La palabra de seguridad de Pedro Sánchez
Especialmente en periodo electoral, se juega a no estar de acuerdo con lo que propone el socio. Se juega a sí estar de acuerdo con lo que propone la oposición.
¿Cuál es la palabra de seguridad de Pedro Sánchez? En ocasiones los amantes se enredan en juegos eróticos pintorescos. Pueden vivirlos como algo excitante. Pueden aportar un suplemento de pasión en momentos de estancamiento. A veces estas diversiones implican interpretar personajes sacados de las fantasías que habitan los fondos de los cajones. Es el sexo terreno lleno de paradojas y contrasentidos, por lo que no pocas veces un elemento central de esos juegos es la imposición y el forcejeo. Se juega a que no quieres lo que quieres. Se juega a que quieres lo que no quieres. Y por eso es fundamental contar con una palabra de seguridad que corte inmediatamente la fantasía e indique que ya no se está diciendo “no” de forma ficticia, sino de forma completamente real.
No, por favor, supuestos lectores, no sean tan literales en su interpretación del párrafo anterior. Obviamente, me estoy refiriendo al acuerdo de gobierno entre el Partido Socialista Obrero Español y la coalic… no, el parti…, no, la agrupac… bueno, la cosa que sea Sumar. A estas alturas cualquier pacto entre partidos incluye una cláusula en donde se especifica claramente cuál será la palabra de seguridad que los firmantes podrán usar para cortar de raíz los juegos en los que uno de los dos miembros finge maltratar al otro. Especialmente en periodo electoral, se juega a no estar de acuerdo con lo que propone el socio. Se juega a sí estar de acuerdo con lo que propone la oposición. Unos y otros juegan a estar enfadados, hasta que el juego llega demasiado lejos y hay que decir la palabra de seguridad.
¿Cuál será? ¿“Rojo”? Demasiado obvio. ¿“Fascista”? Demasiados falsos positivos. Hace unas semanas pareció que “carta” y “dimisión”, usadas en la misma frase, eran las palabras de seguridad, pero al final resultó ser una falsa alarma, ya que el juego siguió para disfrute de todas las partes. Asisto a cada comparecencia del presidente en un sinvivir. Los periodistas buscan titulares y yo busco palabras clave. ¿Y si de pronto dice “austrohúngaro”, dado el tono berlanguiano que ha sabido imprimir a esta legislatura? ¿“Hormiguero”? ¿“Rodalies”? ¿“Pegasus”? ¿Y si las palabras de seguridad que han acordado Sánchez y Díaz para que paren ya estos juegos de bondage son “Felipe González”? ¿Y si Pedro tiene una palabra de seguridad para Yolanda, pero otra para Carles, y las está mezclando sin darse cuenta?
Esta semana vimos como para una vez, una, que el gobierno socialista presentaba una medida de clara raíz feminista, ésta terminaba malográndose por los intereses estratégicos de coaligados, apoyos y oposición. Igualmente, pocos días después, la reforma de la Ley del Suelo volvió al rincón de pensar en una jugada que pareció obedecer más a rituales sadomasoquistas entre resentidos amantes que a la bienintencionada dialéctica democrática. La campaña electoral europea no parece el momento óptimo para decir “se acabó”, pero la misma noche del 9J podría ser el momento adecuado para recordar a los socios que cuatro años en blanco entre actos solemnes es la definición de una olimpiada, pero no de una legislatura. Quizá las palabras de seguridad de Pedro Sánchez sean “elecciones generales”.