Lo que ocurre en Berlín no se queda en Berlín
Aunque la extrema derecha esté relativamente lejos de adquirir poder en el gobierno alemán, si se confirman estos presagios AfD habrá duplicado los apoyos obtenidos en 2021. Y este salto cualitativo muy relevante tendrá eco en toda la Unión Europea.

La frase ‘Lo que ocurre en Berlín no se queda en Berlín’ es de Nette Nöstlinger, periodista del diario norteamericano POLITICO, y rúbrica un análisis que pone los pelos de punta. El próximo domingo, como es sabido, hay elecciones generales anticipadas en Alemania, y si realmente Alternativa para Alemania (AfD) consigue la segunda plaza en las preferencias delos alemanes, podría decirse que algunas fibras muy profundas se habrán roto en la esencia ideológica del país más grande, poblado y rico de Europa Occidental.
Aunque parece asegurada la victoria de los social cristianos de la CDU y la CSU, que alcanzarían en torno al 30%, todos los sondeos aseguran que AfD, el partido de la extrema derecha, ocupará el segundo lugar en el ranking, con un 22 % de los sufragios, arrebatando la segunda plaza al otro gran partido de Estado, el socialdemócrata SPD, que quedaría en tercer lugar con aproximadamente el 17 % de los votos. Los verdes obtendrán alrededor del 13% y a continuación se ubicarán los liberales del FPS y los izquierdistas-populistas de la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), en su intento de alcanzar el 5% delos votos que les permita ingresar en el Bundestag.
Friedrich Merz, líder de los conservadores, se hará pues con la cancillería, pero según los resultados que se obtengan, la mayoría podrá ser fruto de diversas sumas. Si es matemáticamente posible una “gran coalición” CDU/CDU-SPD, es probable que se produzca. En otro caso, habrá que ir a una coalición tripartita.
De cualquier modo, aunque la extrema derecha esté relativamente lejos de adquirir poder en el gobierno alemán, si se confirman estos presagios AfD habrá duplicado los apoyos obtenidos en 2021. Y este salto cualitativo muy relevante tendrá eco en toda la Unión Europea, lo que explica el mal presagio de que lo que ocurra en Berlín sacudirá a los 27.
El buen resultado de AfD incluirá además ingredientes que lo agravarán. En primer lugar, el simple análisis de la trayectoria del partido de Alice Weidel es inquietante. Recientemente, en un patético salto en el vacío, el candidato Merz intentó sacar adelante en el parlamento nuevas leyes de endurecimiento de la inmigración contando con el apoyo de AfD… El intento fue fallido porque los propios correligionarios de Merz se desmarcaron de aquella ruptura del «brandmauer» —el cortafuegos—, el pacto democrático que obliga a todos los partidos a establecer un cordón sanitario en torno a las formaciones ultras, neonazis. Y según un cálculo estadístico solvente, la indecente maniobra de Merz va a tener efectos electorales imprevistos: en lugar de mermar el respaldo de AfD ante la evidencia de que los conservadores también rechazan la inmigración, el disparate ha restado un 2,9 % de los votos a la derecha democrática, porcentaje que se ha sumado al apoyo electoral de AfD.