Televisión y libros
Hay quienes piensan que los programas de libros únicamente interesan a los letraheridos. Se equivocan. Por eso nos enorgullece de una manera especial haber recibido este Premio Nacional de Fomento de la Lectura 2012.
Mario Vargas Llosa con óscar López en Página 2.
Hace tiempo leí una declaración de principios del escritor Antonio Skármeta que, con matices, rápidamente hice mía. Decía:
Pasaron los años, y en noviembre de 2007, se me presentó la oportunidad de hablar de libros en la 2 de TVE, donde pude aplicar ese mismo criterio, aunque en nuestro programa, Página 2, que acaba de ser galardonado con el Premio Nacional de Fomento de la Lectura 2012 que otorga el Ministerio de Cultura, los intelectuales también estarían invitados, si así lo deseaban.
Público y privado
La presencia del libro en la televisión/es de este país ha sido muy escasa aunque constante. Aquellos que ya tienen un pasado recordarán los trabajos de Joaquín Soler Serrano, Antonio Gala o Sánchez Dragó. Pero la realidad es que esa penosa máxima de que los libros y la televisión se repelen ha estado presente in saecula saeculorum en la mente de la mayoría de los programadores televisivos a la hora de confeccionar sus parrillas. "Hablar de libros viste, da prestigio, pero no le interesa a nadie y nos destroza el share", comentan en la intimidad. De ahí que los esfuerzos para colocar espacios de estas características no suelan llegar a buen puerto. Sólo las televisiones públicas les dedican una especial atención. Entre otras cosas, porque los espectadores interesados en el mundo del libro, que pagan religiosamente sus impuestos, merecen tener programas que les motiven. A este respecto, es necesario referirse al papel que juegan las televisiones privadas, que si bien están en su legítimo derecho de programar lo que les dé la gana, muestran un desinterés manifiesto en lo relacionado con el libro y la cultura en general, salvo contadas excepciones. Sorprende que grupos mediáticos tan potentes como Planeta o Prisa, que mucho le deben al negocio editorial, no cuenten con un programa literario en sus respectivas cadenas televisivas. Es más, por no tener, no tienen ni pequeños espacios dentro de otros programas de amplio espectro. Como decía anteriormente, ante este desolador panorama, sólo las cadenas públicas, de ámbito estatal o autonómico, se dignan a tener alguno. Digo uno, y digo correctamente, porque si bien se acepta la existencia a la vez de más de un programa de cine, música, deportes o debates, no ocurre lo mismo con los libros, y sólo cuando desaparece el vigente tiene cabida uno nuevo. Por cierto que, recientemente, y ante la devastadora crisis económica que nos tiene acongojados, los programas de libros de Jesús Vigorra en Canal Sur 2 o el de Antón Castro en TV Aragón, han desaparecido de sus respectivas cadenas a pesar de contar con un público fiel y entusiasta. Terrible tragedia.
El formato y el contenido
Por suerte Página 2 lleva cinco años en antena y sigue vivo. ¿Los motivos? Un apoyo incondicional por parte de los directivos responsables de la 2 de TVE, y quiero pensar que el hecho de haber sabido conectar con un público que ama los libros y la televisión. Nuestro programa siempre tuvo claro que el contenido era fundamental, pero que también lo era el formato. Y por eso quisimos explotar el componente de espectáculo que tiene este medio. Apostamos por un diseño rompedor, moderno y ágil, que nos permitiera captar el interés, no sólo de los lectores habituales, sino también de aquellos más esporádicos, a los que el programa les podría gustar. El grafismo, las músicas seleccionadas, las localizaciones, la realización, todo está cuidado al detalle, de manera artesanal, con la intención de sorprender al espectador. De esa manera hemos podido conseguir que muchos jóvenes se enganchen cada domingo a las 21 h a la 2 de TVE. Tampoco hay que olvidar la importancia de internet y de las redes sociales, porque ese servicio televisivo a la carta juega un papel fundamental en el conocimiento y expansión de los programas. Nuestra propia experiencia con los espectadores de fuera de España da fe de ello.
Sé que hay quienes piensan que los programas de libros únicamente interesan a los letraheridos. Se equivocan. Por eso nos enorgullece de una manera especial haber recibido este Premio Nacional de Fomento de la Lectura 2012. Porque ese era uno de nuestros principales objetivos cuando iniciamos esta aventura televisiva. Eso sí, desconozco qué pasará en un futuro inmediato con respecto a los programas de libros en televisión. Desde luego no estamos en el mejor momento. Pero lo que sí tengo claro es que la importancia de los medios audiovisuales en el fomento de la lectura es capital. Así que, señores programadores, den nuevas y mejores oportunidades a estos espacios. Si lo desean, ayúdennos a encontrar fórmulas más imaginativas y eficaces para desarrollarlos. Porque ya va siendo hora de dejar de pedir disculpas o de pedir por favor, que nos dejen hablar de libros en televisión.