Trump exacerba el movimiento 4B
Corea tiene una de las mayores brechas salariales de género del mundo, y los asesinatos brutales de mujeres abren a diario los informativos.
En Corea del Sur, probablemente el país más occidentalizado de Asia, está en auge el movimiento 4B, una campaña feminista radical que surgió a finales de la década de 2010, basada en cuatro conceptos (las cuatro “b”): bi-hon (no al matrimonio), bi-yeonae (no a las citas), bi-chulsan (no a los partos) y bi-sex (no al sexo). El movimiento -explica el periódico norteamericano “Politico”- se formó como respuesta a la creciente desigualdad de género y la violencia contra las mujeres: Corea tiene una de las mayores brechas salariales de género del mundo, y los asesinatos brutales de mujeres -frecuentemente a manos de los hombres con los que salen- abren a diario los informativos. En medio de esta agitación política y de tanto derramamiento de sangre, la única forma de que las mujeres estén seguras y de que la sociedad tome conciencia del problema sería renunciando por completo a los hombres hasta que algo sustantivo cambie.
La cuestión feminista desempeñó un papel relevante en las últimas elecciones presidenciales en Corea del Sur, en 2022: Yoon Suk Yeol, candidato conservador, ganó por el procedimiento de seducir a los varones, que se sintieron abandonados después de una potente campaña del movimiento #MeToo que hundió la carrera de varios actores a partir de 2018. Yoon se preció de ser “antifeminista” y negó que existiera alguna “discriminación estructural basada en el género”. Y ello a pesar de que el país ocupa uno de los últimos lugares en el índice de igualdad de género del Foro Económico Mundial. Pese a todo esto, los hombres coreanos siguen creyendo que sufren mayor discriminación que las mujeres, a pesar de que el 50% de las mujeres de entre 19 y 29 años dicen haber sufrido discriminación sexual en el trabajo, en comparación con el 30% de sus pares masculinos. De 2021 a 2023, las victimas de agresión sexual femenina se incrementaron en el 15%.
El retorno de Trump ha constatado que este movimiento 4B está extendiéndose por los Estados Unidos. De un tiempo a esta parte se ha radicalizado el debate sobre el particular en las redes sociales. Ha sido notorio el incremento de la misoginia, expresada mediante mensajes del tioo “tu cuerpo, mi elección”. Muchas mujeres evitan usar a etiqueta 4B por temor a la represalia, pero el tono de sus intervenciones en X, en TikTok, etc., es igualmente expresivo.
El estudio pormenorizado de la demografía electoral de las últimas presidenciales USA no ha concluido todavía pero ya es notorio que la candidatura republicana utilizó la identidad masculina y las quejas de género como herramientas políticas exitosas, cortejando el voto de los varones y atribuyendo el éxito de Kamala Harris a su identidad. En definitiva, los hombres jóvenes han ayudado a Trump a llegar a la Casa Blanca, y esta evidencia angustia a las mujeres jóvenes americanas. Es una aceleración de la brecha de género, que se debe en buena medida a que cada vez más hombres jóvenes rechazan el feminismo. Una encuesta de NBC News ha detectado que el 57% de las mujeres respaldaron a Harris, por solo el 40% de los hombres. Los jóvenes masculinos derivan hacia la derecha reaccionaria, en tanto las jóvenes mujeres coquetean con la izquierda.
El movimiento 4B se ha vuelto, en fin, viral en USA, en toda la gradación desde el radicalismo más intransigente a posiciones más moderadas. En general, se constata que para las mujeres que se alistan en este movimiento, ni siquiera los hombres que afirman estar posicionados en el mismo espectro político pueden proporcionar un espacio seguro… “Con tantos hombres que se oponen al feminismo, e incluso un video que se hizo también viral sobre cómo los hombres pro-Trump podían ocultar sus creencias políticas a las mujeres con las que salen, ¿cómo saber si un compañero está diciendo la verdad?”.
En España, no parece que exista un sector consistente del feminismo que vaya en esta dirección radical. Pero lo cierto es que la existencia de una fuerte brecha de género y determinados hechos desconcertantes -el ‘caso Errejón’- mantienen viva la belicosidad del feminismo, de la opinión pública expresada por mujeres. Cuando se asiste a expresiones desgarradas de protesta como las descritas, quizá haya llegado el momento de reflexionar más a fondo sobre las relaciones entre los sexos en una sociedad sana y democrática.