, sino realmente interiorizar y asumir que no hay nada gratis, cambia enormemente tu punto de vista sobre el mundo. Dejas de ver las cosas como buenas o malas; sólo ves si valen lo que cuestan. O sea, si valen la pena.
Hoy más que nunca es importante saber distinguir los bienes de los precios, la pena de la recompensa, y las pagadoras de las cobradoras. Para esto último, a veces ayudan, y además es entretenido detectarlas, las frases cobradoras, como "qué bien, ahora todo es más barato", "a mí la crisis no me afecta ni para bien ni para mal", "lo importante es crecer, ser competitivos y atraer la inversión", o "el sindicato al que represento va a sentarse a negociar con el Gobierno". Cobradoras. O quizá lelas. Quién sabe.
Quien conoce el Primer Principio de la Ética sabe que el altruismo no es más que egoísmo a largo plazo. Cuanto más des, más tendrás. Esto no es el consuelo del perdedor, ni es una teoría mía, ni mucho menos una opinión. Lo dicen los ancestrales sabios orientales; lo dicen casi todas las religiones actuales; lo dice la ciencia; lo dice la lógica. Y sobre todo, lo dice el Primer Principio de la Termodinámica.
Me ha faltado alguna frase pagadora. Aquí hay una buena: "Eso, eso, eso, acampada en el Congreso".