Sociedad Cangreja
Nos estamos convirtiendo en una Sociedad Cangreja porque cuando creíamos que habíamos avanzado viene un Gobierno y nos empuja a caminar hacia atrás, hacia un precipicio lleno de incertidumbres y preguntas. Es la crisis económica, pero no sólo, es sobre todo una crisis de valores.
El cangrejo es uno de los animales -no sé si muchos más- capaz de caminar hacia atrás. Nosotros, como sociedad, nos estamos convirtiendo también en una Sociedad Cangreja porque cuando creíamos que habíamos avanzado en muchas cosas viene un Gobierno y nos empuja a caminar hacia atrás, hacia un precipicio lleno de incertidumbres y preguntas. Es la crisis económica, pero no sólo, es sobre todo una crisis de valores. Desde hace meses el pesimismo se ha apoderado de mí porque no le veo solución a esto. Un Gobierno que gana en las urnas con una serie de promesas que incumple sistemáticamente y que provoca que salgan a diario miles de personas a la calle, personas a las que ha decidido ignorar como si se tratara de apestados: parados, médicos, profesores, funcionarios, estudiantes, desahuciados, preferentistas...
Es cierto que no todos estos problemas son su responsabilidad directa, pero sí es su obligación tratar de solucionarlos, ya que para eso fueron elegidos. Sin embargo escurren el bulto al mismo tiempo que dan palos a los que se atreven a salir a la calle a protestar, a aquellos que con sus voces reivindican que las cosas no pueden seguir así. No nos pueden cobrar cada vez más por todo y darnos menos prestaciones. Sobre todo ahora que sabemos lo de los sobresueldos del PP, lo de las comisiones... Esa leyenda urbana que decía que los políticos cobran comisiones por todo -no todos los políticos, pero sí muchos- se ha hecho desesperanzadoramente una realidad esta legislatura en la que la historia parece avanzar hacia atrás y vamos, entre otros retrocesos sociales, hacia la prohibición del derecho al aborto o al menos a la restricción de este derecho, entre otras muchas libertades que nos están queriendo arrebatar.
El matrimonio gay se libró por poco del recorte ya que con este nuevo Tribunal Constitucional del que forma parte el propepé Enrique López ("legalizar las uniones entre personas del mismo sexo sería como legalizar las uniones entre hombres y animales" afirmó en 2005) el veredicto quizás habría sido bien distinto. De lo que se deduce que en la Sociedad Cangreja todo es posible -por cierto que he descubierto que Fermín Bouza, a quién no conocía, la bautizó también recientemente así-. Muchos se asombraron de la virulencia de las manifestaciones anti gais en Francia. La memoria es frágil y sin bien es verdad que quizás la de aquí fueron un poco más civilizadas, también es cierto que hubo muchas y con lemas muy agresivos y que aquí se pronunció hasta el Tato en contra de este nuevo derecho que estaba a punto de llegar...
Reflexiono acerca de todo esto desde la soleada Vigo, la ciudad en la que me encuentro para presentar una exposición de sesenta y dos obras de la Colección Visible de arte LGTB. Ha sido la primera ciudad española que se ha interesado por exhibir la colección. La muestra la hemos titulado Visibilidad y activismo. Creo que otros Ayuntamientos -quizás en manos del PP o en las de cualquier otro partido seudo progre- creen que esta muestra es tóxica porque proporciona excesiva visibilidad. Creen, desde su escasa cultura democrática, que no puede ser bueno que los ciudadanos vean gais, lesbianas y transexuales realizados y felices... En realidad son obras que hablan de identidad LGTB, de homofobia, de género y de violencia, pero también de amor y de ideas... Por eso bendigo -desde el más estricto laicismo- a esta corporación socialista que se ha atrevido a hacer lo pocas veces visto, al menos en los últimos tiempos: apoyar la cultura gay. Luego nos sorprende que la gente sea tan agresiva contra los derechos de los otros. Pero si la única asignatura que hablaba de respetar a los diferentes fue la primera víctima del PP nada más llegar al Gobierno. De todo esto deduzco que gais y preferentistas somos al final sombras proyectadas sobre la misma pared, espectros que no cuentan para casi nadie... menos mal que para el Ayuntamiento de Vigo sí.