Único en el mundo
El teatro -la literatura dramática- en castellano pocas veces ha hecho justicia a los personajes LGTB. El marica siempre era el gracioso, el traidor, el malo... el marica o la bollo, el transexual o el bi siempre eran el extraño, el inadaptado, el mentiroso o el suicida. Pocas veces el amigo, el protagonista, el abogado, el periodista, el tendero, el policía...
En 2007 la Asociación Cultural Visible y la SGAE crearon algo único. Un premio para hacer visibles los personajes de lesbiana, gay, transexual y bisexual (LGTB) en el teatro en lengua española. La primera edición la ganó un texto sobre un estudiante adolescente que se obsesiona con su profesor; la segunda, Carmen Losa, con Levante, una obra sobre dos mujeres que se enamoran en los meses previos al estallido de la Guerra Civil; la tercera, La playa de los perros destrozados, de Nacho de Diego, trataba sobre un matrimonio en el que el marido -bisexual- contagia el VIH a su mujer... y así sucesivamente hasta llegar a esta octava edición en la que ha resultado ganador el texto La tarde muerta, de Alberto de Casso, que cuenta la historia de un padre que abusa de su hija, menor de edad; quizás una consecuencia de que a su vez él, en su infancia, fuera abusado por un sacerdote llamado Román. Sorprendente -y macabra- casualidad que el nombre del pederasta coincida con el del cura jefe de la banda que presuntamente se dedicaba a abusar de menores en Granada, y que también se llama Román. De hecho su nombre, por extensión, es el que se usa para denominar al clan: Los Romanones.
El teatro -la literatura dramática- en castellano pocas veces ha hecho justicia a los personajes LGTB. El marica siempre era el gracioso, el traidor, el malo... el marica o la bollo, el transexual o el bi siempre eran el extraño, el inadaptado, el mentiroso o el suicida. Pocas veces el amigo, el protagonista, el abogado, el periodista, el tendero, el policía... Pocas veces había un sesgo de normalidad en los personajes cuando se desvelaba su verdadera personalidad. Como ejemplo una obra de los 80 en la que el único personaje plano y sin matices era la lesbiana del grupo de mujeres, un grupo de amigas del colegio que se reúnen tras años de separación y del que la lesbiana, mala sin fisuras, es finalmente expulsada.
En 2007 un grupo de personas decidimos que era hora de poner fin a los estereotipos de este tipo de personajes teatrales y para ello nada mejor que crear un concurso que favoreciera la aparición de personajes LGTBdiversos en la dramaturgia en español. Así nació el Certamen Visible, que a partir de 2008 pasó a llamarse Certamen Internacional Leopoldo Alas Mínguez para textos teatrales LGTB (más conocido por el acrónimo LAM) en memoria del periodista, dramaturgo, poeta y novelista homónimo que murió ese mismo año y que a lo largo de su corta vida fue un referente de la cultura homosexual en España. Un hombre creativo, de fuerte y brillante personalidad que dejó una profunda huella en todas aquellas personas que tuvimos la suerte de conocerle.
El LAM, gracias al continuado apoyo de la SGAE, sigue celebrándose ocho años después. Cada nueva edición recibimos más de cien textos provenientes de España y de toda Latinoamérica, especialmente de Argentina, México y Cuba. El ganador recibe un premio en metálico, su texto es publicado por la SGAE y organizamos una lectura dramatizada del texto con director y actores profesionales. Una especie de presentación en sociedad, para favorecer su conocimiento y apoyar que los textos ganadores del LAM lleguen a los escenarios, ya que este es nuestro objetivo primordial, que las obras toquen al público. Como va a ocurrir con Héroe, de Antonio Hernández Centeno, texto ganador de una Mención de honor en la 2ª edición (2008) y que se estrenará en breve. Cuenta la historia de un terrorista que se enamora del hijo de su próxima víctima, un empresario que debe asesinar y al que sigue cada día para conocer sus itinerarios...
La rareza/originalidad de este certamen queda demostrada en que es único en su género en todo el mundo. ¿Cómo es esto posible? Pues porque cuando fue creado España estaba en un momento dulce, en un momento excepcional de su historia. Un tiempo en el que soñábamos con un país distinto. Un país moderno, abierto y a la vanguardia en avances sociales, en avances científicos y culturales, en literatura, cine, danza, teatro... Un país que algunos, pese a los numerosos síntomas en sentido contrario, aún creemos que es posible crear.