Orden en el picoteo o el origen de las jerarquías
La igualdad en sociedades compuestas por millones de personas es complicada de alcanzar. Por esta razón las jerarquías ayudan determinando lo que en etología llamamos orden de picoteo (pecking order), mediante el cual los individuos conocen cuáles son sus límites a la hora de repartir los recursos.
Debido a que los conflictos pueden ser peligrosos y llegar a desintegrar al grupo, los primates hemos desarrollado mecanismos para evitarlos. Si la competición excede ciertos límites, el grupo o sistema corren peligro de desaparecer. A la larga, los costes no pueden sobrepasar nunca a los beneficios o la estrategia se extinguirá.
Uno de los elementos que contienen la agresión es la organización social. Las jerarquías que formamos los primates pueden llegar a ser asfixiantes y a veces atentan contra el propio colectivo, pero en sus orígenes cumplían una función muy concreta. Su ventaja es que evitaban algunos conflictos que podían acabar con las ventajas de la vida colectiva. La igualdad en sociedades compuestas por millones de personas es complicada de alcanzar. Por esta razón las jerarquías ayudan determinando lo que en etología llamamos orden de picoteo (pecking order), mediante el cual los individuos conocen cuáles son sus límites a la hora de repartir los recursos. Surgieron para tener una idea aproximada de la parte del pastel que corresponde a cada uno en ámbitos como la alimentación o la reproducción. El concepto en origen se creó para explicar por qué unas gallinas comían más que otras, pero en los grupos de humanos también hay diferencias sociales a la hora de acceder a los recursos. Aunque más sofisticado, los humanos hemos extendido este sistema de prioridades a todos los ámbitos. Existe un pecking order en las familias, las empresas y cualquier otro tipo de organización donde haya recursos a repartir. Las jerarquías son uno de los métodos más empleados entre los mamíferos para alcanzar un orden social a pesar de que en ocasiones conlleven graves injusticias que pueden acabar con la vida colectiva si la cúpula es excesivamente autoritaria y egoísta.
Recuerda la última vez que llegó un recurso a tu casa o puesto de trabajo: una nueva mesa o silla, una plaza de garaje libre para el coche o un solomillo. Creo que sé de antemano cuál fue el resultado del "reparto". Los que están en la parte más baja de la jerarquía fueron los últimos candidatos de la lista para obtenerlo. De hecho existe un refrán español para resolver este tipo de conflictos de intereses: "Cuando seas padre, comerás huevos".
Un buen lugar para observar las jerarquías son las fiestas familiares o de empresa donde la comida no está repartida de antemano en platos individuales. Si se coloca en una sola mesa alargada, las personas de mayor estatus se ponen más cerca del jamón ibérico y las gambas. A los que ocupan posiciones inferiores, como los niños o los trabajadores, les toca la zona de los ganchitos y las patatas fritas. Afortunadamente, cada vez están más de moda los camareros que se pasean entre las personas. Por eso me gusta decir me gusta decir que los camareros y fiestas que se celebran de pie han traído la democracia a estos eventos.