No es Ideología, se llama Humanidad

No es Ideología, se llama Humanidad

"¿De verdad, es tan difícil que un país de 48 millones de habitantes pueda atender a 2.000 menores? ¿De verdad que como país no somos capaces de cuidarlos e integrarlos?"

Embarcaciones como las que se dirigen a las Islas Canarias en Mbour, Senegal.Manuel Medir/Getty Images

Este mes de agosto conmemoramos los 30 años de la llegada de la primera patera a Canarias desde el continente africano. Fue un 28 de agosto de 1994 y llegó a Fuerteventura. Muchos años han pasado desde ese día, pero el drama humanitario sigue siendo el mismo para distintas personas. Mientras tanto, nuestra sociedad asiste con gran preocupación a un cambio de mirada de la inmigración para utilizarla como arma política e ideológica, y quitarle cualquier rasgo de dignidad y humanidad.

En el transcurso de estos años no recuerdo haber vivido ni escuchado los comentarios que se escuchan hoy en día sobre la inmigración a raíz del aumento de la llegada de pateras, el debate sobre la atención a personas que sufren y, lo que es más grave aún, sobre los menores que están llegando. Comentarios auspiciados y espoleados por algunos dirigentes políticos que hablan desde el rechazo al otro y la supremacía. No conozco a muchas personas en estos discursos. Algo no estamos haciendo bien como sociedad.

Esta crispación se ha visto agudizada por la llamada de auxilio de Canarias al resto de Comunidades Autónomas para que acojan a niños, niñas y adolescentes que están llegando a nuestras costas. Las instalaciones y recursos canarios están desbordados y no se les puede atender como cualquier menor requiere. Porque son niños, son niñas, son menores, y esto es lo que prima y debe primar, por mucho que algunos se empeñen en decir otra cosa. Son niños, niñas y adolescentes, y tenemos la obligación legal y moral de tratarlos como tal.

La atención y tutela del menor es competencia de las Comunidades Autónomas, pero actualmente Canarias sola no puede atender a 6.000 menores. Por eso se inició el trámite de reforma del Artículo 35 de la Ley de Extranjería, para recoger en ella que la acogida y la atención por parte de otras Comunidades Autónomas sea obligatoria cuando se sobrepase el 150% de la capacidad. Si no hay respuestas solidarias verdaderas ante situaciones extremas, es necesario actuar.

Sin embargo, los grupos parlamentarios de PP, VOX y Junts han rechazado recientemente cualquier modificación de la Ley, cuyo único objetivo era proteger a menores. Es indecente y vergonzoso su voto en contra, negando el cuidado a estos niños y niñas, con discursos que politizan una cuestión de ayuda humanitaria. ¿De verdad, es tan difícil que un país de 48 millones de habitantes pueda atender a 2.000 menores? ¿De verdad que como país no somos capaces de cuidarlos e integrarlos?

Como socialistas vamos a seguir insistiendo en la modificación de la ley porque la causa, sin duda, lo merece. Como sociedad debemos frenar cualquier discurso que no defienda la solidaridad y la acogida humanitaria, porque, en tal caso, no representan los valores sobre los que se asientan los derechos humanos: dignidad, igualdad y libertad. Porque no es una cuestión de ideología, es una cuestión de humanidad.

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Paloma Hernández es senadora del PSOE por Fuerteventura