Un salto inolvidable y 60 años de Michael Jordan
Recordamos a Jordan por sus logros y no por los 8.245 tiros que falló en toda su carrera.
Esta semana, concretamente el 17 de febrero, Michael Jordan cumple 60 años y todavía sigue teniendo ese poder mágico para recordarlo con 24 años saltando por los aires casi un metro de altura para hacer un mate desde el tiro libre.
En cero coma noventa y dos segundos se convirtió en el hombre que volaba, en el Air flight man. Ese salto dio la vuelta al mundo y se convirtió en un icono desde entonces, que no ha parado de hacer caja con una marca que transmite liderazgo y pasión.
Es curioso que, según cuenta el cofundador de Nike, Phil Knight, en su libro Nunca te pares, en un principio Jordan quería fichar por Adidas. Era la marca de moda en el momento, la que más vendía en Estados Unidos. Las Jordan le parecían de payaso y en cierta manera tenía razón, pero su madre le animó a que se reuniera con ellos para conocerlos.
Hoy, treinta y seis años después de ese maravilloso salto que consiguió en el segundo intento (pocos se acuerdan de que el primer intento lo falló), este hombre sigue ligado al deporte aunque de una manera más testimonial. Los habanos y el buen güisqui también son otra de sus pasiones.
Las nuevas generaciones siguen vistiendo la marca Jordan y no deja de llamarme la atención que les guste llevar algo que sucedió en los ochenta y les pilla muy lejos. Pero si algo uno va aprendiendo con el paso del tiempo es que si no te paras, como dice Phil Knight en su libro, y haces algo con pasión, es muy probable que sigas gustando.
Tenía diez años y todavía recuerdo en la sala de vídeo del colegio con emoción cómo unos treinta niños saltábamos de emoción al ver a Michael Jordan saltar por los aires para deslumbrar hasta el mismísimo Dominique Wilkins, que también hizo un gran papel para intentar arrebatar a Jordan el ansiado trofeo.
Desde entonces recordamos a Jordan por sus logros y no por los 8.245 tiros que falló en toda su carrera. Uno se queda con lo bueno cuando se trata de un líder que dejó una huella imborrable en nuestras mentes. Incluso en el funeral de Kobe Bryant mostró su lado más humano, un momento en el que no vio el momento para secarse unas lágrimas que dejó correr por sus mejillas como gesto de humanidad, recordando a su compañero.
Le seguiremos recordando por ese gran salto y por otras proezas como la famosa canasta, suspendido en el aire, en el último segundo contra Indiana Pacers en una final de los Playoffs de infarto.
A seguir fumando habanos y cumpliendo años, ya sólo te quedan cinco años para la jubilación, aunque pensándolo bien un grande nunca se retira.