Trump proyecta derechizar la educación

Trump proyecta derechizar la educación

"Quiere utilizar los poderes federales para meter en cintura a los centros de formación que hayan demostrado propensiones ideológicas demasiado liberales".

Donald Trump, junto a un niño que pretende imitarleGetty Images

Una de las consecuencias más indeseables del paso de Trump por la Casa Blanca entre 2017 y 2021 fue la derechización de la Corte Suprema, que, como se sabe, ejerce en EEUU funciones de tribunal constitucional y está formada por un presidente y ocho jueces asociados, designados por el presidente de los Estados Unidos con el “consejo y el consentimiento” del Senado. Los magistrados son vitalicios, lo que constituye una mayor garantía de no venalidad y de ecuanimidad.

La mayoría conservadora impuesta por Trump en dicha instancia ha revisado el derecho al aborto y diversas conquistas sociales que la sociedad americana ha ido logrando con los años. Una de las decisiones más polémicas de la Corte Suprema, adoptada en junio de 2023, fue la de acabar con la acción afirmativa basada en la raza en las admisiones universitarias. Se anulaba así el trato favorable que se brindaba a las minorías étnicas —negros y latinos sobre todo—, que lograban de este modo derribar ciertas barreras en el camino todavía inexplorado en gran parte de la igualdad racial. El presidente de la Corte Suprema, John Roberts, fue ponente de la sentencia y afirmó que los programas de admisión de Harvard y la Universidad de Carolina del Norte (UNC), puestos en cuestión, violaban la Cláusula de Igual Protección porque no ofrecían objetivos “medibles” para justificar el uso de la raza; a su juicio, tales programas implicaban estereotipos raciales.

Pues bien: el Partido Republicano, no satisfecho con semejante proeza, ha anunciado por boca del propio expresidente y ahora candidato que tiene una “hoja de ruta” para eliminar lo que denomina “concienciación de las escuelas”, es decir, para utilizar los poderes federales para meter en cintura a los centros de formación que hayan demostrado propensiones ideológicas demasiado liberales. Por ejemplo, estarían en el punto de mira las escuelas que hayan apoyado los derechos de las personas transgénero y los programas de diversidad racial; todas ellas serían objeto de investigación sobre derechos civiles para ver si cumplen la Cláusula de Igual Protección. Otra táctica útil para neutralizar cualquier atisbo de progresismo en las universidades sería utilizar el sistema de acreditación universitaria, que establece los estándares de las escuelas, para reducir los objetivos de integración de la diversidad.

El partido republicano ha criticado reiteradamente el uso que hacen los demócratas de las agencias federales que pertenecen al que ellos llaman ‘Estado profundo’. Y ahora anuncia que si Trump ganase las elecciones cortaría por lo sano estas prácticas, llegando incluso a eliminar el departamento de Educación en el gobierno federal -la voracidad recuerda al argentino Milei- y, por supuesto, mediante estas medidas “de concienciación” que no requerirían la autorización de los estados o del Congreso.

El programa de Trump contiene otras medidas aún más radicales que no podrían sin embargo ser aplicadas sin la previa autorización otorgada por una ley: castigo a las escuelas que exijan vacunas a sus alumnos, creación de una universidad en línea “anticoncienciada” y “elección universal de la escuela” para facilitar las cosas a la enseñanza privada. Es de suponer que, si ganase las elecciones, intentaría que prosperaran tales reformas en el legislativo.

Infortunadamente, como ha denunciado el Wall Street Journal (Matt Barnum y Melissa Korn), las previsibles reformas de una hipotética administración republicana afectarían sobre todo muy negativamente a las personas transgénero. La administración Biden ha interpretado que el título 9 de la ley de 1972 —que prohíbe la discriminación por motivos de orientación sexual en las instituciones educativas— protege también a las personas trans, pero Trump ha criticado con saña esta “locura transgénero” y ha dado a entender que actuará para prohibir que “los hombres participen en deportes femeninos”. Ya en 2020, Trump amenazó con retirar la financiación federal a algunas escuelas de Conneticut porque se permitía a las niñas transgénero jugar en equipos deportivos femeninos; la sanción pudo ser evitada porque Biden ganó las elecciones. De cualquier modo, este es un asunto preferente para la todopoderosa Heritage Foundation, que marca muchas de las pautas reaccionarias de los republicanos.

La mayoría de estas cuestiones que acaban de relacionarse están también abiertas en muchos otros países occidentales, por lo que una victoria de Trump en noviembre sería un grave contratiempo global. Europa, asediada en propia casa por la extrema derecha en ascenso, debe esta precavida por si acaso.

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