"Si realmente estamos comprometidos con la protección de la infancia, debemos dotarles del tiempo y las garantías necesarias para que se pueda hacer justicia. No podemos permitir que el tiempo juegue a favor de los agresores".
Con todo eso y mucho más se encierran para entender por qué Kamala ha perdido las elecciones contra el candidato más deleznable de los últimos diez mil años de democracia estadounidense.
Son cada vez más clamorosas, graves y preocupantes las experiencias que muestran que frente a cada vez más relatos, y cada vez más acríticamente asumidos, no hay "dato" ni evidencia empírica que pueda mover un solo voto.
"Con el simple hecho de haber atendido a las alertas y haber avisado a la ciudadanía a tiempo, hoy estaríamos ante de una situación mucho menos catastrófica, mucho menos dolorosa".
La brutalidad con que Trump ha ganado estas elecciones, los insultos acumulados contra sus adversarios o contradictores, su falta de respeto a la ley, sus amenazas de toda índole a personas e instituciones producen escalofríos.
Existe una desigual relación causa-efecto entre estos elementos y la derrota del centro izquierda en USA. Pero el éxito de Trump solo se explica si se ponderan juntos todos los ingredientes que han lastrado a los demócratas.
"Los demócratas tenemos la sagrada obligación de defender la victoria impulsada por una mayoría de ciudadanos y liderada por un sujeto que no cree en el valor de las sagradas reglas".
"Lo más inquietante en este momento es que Trump ya ha avanzado que no aceptará una derrota porque, de producirse y anunciarse, sería a su perturbado juicio señal de que se ha cometido un gigantesco fraude".
La situación no ha podido ser eficazmente prevenida ni debidamente controlada hasta el momento, de un modo satisfactorio o razonable, es decir, minimizando los daños a las personas y a los bienes privados y comunitarios.