Si Cristiano dijera "soy gay"
Si el famoso futbolista Cristiano Ronaldo dijera "soy gay" el mundo entero se vendría abajo. Me gustaría que lo dijera, aunque no sea verdad. Que lo dijera de manera retórica, con el único fin de alertar contra la intolerancia, para desalentar a los homófobos.
Si el famoso futbolista Cristiano Ronaldo dijera "soy gay" el mundo entero se vendría abajo. Él o cualquier otro sacerdote relevante de esa nueva religión global llamada fútbol. Si él dijera "soy gay", metafóricamente hablando claro, muchas cosas serían diferentes. Es algo parecido a lo que ocurrió cuando Magic Johnson dijo que era seropositivo. Su confesión supuso un antes y un después en la mirada de la sociedad hacia esta enfermedad. Dejó de ser una maldición exclusiva de gays y marginados sociales en general y pasó a ser una enfermedad casi como otra cualquiera, susceptible de ser sufrida por cualquier persona, fuera cual fuera su condición.
Si el popular deportista Ronaldo dijera que es gay -él o cualquier otro de su nivel- el mundo sería un lugar más habitable para muchos gays, lesbianas y transexuales que sufren distintos tipos de violencia en Rusia, África o Asia, sobre todo. Si deportistas de la talla de Fernando Alonso, Pau Gasol o Rafa Nadal dijeran que son gays, la situación de muchos homosexuales en el mundo mejoraría. Porque todos ellos son el prototipo del hombre heterosexual, sano, triunfador y sobre todo normal..., y eso pese a saber, desde hace ya mucho tiempo, que la normalidad no existe. Que todos somos normales, seamos como seamos, y que la normalidad no es una categoría de la que se deba excluir a nadie, porque como dijo el dramaturgo romano Terencio "nada humano me es ajeno". Por eso, nada humano, ninguna conducta humana, es anormal salvo, claro está, aquella que atenta contra la libertad, la vida y la dignidad de las personas.
Si Cristiano Ronaldo dijera que es gay, o lo dijeran Messi, Neymar, Sergio Ramos, Casillas, Iniesta, Xavi Alonso... o cualquier otra estrella del mundo del fútbol, quizás los aficionados dejarían de gritar insultos como "maricón", "bujarrón", "afeminado"..., tan habituales de escuchar en los campos de fútbol. Me gustaría que estos futbolistas lo dijeran aunque no fuera verdad. Que lo dijeran de manera retórica, con el único fin de alertar contra la intolerancia, para desalentar a los homófobos y para que dejaran de usar esos insultos que tanto les gusta pronunciar a muchos heterosexuales con el único fin de creerse ellos más fuertes y, sobre todo, para sentirse ellos normales, a diferencia de los otros, los raros, los anormales, los que no son heterosexuales o no son perfectos hombres y mujeres.
Ojalá alguien que es una referencia -un referente de actitudes y opiniones- para adultos y niños, como Cristiano Ronaldo, se atreviera a decir "soy gay" sin que por ello sintiera que se está rasgando las vestiduras, sin avergonzarse, a sabiendas de que está ayudando a muchas personas que, en ese mismo momento, en muchos otros lugares del planeta, están siendo insultadas, marginadas, encarceladas e incluso masacradas sólo por el hecho de ser diferentes...