’Madama Butterfly’ o la polémica camiseta de Hello Kitty

’Madama Butterfly’ o la polémica camiseta de Hello Kitty

Todavía puede verse en el Teatro Real de Madrid.

Saoia Hernández en 'Madama Butterfly'Javier del Real

Con la Madama Butterfly de Puccini dirigida escénicamente por Damiano Michieletto llegó el escándalo al Teatro Real. Y con el escándalo la polémica mediática. ¿Puede una Madama Butterfly vestir como una choni una camiseta de Hello Kitty y unos vaqueros con brilli brilli

Damiano Michieletto no solo piensa que sí, que puede. Y se lanza a ello. Pero no lo hace por darse el gustazo de ver a una choni haciendo de Madama Butterfly. Tiene un objetivo. Que se entienda qué está contando esta ópera mirada con los ojos de hoy en día.

Y ¿qué cuenta esta ópera? En la original, se cuenta que Pinkerton, un hombre heterosexual, blanco, aventurero, emprendedor y oficial del ejército americano llega a Japón en el siglo XIX. Allí, siguiendo las costumbres locales se compra una esposa ante notario porque el hombre no debe estar solo. Para ello elige una chica de quince años, Cio Cio San (el nombre se las trae porque en español suena a “chocho” san), que se ha hecho geisha, una dama de compañía japonesa para entretener a los hombres con canciones y atenciones, porque tanto ella como su familia son pobres de necesidad.

La geisha se entrega a Pinkerton en cuerpo y alma. Y piensa que el casamiento la convierte en americana. Tanto que decide abrazar los valores y la religión de su marido, por lo que es repudiada por su familia. Que ella entiende como el imperio de la ley. La existencia de una ley que impide al hombre echar a la mujer de casa porque sí como pasa en su país.

  Escena de 'Madama Butterfly'Javier del Real

Nada que ver con la que piensa su marido norteamericano. Él se ha casado en Japón y según la costumbre de ese país si abandona el domicilio familiar durante más de un mes, cosa que hará cuando parta de nuevo a otra misión, el matrimonio quedará disuelto.

Lo que ha hecho Damiano Michieleto es trasladar la historia al siglo XXI y a lo que se sabe que pasa en el sudeste asiático gracias a numerosos documentales y noticias. Donde hombres heterosexuales blancos y occidentales hacen turismo para acostarse con delgadas y chiquitas adolescentes asiáticas con pelo largo liso que les llega más allá de la cintura y, hasta más allá de la minifalda con la que se les ofrecen. Chicas que tienen como referente la película Pretty Woman y sueñan con que uno de los hombres blancos con los que se acuestan por dinero las sacará de la calle y las llevará a lo más alto del estatus social

Quizás por eso el Pinkerton de esta versión, al menos en el primer reparto, tenga aspecto y formas de comportamiento trumpistas, de un Trump de cincuenta años. Un hombre al que le gusta estar rodeado de chicas jóvenes y que se le sienten en las rodillas, en uno de esos sórdidos y portuarios barrios de prostitución asiáticos, donde elige a aquella chica que más le pone o enciende su deseo sexual porque él lo vale.

Y con esa traslación a nuestra época, toda la ensoñación y mistificación con la que se trata todo lo japonés, sus geishas, sus kimonos, sus casas de una sola planta diáfana y paredes de papel de arroz pintado y sus ceremonias desaparecen en un abrir y cerrar de ojos. Lo sórdido del asunto, lo de comprarse una adolescente para placer sexual, que en el original solo se subraya por los comentarios del cónsul norteamericano que hace cuando se firma el contrato de casamiento, se hace presente y patente en escena de una forma diáfana.

La historia, que siempre ha mostrado a Cio Cio San como esa mujer enamorada hasta las trancas, con una confianza infantil en el hombre blanco que se fue a por tabaco, es un decir, y no volvió adquiere otro punto de vista. La música de Puccini suena igual que siempre, de eso se encarga Luisotti, el director musical de esta producción, un experto en ópera italiana, pero escucharse se escucha de otra manera porque se ve de otra manera.

  Escena de 'Madama Butterfly'Javier del Real

¿De qué manera? Pues de una muy contemporánea. En la que se muestra el daño que hace el amor romántico, de acuerdo a lo que dicen los profesionales de distintas disciplinas universitarias que lo han estudiado y analizado. Amor en el que se ha educado y se sigue educando a toda la sociedad. Ahí están las plataformas y canales tradicionales y jóvenes novelistas ofreciendo toneladas de ficciones románticas como modelos de comportamiento que tanta gente joven está copiando.

Esta producción, también muestra cómo se comporta una sociedad machista. Donde la mujer es objeto de placer y fuente de cuidado para los hombres. Y, también, una sociedad capitalista, en la que todo se compra y se negocia en función del beneficio. Lo que no es una característica occidental. De ahí el personaje de Goro, el casamentero que negocia el contrato de matrimonio y cobra por ello. Que va ofreciendo su catálogo de chicas. O el de Yamadori, el viejo rico japonés que pretende a la Cio Cio San abandonada y a la que le lleva regalos envueltos en bolsas de color oro y plata para comprarla.

Además, este montaje ofrece una explicación plausible de por qué Cio Cio San, cede a las presiones de Pinkerton, cuando vuelve a aparecer en su vida tres años después. Su objetivo es evitar al hijo que tuvieron en común la situación de acoso que está viviendo en el colegio y en la calle. Y es lo que menos le puede esperar a un niño de aspecto asiático con ojos azules y un hermoso pelo rubio de rizos en un barrio chungo. Una historia que Michieletto inserta durante el famoso y estático final musical del segundo acto, que explica la desesperación y confianza con la que Madama Butterfly espera la llegada del que cree que sigue siendo su marido. En montajes más convencionales, lo que se ve es a Cio Cio San mirando al horizonte esperando a Pinkerton.

Por si esto fuera poco, este montaje, también muestra la falta de sororidad entre las mujeres. Pues a la rubia, delgada, y barbie mujer de Pinkerton, no le duele en prendas quedarse con el hijo de la anterior amante de su marido. Michieletto, según dice en el programa, está seguro de que es una mujer infértil y que posiblemente ve en este niño la sublimación a su necesidad impuesta de ser madre.

Si alguien piensa que no hay respiro. Lo hay. Están el cónsul norteamericano. Él único que ve lo que le están haciendo a una adolescente y al que le cuesta contarle la verdad a la protagonista. Enfrentarla a su dolor para que salga de él. El de la criada que le dice las verdades a Cio Cio San, pero a la vez la sigue en todo. Y hasta en Pinkerton. Hay un momento en que sale huyendo de la escena, diciendo que no puede ver la situación, que no puede más con ella, aunque nada va a hacer para cambiarla y menos para afrontarla. Solo se le ocurre huir después de ofrecer dinero.

  Escena de 'Madama Butterfly'Javier del Real

Todo esto se hace en una escenografía grandiosa, sí. Pero que desde luego no representa al idealizado sudeste asiático y menos a las pinturas japonesas del mundo flotante, las famosas ukiyo-e. Sino que representa el barrio cutre en el que sucede la escena. Un barrio asediado por grandes carteles de contactos, neones y McDonald's. De casas de plexiglás hechas bajo un puente, garitos de mala muerte, y calles llenas de baches y charcos, que quedan muy lejos de los paraísos asiáticos que se ofrecen en los catálogos de vacaciones para turistas occidentales.

La consecuencia musical de lo que se ha contado es que la música, tanto la de la orquesta como la de los cantantes, se oye en las butacas a muchos decibelios. Al estilo de los musicales de la Gran Vía. Una elección posible y acorde con la estridencia del montaje y del mundo actual.

Espacio Eco
Un proyecto de Espacio Eco

La consecuencia es que esta producción no está funcionando en taquilla como otros años por estas fechas, cuando el Teatro Real siempre programa un blockbuster operístico. No va mal de venta de entradas, pero todavía quedan incluso de las que tienen buena visibilidad. Lo que es una buena oportunidad, si se tiene menos de 35 años para aprovechar la venta último minuto online  e ir por 35 o menos euros, y si eres mayor hasta descuentos del 45%, a ver cómo un clásico como Puccini le canta las cuarenta al mundo contemporáneo.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Como el dramaturgo Anton Chejov, me dedico al teatro y a la medicina. Al teatro porque hago crítica teatral para El HuffPost, la Revista Actores&Actrices, The Theater Times, de ópera, danza y música escénica para Sulponticello, Frontera D y en mi página de FB: El teatro, la crítica y el espectador. Además, hago entrevistas a mujeres del teatro para la revista Woman's Soul y participo en los ranking teatrales de la revista Godot y de Tragycom. Como médico me dedico a la Medicina del Trabajo y a la Prevención de Riesgos Laborales. Aunque como curioso, todo me interesa.