Todos contra la extrema derecha

Todos contra la extrema derecha

Macron ha sido criticado por el riesgo que comporta su decisión pero, por otra parte, era evidente que Francia tenía que salir de su dilema democrático que arranca con la fundación del Frente Nacional.

Manfiestación contra la extrema derecha en París, este sábado.remon haazen

Los resultados de las elecciones europeas en Francia son reveladores de un deslizamiento de la Unión Europea hacia la extrema derecha, uno de cuyos representantes ha conseguido convertirse en el partido más votado. El grupo Ressemblement National (RN) de Le Pen, antiguo Front National, obtuvo el 31,37% de los votos y duplicó con creces al partido de Macron, Renaissance (14,60%). El Partido Socialista (PS-Place Publique), de nuevo con Hollande como figura significativa, obtuvo la tercera plaza con el 13,83%; la formación La France Insoumisse (LFI) del radical de izquierdas Mélenchon logró el 9,89%; la derecha clásica sucesora del gaullismo, agrupada en Les Républicains (LR), consiguó el 7,25%; los ecologistas (EELV) obtuvieron el 5,50%, y el partido de extrema derecha Rêconquete, de Éric Zemmour, llegó al 5,47%. Las demás fuerzas no consiguieron alcanzar el 5%, con lo que no obtuvieron representación según la ley electoral francesa (es absurdo que cada país mantenga sus propias normas electorales).

Tales resultados han provocado en un comprensible terremoto en Francia, y consiguientemente en toda la Unión. El hecho insólito de una victoria del neofascismo en unas elecciones directas reclamaba evidentemente una reacción contundente, y Macron disolvió las cámaras la misma noche del 9-J, para convocar elecciones legislativas anticipadas que tendrán lugar el 30 de junio y el 7 de julio (son, como se sabe, elecciones a dos vueltas). El joven Jordan Bardella, presidente de RN y cabeza de la lista europea, sería ahora un potente aspirante a alcanzar la jefatura del gobierno.

El hecho insólito de una victoria del neofascismo en unas elecciones directas reclamaba evidentemente una reacción contundente

Macron ha sido criticado por el riesgo que comporta su decisión pero, por otra parte, era evidente que Francia tenía que salir de su dilema democrático que arranca con la fundación del Frente Nacional, el partido que creó Jean Marie Le Pen y otros neofascistas en 1972 mientras el país se lamía las heridas provocadas por la derrota del general De Gaulle en la guerra colonial de Francia en Argelia.

Las primeras reacciones políticas tras la débacle son a la vez «una farsa y una tragedia», según el analista Harrison Stetler, de The Guardian. La farsa la protagonizó el líder de la derecha convencional, LR, Éric Ciotti, quien tras conocer su mediocre resultado organizó un aparatoso escándalo en su propio partido al proponer abiertamente un entendimiento con la extrema derecha. La cúpula dirigente de Los Republicanos destituyó a Ciotti de forma fulminante, si bien la justicia declaró poco después improcedente aquel cese realizado sin las debidas formalidades. El caos sigue sin resolverse.

En el citado binomio, la tragedia ha correspondido a la izquierda, que ha comprobado la escasa entidad de su consistencia cuando comparece fraccionada en varias opciones enfrentadas entre sí. Felizmente, enseguida ha surgido la iniciativa de crear una plataforma electoral, el Nuevo Frente Popular, lanzada por los Ecologistas, la Francia Insumisa de Mélenchon, el Partido Socialista y el Partido Comunista, además de otras minorías, que acudirá a las elecciones con candidaturas únicas en cada circunscripción y un programa de gobierno conjunto. Esta coalición de izquierdas salió a la calle este pasado sábado en signo de disgusto por el triunfo de la extrema derecha frente a los partidos convencionales.

En definitiva, tanto el centro derecha de Macron como toda la izquierda son partidarios de mantener el cordón sanitario para aislar a la formación de Le Pen, de tal modo que en la segunda vuelta electoral de las legislativas todos los partidos democráticos sumarán sus fuerzas contra el representante ultra. Se da por seguro, lógicamente, que RN será uno de los dos finalistas en la mayoría de las circunscripciones.

Tanto el centro derecha de Macron como toda la izquierda son partidarios de mantener el cordón sanitario para aislar a la formación de Le Pen

La duda estriba en cuál será la posición, a la larga, de la derecha convencional, representada por el díscolo Ciotti y por el partido Les Republicains (LR). Le Monde ha explicado que este político conservador, además de haber mantenido contactos con Le Pen y con Bardella, se ha reunido reiteradas veces con el oligarca Vincent Bolloré, un acaudalado empresario que desde 2010 ha orientado su actividad hacia la creación de un gran imperio mediático que incluye una cadena de radio, el canal de televisión de extrema derecha CNews, el mayor grupo editorial de Francia y una serie de semanarios con influencia. Todos estos medios han mantenido últimamente una intensa campaña en favor de la unión de las fuerzas de derecha.

Todo indica, en fin, que el peligro que constituye la extrema derecha en Francia no es tanto consecuencia de su relativo ascenso cuanto de los intentos de normalización del posfascismo que provienen de los sectores conservadores, exactamente igual que en España. Lo que los políticos de la derecha tradicional y los grandes empresarios franceses desean es que toda la derecha se agrupe “con naturalidad”, sin tomar en consideración los rasgos antidemocráticos de los ultras. Tal y como ha hecho el Partido Popular español con VOX, de momento en los escenarios regional y local.

Si se confirma este dislate, la democracia europea se deteriorará porque no puede estar sano un régimen que integra a quienes son y representan un oscuro inframundo totalitario, cuya destrucción en los años 40 del pasado siglo nos ha permitido construir un mundo en desarrollo, en paz y en libertad.